Para comprar las siete docenas de huevos que están establecidas en la canasta básica el año pasado los hogares necesitaron 502.32 córdobas, lo que equivalió a que cada unidad de este comestible se situara en seis córdobas y a 71.76 córdobas por docena.
Lo anterior refleja un aumento sustancial, tomando en cuenta que en el 2021 la docena de huevos se cotizó en 65.78 córdobas. Es decir que de un año a otro hubo un aumento en el gasto de 41.86 córdobas. El año anterior se necesitaban 460.46 córdobas, según cifras del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).
Esta misma tendencia al alza experimentó la compra de pollo, que es uno de los alimentos con mayor presencia en la mesa de los nicaragüenses.
¿Por qué el alza de precios?
Donald Tuckler, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Avicultores (Anapa), planteó a LA PRENSA su versión sobre las alzas en los precios de los huevos y la carne de pollo, que ha venido afectando el bolsillo de las familias.

Entre enero y diciembre de 2022, la docena de huevos se encareció 5.47 córdobas y la libra de carne de aves 6.23 córdobas. Una tendencia que se mantiene desde hace un par de años, según los datos de precios de los productos de la canasta básica que registra el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).
Tuckler explicó que las autoridades del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific) llegaron a la conclusión que las alzas en los productos avícolas obedecen a efecto de exceso de demanda, al ser alimentos sustitutos de productos que han tenido mayores alzas de precios, es el caso del queso y los frijoles.
“El año pasado junto con las autoridades de comercio que son las del Mific, se analizó el comportamiento del precio de los alimentos. Se encontró en el análisis que dentro de la canasta básica de alimentos había un encarecimiento importante en otros alimentos básicos como el frijol, que tenía un encarecimiento de alrededor de 20 a 30 por ciento y del queso que tenía un encarecimiento de 40 por ciento en forma súbita”, indicó.
Y agregó que esto “hizo que la gente buscara y encontró alimentos que nutricionalmente suplieran lo que es seguridad alimentaria, como el pollo y el huevo, y que les ayudara su economía, es decir hubo un traslado de demanda”.
Esta situación la provocó el mercado, explicó, “recordemos que cuando el consumidor decide buscar alternativas de compra, el primero que se entera es el comerciante detallista, que está en el mercado, la pulpería, el supermercado, entonces a partir de ahí comienza la cadena que se le llama formación de precios”.

Asimismo dijo que otro aspecto fundamental es responder acerca de cuál es entonces el precio justo, a lo que respondió que “corresponde guardar un equilibrio entre dos condiciones: que el consumidor tenga recursos o poder de compra, pero que además esté dispuesto a comprar, y en segundo lugar que el productor o el comerciante estén dispuestos a ofrecer el producto y además producirlo”.
En Nicaragua el alza generalizada de precios provocó al cierre del 2022 la inflación más alta del istmo centroamericano: 11.59 por ciento, según datos oficiales.
Según el Plan Nacional de Producción y Consumo 2022-2023 del régimen de Daniel Ortega, la proyección es crecer 2 por ciento, con 322.2 millones de libras de carne y un consumo aparente de 353.8 millones de libras. Para 2022 se esperaba producir 33.4 millones de cajillas de huevos (3 por ciento más respecto al 2021).