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Las competencias docentes del siglo XXI

El contexto sociopolítico nicaragüense durante el año 2018, la crisis sanitaria generada por la pandemia de la covid-19 a nivel global y las situaciones de emergencia relacionadas con situaciones medioambientales a nivel local como huracanes y terremotos. Sumado al nuevo paradigma social en que nos situamos como sociedades digitales del siglo XXI, que tienen su sustento en el desarrollo e impacto de las TIC en diferentes ámbitos de la vida humana, principalmente en ámbito de la educación; demandan de las instituciones educativas en todos los niveles, la creación de nuevos contextos de aprendizaje y el desarrollo de nuevos roles, funciones y competencias de los actores involucrados en el acto educativo, así como el uso de las TIC como herramientas de mediación pedagógica.

En este sentido, pensar en una educación mediada por las TIC, ya no responde a una moda, sino a una necesidad propia del tipo de sociedad en que nos situamos y a diversos factores sociales, económicos, políticos y socioambientales a los que nos enfrentamos como ciudadanos del siglo XXI. Con la llegada de las TIC, se han generado nuevas modalidades de educación soportadas por el uso de las TIC, como, por ejemplo, la modalidad e-learning, blended learning, m-learning, hibrida, presencialidad apoyada y asistida por TIC e.o. Por esta causa, las instituciones y docentes, ya no pueden seguir ignorando esta realidad y resistiéndose a los cambios que demandan los nuevos escenarios educativos.

En este artículo, sostengo que los nativos digitales tienen derecho de recibir una educación de calidad que se corresponda con el tipo de sociedad en la que vivimos. Por esta razón, es importante que los docentes que son migrantes digitales desarrollen mayores competencias docentes, entre las que se destacan las competencias tecnológicas, las cuales, les permitirán facilitar y acompañar procesos de enseñanza-aprendizaje en los nuevos contextos de aprendizaje del siglo XXI con mayor eficiencia y calidad. Para sustentar esta reflexión responderé a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los retos y oportunidades que representa el uso de las TIC en el ámbito de la educación del siglo XXI? ¿Por qué los docentes que son migrantes digitales deben asumir estos retos y desafíos? ¿Cuáles son las competencias con las que debe contar un docente del siglo XXI?

En principio, es necesario precisar qué se entiende por migrantes y nativos digitales. Según Belda et al. (2018) citando a Piscitelli (2006) expresa que la categoría de migrantes digitales se refiere a “una generación de profesores entre los 35 y 55 años que no crecieron con las TIC, sino que tuvieron que irse adaptando a medida que estas se desarrollaban” (p.162). En este sentido, se puede considerar que un amplio sector de los docentes en la actualidad sea migrantes digitales.  Por otro lado, según Belda et al. (2018) los nativos digitales se refieren a una generación de estudiantes “caracterizada por la integración y el uso de ordenadores, consolas, videojuegos, Internet, teléfonos móviles y tabletas, con multitud de aplicaciones en su vida diaria” (p.162). Esta generación situada en un nuevo paradigma social, tiene nuevos modos de aprender, por lo que, se hace necesario, que los docentes asuman nuevas formas de enseñar (nuevas didácticas), en este nuevo escenario.

Teniendo en cuenta lo anterior, se puede decir que, es necesario que los migrantes digitales, puedan superar ciertos mitos y miedos con respecto a la calidad de la educación mediada por el uso de las TIC. El contexto en sí mismo demanda la innovación y adaptación de los docentes frente a este nuevo escenario que llegó para quedarse. Tal y como señala Belda et al. (2018) es necesario que “estos deban manejar la intervención de estas nuevas tecnologías en sus contenidos educativos” (p.162). Esto puede contribuir a mejorar la calidad educativa y la motivación del estudiantado en su proceso de aprendizaje.  Lo anterior, debido a que las TIC aportan aplicaciones, herramientas, recursos y plataformas de aprendizaje para la gestión del proceso de enseñanza- aprendizaje. Es decir, ofrecen la posibilidad de crear otros espacios de aprendizaje diferentes a los tradicionales, con el fin de generar procesos de interacción, interactividad y comunicación, para construir conocimientos significativos de forma individual y colectiva.

Todas las herramientas y recursos mencionados son de vital importancia en los nuevos contextos de aprendizaje, ya que se adaptan a las nuevas necesidades de aprendizajes que requieren los estudiantes, cuyo principal interés ya no está en la necesidad de memorizar y acumular información. Con respecto a ello, Belda et al. (2018) expresa que los nativos digitales demandan poder desarrollar “la habilidad de búsqueda, selección, análisis, planificación e interpretación de los datos… Que sean capaces de pensar y desarrollar un juicio crítico, participando activamente en clases” (p.163). Lo anterior, revela la necesidad de que los docentes puedan abrirse a este nuevo paradigma, actualizando e innovando prácticas pedagógicas y metodologías de aprendizaje activo que puedan adaptarse a los nuevos escenarios educativos y a los estilos de aprendizaje de los sujetos aprendientes. Además, que estos integren las TIC como un eje transversal del proceso de enseñanza-aprendizaje, para promover el pensamiento crítico y la construcción de conocimientos significativos de forma individual y colectiva.

En la actualidad existen diversas perspectivas teóricas sobre los roles, funciones y competencias que debe desempeñar un docente en el ámbito de la educación mediada por las TIC. Algunos teóricos citados por Llorente (2007) como Ryan et al. (2000, p.110) destacan la función social, pedagógica, directiva, técnica del docente. Por su parte, Cabrero (2004) destaca la dimensión organizativa, social e intelectual y ve al docente como un facilitador, ayudante, participante, promotor, editor y experto Por otro lado, Adell (1999) también citado por Llorente (2007) señala que el docente debe ser un diseñador de currículo, proveedor de contenidos, tutor, evaluador y técnico. Por su parte, Gisbert (2002) señala que el docente debe ser un consultor de información, colaborador en grupo, trabajador solitario, facilitador del aprendizaje, desarrollador de cursos y materiales y supervisor académico. Cada perspectiva teórica aporta elementos que nos permiten tener una visión más integral de los roles, funciones y competencias que debe tener un docente del siglo XXI, que lejos de ser excluyentes, pueden ser vistas como perspectivas complementarias.

La educación del siglo XXI demanda a los docentes el desarrollo de mayores competencias en el ámbito pedagógico, en la experticia del área de conocimiento y en lo tecnológico. Desde mi perspectiva y considerando los elementos teóricos que aportan diferentes teóricos podría resumir que un docente del siglo XXI requiere de las siguientes competencias: pedagógicas, tecnológicas, didácticas, curriculares, comunicativas, intelectuales, organizativas y socioemocionales, para poder responder a los retos y desafíos de la educación actual. Ya que, sin esas competencias, no se podrá aportar a una educación de calidad, pertinente y relevante que se corresponda con el tipo de sociedades en las que vivimos. Además, es un derecho humano que las personas participen de una educación acorde al tipo de sociedad, habilidades y competencias que demandan las empresas, organizaciones, instituciones y sociedad en general. 

El autor es máster en Teología, Ingeniero de Sistemas y TIC (UCA), especialista en pedagogía de la virtualidad (Aprende Virtual) y maestrando en Educación en Línea (Unicit).

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