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Agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos devuelven a un grupo de migrantes a territorio mexicano, el 25 de julio de 2019.

“Me tocó reinventarme”: Más de 2,000 nicaragüenses fueron expulsados de EE. UU. en 2022

Hasta el 26 de septiembre del año fiscal 2022, Estados Unidos deportó a al menos 2.452 ciudadanos nicaragüenses, dijo a la Voz de América un portavoz del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).

Bosco Díaz salió hace dos años de su tierra natal, Camoapa, un municipio de Nicaragua a unos 100 kilómetros de la capital, rumbo a Estados Unidos con la esperanza de poder mejorar su situación económica, pero hubo algo que frustró sus sueños iniciales: fue deportado después de permanecer detenido por las autoridades fronterizas.

Díaz relata a la Voz de América que la decisión de salir del país la tomó en 2020, cuando trabajaba junto con su hermano vendiendo granos básicos en un pequeño camión de la familia, pero el encarecimiento del combustible y la carestía de la vida le hicieron replantearse el panorama.

“Veíamos cómo la situación estaba en esos días, estaba difícil, el combustible caro, los repuestos del camión caros. Entonces, sentíamos que era difícil darle mantenimiento, por lo que decidí mejor buscar mejoría económica en EE. UU.”, rememora.

Sin embargo el sueño americano, como llamaba a sus aspiraciones en Estados Unidos, cambió. Permaneció detenido 15 meses, luego fue trasladado a un juez de Migración y allí le negaron una parole (libertad bajo palabra).

Fue duro, pero consolador

Según él, en 2020 en el estado de Luisiana solo le daban parole a los que tenían familiares directos —como padre, abuelos, hermanos— que fueran ciudadanos estadounidenses o residentes.

“Yo no contaba con esos requisitos, solo tengo a parientes lejanos, primos, tíos. Cuando llegué fue al estado de Texas y después me trasladaron a Misisipi y después a Luisiana”, comentó.

La familia del joven gastó un poco más de 8,000 dólares en abogados para tratar de sacarlo del centro de detención donde se encontraba, pero no tuvieron éxito. “Cuando me dijeron que me iban a deportar, fue algo un poco duro, pero, en parte, como que ya para uno por lo menos es un poco de consuelo, porque no es fácil estar retenido allá bastante tiempo”, sopesa Bosco Díaz, migrante nicaragüense.

Este hombre de 30 años retornó nuevamente a Nicaragua, donde se integró y trabajó en una finca. Asegura que por ahora no tiene pensado volver a ir a Estados Unidos.

Bosco Díaz, de 30 años, es un nicaragüense que fue deportado de EE. UU. Actualmente se reintegró a trabajar en el campo en su ciudad Camoapa, a unos 100 kilómetros de Managua. [Foto: Cortesía]

“Me integré a trabajar aquí, en Nicaragua. Por el momento, no tengo pensado irme por la experiencia que viví allá. Me tocó reinventarme”, indica.

Cuando Bosco llegó a Estados Unidos estaba vigente la política migratoria del expresidente Donald Trump conocida como el programa Remain in Mexico —en castellano, Permanecer en México— la cual se dio a conocer en diciembre de 2018.

Este programa consistía en que las personas que entraran de forma irregular al país o que entraran sin la documentación adecuada y pidieran asilo serían enviadas a México para que esperaran la resolución de sus trámites migratorios en EE. UU.

En tanto los solicitantes de asilo debían esperar fuera de Estados Unidos hasta que concluyeran sus procedimientos migratorios.

Actualmente la Corte Suprema de EE. UU. anuló el programa migratorio, lo cual abre la puerta a que el Gobierno estadounidense decida ahora qué pasará con aquellos casos de asilo que ya están siendo procesados.

El presidente Joe Biden ha dicho que sería “irracional” devolver a los migrantes a países como Nicaragua o Cuba.

Más de 2,000 nicaragüenses fueron deportados de EE. UU. en 2022

La migración de nicaragüenses ha aumentado en Estados Unidos, según datos oficiales. De hecho, los migrantes salen en viajes de turismo a Guatemala, muchos siguen hacia EE. UU.

Entre octubre y noviembre de este año fueron detenidos en la frontera sur 20,983 nicaragüenses, número sin precedentes, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (CBP, por sus siglas en inglés).

Y las deportaciones también continúan en Estados Unidos. Hasta el 26 de septiembre del año fiscal 2022, Estados Unidos deportó a al menos 2,452 ciudadanos nicaragüenses, dijo a la Voz de América un portavoz del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).

El ICE explicó que toma las determinaciones de deportación caso por caso, “independientemente de la nacionalidad”.

“Antes de expulsar a alguien desde EE. UU., el ICE lleva a cabo una revisión exhaustiva de su caso para garantizar que se haya otorgado el debido proceso y que no sean elegibles para ninguna forma adicional de alivio en el momento de la expulsión”, comentó el vocero.

Los nicaragüenses, al igual que los inmigrantes de otros países, pueden ser deportados desde EE. UU. por razones que incluyen el ingreso ilegal —como ocurrió en el caso del joven Díaz—, pero también por otras razones como cometer delitos, desobedecer las leyes de Inmigración y representar una amenaza a la seguridad pública.

“Las operaciones realizadas por el ICE se enfocan en amenazas a la seguridad pública, como criminales, pandilleros, así como personas que de otro modo han violado las leyes de Inmigración de nuestra nación, incluidos aquellos que reingresaron ilegalmente al país después de haber sido expulsados, y fugitivos de Inmigración cuya deportación había sido ordenada por jueces federales”, explicó la agencia.

La división de Operaciones Aéreas del ICE, la IAO, se encarga de los vuelos de transferencia de personas deportadas al Caribe, Centro y Suramérica. Dichos vuelos de mudanza saldrán semanalmente.

Algunos buscan reintegrarse a sus vidas en sus países, tal y como ocurrió con Bosco Díaz, sin embargo, otros intentan una vez más llegar al “sueño americano”.

“La mayoría, por lo menos el 90 % de los que fueron deportados conmigo, se fueron de nuevo… la gran mayoría que ha vivido en Estados Unidos y por algún problema los habían detenido y deportado, y esas personas ya están acostumbradas a la vida, y buscan cómo irse”, concluye Díaz.

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