Mientras unos se angustian y otros celebran porque la izquierda avanza en Latinoamérica, la ideología no es lo único que ha dado un golpe de timón. En las últimas décadas, la región ha dejado atrás su arraigado catolicismo —heredado por los conquistadores— para dar paso al protestantismo, que avanza a diversos ritmos en cada nación. Las encuestas dan cifras aproximadas y reflejan que en Nicaragua el catolicismo ahora solo abarca a cerca de la mitad de la población, mientras sigue perdiendo terreno.
En el caso de Nicaragua la encuesta realizada por CID-Gallup entre septiembre y octubre de este año dice que el 41 por ciento de la población es católica y el 38 por ciento evangélica. En 2020 el estudio de opinión pública, Latinobarómetro estableció que el 44.9 por ciento de los nicaragüenses son católicos y el 39.8 por ciento protestantes.
“Durante muchos años Nicaragua y Costa Rica se mantuvieron como bastiones católicos. Pero ahora las últimas encuestas sugieren que en Nicaragua hay un crecimiento muy fuerte del protestantismo. Especialmente hacia las denominaciones evangélicas y aunque en Costa Rica es menor, también está ocurriendo. En Guatemala, El Salvador y Honduras el crecimiento evangélico ha sido muy notable en los últimos veinte años”, dijo a LA PRENSA José Miguel Cruz, director de Investigación en el Kimberly Green Latin American and Caribbean Center de la Florida International University (FIU).
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La Iglesia católica no apoya a sus feligreses
Según Cruz, esta migración es provocada por varias situaciones. Entre ellas el acercamiento que siempre ha tenido la Iglesia católica con los círculos de poder político. Pero también por su falta de habilidad para conectar con los problemas de la gente y ofrecerles esperanza.
En su análisis de la más reciente encuesta, Carlos Denton, director de la firma CID-Gallup, coincide en que la Iglesia católica no se conecta con sus feligreses. Y en contraste, en los barrios pobres las iglesias evangélicas suministran una red de apoyo a sus miembros. Muchos de ellos habitantes de áreas rurales que se han trasladado a las ciudades o migrantes de otros países que carecen de familia que les apoye. “La Iglesia evangélica sustituye en ese sentido a la familia que quedó atrás”, asegura Denton.
Otras de las razones que según Denton están provocando está migración al protestantismo son:
1. El pastor evangélico pasa en la calle visitando hogares, haciendo proselitismo, buscando feligreses. El sacerdote católico se queda en el templo esperando que llegue la gente.
2. La Iglesia católica se mete en la política y toma posición sobre temas no religiosos. Mientras que los pastores se dedican a hablar del Todopoderoso y las almas de las personas.
3. La Iglesia católica ha puesto toda una serie de reglas para poder recibir o participar en los sacramentos. Los padrinos de bautizo tienen que tomar un curso especial, igual los novios que se quieren casar. Mientras los evangélicos ofrecen los mismos sacramentos, pero sin cursos ni condiciones.
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La forma de ver la vida y el mundo influye en la elección
“En otras palabras, los evangélicos son más accesibles, suministran una red de apoyo y ven con buenos ojos la prosperidad. Los católicos son cada vez más reglamentistas y fomentan la resignación frente a la pobreza, porque habrá recompensa en el Cielo”, asegura Denton.
Para Denton, la mejor explicación sobre este fenómeno y sus implicaciones se encuentra en el libro: La ética del protestante y el espíritu del capitalismo, escrito hace un siglo por Max Weber. Y añade que en Europa los países o territorios donde hubo más prosperidad siempre fueron los que tenían una población evangélica y Weber los estudió.
“(Weber) encontró que los católicos son fatalistas, resignados y perciben al trabajo como un castigo por el pecado. Mientras que los evangélicos creen que laborar es una bendición. Porque mientras está trabajando el hombre o la mujer no tiene tiempo para pecar. Entonces tener empresa o buen empleo no es vía a la salvación, pero sí acompaña al proceso. Por sus frutos los reconocerás (frase de la Biblia) implica que el éxito financiero y en los negocios es señal de ser un seguidor y creyente en Jesús. Ser rico no es pecado”, explica Dentón.
Además, detalla entre otras diferencias que los evangélicos asisten a servicios religiosos disciplinadamente, cosa que no hace la mayoría de los católicos. Además, “la Iglesia evangélica ofrece grupos de apoyo, ve con malos ojos el consumo de alcohol y las pachangas libertinas, ni hablar de carnavales y fomenta la iniciativa propia. La salvación es individual, no colectiva”.
En algunos países los protestantes influyen en las esferas de poder
Producto de esta migración de los católicos hacia el protestantismo, ha variado el rol que tradicionalmente han jugado los representantes de la Iglesia católica en las altas esferas del poder político.
Según Cruz, eso ha quedado en evidencia en algunos países como Brasil y El Salvador donde los grupos protestantes han demostrado que tienen mayor influencia que los católicos sobre las decisiones de Jair Bolsonaro y Nayib Bukele. Incluso considera que en Estados Unidos el movimiento de apoyo a Donald Trump es basado en grupos evangélicos pentecostales.
Denton advierte que si la alta jerarquía católica presidida desde “Roma no cambia”, será muy difícil revertir la migración de los católicos al protestantismo.
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¿La Iglesia católica de Nicaragua se está adaptando?
Cruz considera que en los próximos años continuará la migración de católicos hacia el protestantismo e incluso hacia el grupo de los que no se suscriben a ninguna denominación religiosa, aunque mantengan sus creencias en lo divino. “Esto es parte de la tendencia de lo que ha venido sucediendo en algunos países. Y refleja frustración y desencanto, especialmente con la Iglesia católica”, señala.
Además, Cruz cree que es difícil que la Iglesia católica, como institución se reinvente por completo. Aunque no descarta que a futuro se promuevan procesos de reformas. Pero considera que los cambios deben surgir desde las Diócesis de cada país, para que sean capaces de responder a las preocupaciones de la gente. Cosa que en Nicaragua cree que está ocurriendo.
“Eso hasta cierto punto lo hemos visto en Nicaragua, donde las últimas encuestas muestran que la única institución que todavía recibe cierto nivel de confianza de parte de la población es la Iglesia católica. Incluso los evangélicos no generan tanta confianza en la población. Y si ves la dinámica de la Iglesia hay sectores dentro de la Iglesia católica más alineados con las demandas de democracia. Pero hay otros sectores alineados con el proyecto autoritario de Daniel Ortega, entonces hay que ver como se resuelve eso a lo interno de la Iglesia católica de Nicaragua”, dice Cruz.
Migración de católicos comenzó hace varias décadas
Aunque en los últimos años se ha abordado mucho el tema del gran avance del protestantismo sobre el catolicismo, este fenómeno empezó hace varias décadas. Según el estudio: La Religión en América Latina: cambio generalizado en una región históricamente católica, realizado por PewResearchCenter con datos de 2014, desde 1900 hasta la década de 1960, al menos el 90 por ciento de la población de América Latina era católica. Pero en 2014 solo el 69 por ciento de los adultos se mantenía en esa religión.
“La Iglesia católica ha sufrido pérdidas netas debido al cambio religioso de muchos latinoamericanos que se unieron a iglesias evangélicas protestantes o que rechazaron en general la religión organizada. Por ejemplo, aproximadamente uno de cada cuatro nicaragüenses ya no es católico”, detalla el estudio.
Según dicho estudio, Paraguay es el único país de la región en el que predomina la religión católica, ya que el 89 por ciento de la población así se declara, y solo el 7 por ciento es protestante. Nicaragua, El Salvador y Guatemala tienen 50 por ciento de católicos, y entre 36 y 40 por ciento de protestantes. Mientras que en Uruguay solo el 42 por ciento de la población es católica. Sin embargo, los protestantes son todavía menos, solo el 15 por ciento, ya que el 37 por ciento de la población dice no pertenecer a ninguna religión.
Denton advierte que “si la tendencia se mantiene, al concluir esta década serán los evangélicos los predominantes en Centroamérica, incluyendo a Panamá”.
