A Erasmo Ramírez no le afecta la situación del juego. Su equipo puede ir arriba o abajo. El partido puede estar decidido o en línea. Él solo entra y trata de dar lo mejor de sí. Eso fue lo que hizo este martes cuando entró en acción contra los Mets, quienes estaban por sellar una victoria 8-0 sobre los Nacionales, quienes fueron barridos en doble jornada en Nueva York.
Cuando Erasmo lanzó el octavo inning, la pizarra estaba precisamente 8-0. Los Mets, con un feroz ataque de 12 hits que incluyó jonrones seguidos abriendo el partido de Brandon Nimo, Francisco Lindor y Jeff McNeil, habían decidido el encuentro. Ramírez no se detuvo en eso y retiró a los tres bateadores que enfrentó para bajar su efectividad hasta 2.99.
El rivense solo utilizó siete lanzamientos en su trabajo, de los cuales cinco fueron strikes y se deshizo del novato de raíces nicas, Mark Vientos, en elevado al jardín central. McNeil le sacó una línea atrapada por el patrullero izquierdo y Tyler Naquin dio rola por el box. Ahí se acabó la presentación del nica, quien ha actuado en 59 juegos este año, su segunda mejor marca, solo detrás de los 64 en los cuales intervino en 2016, lanzando para Tampa Bay.
En esos 59 partidos, Ramírez acumula 4-2 y 2.99 en 84.1 innings, con 78 hits, 11 jonrones, 28 carreras limpias, 14 bases y 58 ponches. Termina con 1.4 de WAR, la estadística global que mide el aporte de un jugador a su equipo. Ese 1.4, solo es superado por el 1.8 que tuvo en 2015, cuando concluyó con 11-6 y 3.75 en 163.1 innings, el recorrido más largo.
Los Nacionales tienen juego este miércoles y debido al poco trabajo que tuvo ayer, no hay que descartar que Erasmo vuelva a entrar en acción, pero si su trabajo del martes fue el último, lo hizo con autoridad y eficiencia, justo como ha actuado en toda la temporada, en la que demostró que aún le queda gasolina en el tanque, a pesar de problemas en años anteriores.