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Locuin está en el exilio desde julio de 2021, huyendo de la Policía Orteguista. LA PRENSA/ CORTESÍA

Locuin: “Rosario Murillo está dejando empeñadas las vidas de tres generaciones siguientes”

El humorista analiza en entrevista con Revista DOMINGO el futuro de la familia Ortega Murillo y una nueva forma de lucha contra la dictadura: los spaces en Twitter

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Se le conoce mejor como Locuin, su nombre artístico, pero se llama Denis Castellón y tiene 42 años. Aunque es ingeniero civil, le apasiona hacer humor, algo que ya practicaba antes, pero en lo que comenzó a destacar tras las protestas de abril de 2018.

Su personaje más conocido es Chayoker, una parodia de Rosario Murillo, el cual, según la coyuntura, cambia de nombre: “GrinChayo”, “Chayobel”, “Chayovirus”, “Chamucanal”, “Chayocupido”. Y así.

Desde julio de 2021 se encuentra en el exilio, alertado de que estaba en la lista del régimen Ortega Murillo para ser capturado.

Ahora Locuin modera un space en Twitter, un lugar virtual donde convergen nicaragüenses, muchos de ellos exiliados, a conversar y debatir sobre la realidad de Nicaragua bajo la actual dictadura.

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En esta entrevista con la Revista DOMINGO, Locuin explica que esos spaces, no solo el de él, sino varios otros que existen, son el reemplazo de “las calles” que el régimen Ortega Murillo le ha arrebatado al pueblo y donde los nicaragüenses se están desahogando con seguridad.

Locuin también se refiere al futuro de la familia Ortega Murillo, a la cual mira afectada negativamente hasta al menos la tercera generación, debido a los crímenes contra los nicaragüenses que han cometido Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Lo he visto bastante inmerso en los spaces de Twitter.

Son una forma nueva de oxigenar las trincheras individuales. Se están convirtiendo como en una forma pública de exteriorizar un poco la inconformidad, reemplazar la falta de calles y a la vez continuar con una lucha para reforzar a lo que yo llamo la metapolítica o el activismo político a la sombra. Los spaces son una forma de surgir un poco para no asfixiarse en el silencio, en la censura a la que te somete la dictadura. Ahí el exiliado, el nicaragüense, de una forma privada, pueden comunicarse mediante las formas de alzar la voz.

¿Qué ha logrado observar en estos spaces?

Un montón de sensaciones y emociones. La gente se siente escuchada, hasta cierto punto atraída, identificada y también se siente con un poco más de seguridad o con menos inseguridad en cuanto a las formas de expresarse. Ahí se puede ocultar detrás de un perfil de seguridad, participar y hablar. Entonces se percibe una sensación de desahogo, la gente dice: ay, qué alegre, por fin apareció esto donde yo pueda hablar, gritar todo lo que he venido escribiendo en redes sociales, lo que yo dije en las marchas de 2018 aquí lo puedo repetir sin que me censuren, sin que me callen.

¿Cuáles son los temas que más se abordan? ¿Qué es lo que más está preocupando ahorita a los nicaragüenses?

La unidad. Planes estratégicos de acción. Medios para transitar de la dictadura a la democracia. La gente va más a la acción, a la unidad y hasta plantear formas, mecanismos, basados principalmente, a la gente le gusta mucho lo científico, lo moral y lo estratégico.

Se observa discusión fuerte en estos espacios, mucha recriminación. ¿Puede medirse a través de ellos cómo andan las posibilidades de unidad de la oposición nicaragüense?

Esos spaces van evolucionando al punto de que tenemos que estar dispuestos a los procesos que se van a ir viviendo. Hoy estamos como niños aprendiendo y nos estamos arañando. Estamos gateando. Muchos no lo entendemos, entramos por gravedad. Los que ya lo entendemos, posiblemente comprendemos que lo más importante es tolerarse, tenerse paciencia y aceptar de que vamos venciendo escalones y hoy estamos en la parte más difícil. Estamos en el nudo de la cuestión porque estamos aprendiendo, a la vez resolviendo cosas, a la vez exigiendo, a la vez imponiendo criterios. Hay caudillos, hay posición, hay liderazgo también, se puede notar. Hay aprendizaje porque la gente se está adaptando a una tecnología complicada y a la vez quiere imponer una posición y es muy difícil. Por ahí se van dando encontronazos, dificultades. De mi parte, como las entiendo, las acepto y me encanta porque debemos pasar por esa parte de dificultad en una herramienta nueva. No nos podemos adaptar tan fácilmente y que todo surja y que pase. A la vez, lo que vos decís se puede entender también que, a menor escala o en micro, se puede hacer una comparación relativa con la realidad nacional, de las dificultades y las diferencias que hay entre nosotros.

¿Le parece que esta es una herramienta más de lucha contra la dictadura?

Una más y la mejor.

¿Por qué la mejor?

Se fusionan una gran cantidad de elementos que no se pueden fusionar en ninguna otra. Podes alzar la voz como en una marcha, podes gritar. Te podés proteger desde un perfil de seguridad. Como vas a alzar la voz y vas a poder encontrarte con otras personas, podes debatir y te pueden responder. Ya te mencioné tres prácticas que no las tenés en ninguna otra. La fusión de estas tres te despierta otra: interés. Y hasta se te vuelve un poco de vicio. Voy con la quinta: la dictadura se está enfrentando ahí a la esencia de la masa crítica que está en Twitter. En Twitter de por sí ya es complejo querer implantar una idea en un párrafo y desde el momento en que esta gente tiene la opción de que, además de plantar una idea en un párrafo, ir a hablarlo, a explicarlo, a plantearlo, la dictadura se está enfrentando a un debate de masa crítica que no se da en ningún lado y eso crece, evoluciona y ayuda a destrabar los conflictos políticos que podemos tener ahorita.

¿No hay peligros en estos spaces?

Dado que la prioridad de dictadura no ha sido el intelecto, la doctrina de ellos se ha adaptado en la obediencia a los liderazgos, eso significa que le llevamos ventaja nosotros en el uso de la libertad y la democracia en estos spaces. Le tocaría durante cinco años entrenar de nuevo a su gente para dirigirlos a los spaces y para esa fecha nosotros ya habremos evolucionado a un siguiente nivel. Les llevamos ventaja. El reto para ellos es grande. Sí van a querer documentar, preparar, capacitar a gente para esto, pero tendrían que invertir tanto. Yo creo que si invierten tanto en preparar gente para que persiga a la gente que esté en los spaces, tendrían que restarle un poquito de inversión a las armas y al rotondeo, a la politiquería y a la repartidera de plástico y zinc. No sé si están dispuestos a eso.

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¿En qué situación ve a la lucha contra la dictadura?

No estamos ni a la mitad. Estamos cerca de la mitad, porque estamos en la parte de desenlace, nos estamos conociendo más. Todo aquello que se gritó en las marchas, toda aquella inconformidad, aquella explosión que se dio en las marchas, hoy la estamos documentando, puliendo, concretizando y estamos concluyendo hacia cuáles son las verdaderas formas de lucha, en qué debemos sustentar nuestras luchas y estamos escuchando a la gente silenciada, estamos escuchando voces nuevas que hasta cierto punto estaban descartadas y censuradas por la dictadura. En estos spaces, en la forma de lucha nacional, desde las organizaciones o desde título individual, estamos con la lluvia de ideas y dándole forma y cuerpo hacia dónde nos debemos dirigir. Por lo tanto, considero que estamos como a la mitad. Esto es a mediano plazo. El escuchar gente que te ilusiona, que este año debemos de salir de la dictadura, que el otro, es simplemente un sueño navideño en el que hay que despertar y hay que decirle a la gente la verdad, por muy dura que sea. Lo que hay que hacer es motivar y construir con sentido de responsabilidad fuerzas de voluntades que sean constantes, diario en esta lucha, y así vamos a ver un resultado pronto.

¿Quiere decir que no ve próxima una salida de la dictadura?

No. Seguir vendiendo soluciones tempranas es seguir ilusionando a la gente y engañándola y es volver a empezar de cero cada vez. Hay que volverlo un diseño científico, de una estrategia con garantías, sin prueba y error. Seguimos con el prueba y error, estamos al nivel de la dictadura con un adoctrinamiento de 43 años de prueba de error, que ha representado miles de muertos, miles de exiliados, más de cinco millones de personas bajo asedio, bajo persecución constante, con paranoias a diario y una economía totalmente destruida. Tres generaciones sin calidad de educación, sin competitividad y sin ningún tipo de esperanza.

“(Rosario Murillo) es muy inteligente en ese aspecto y sabe que está dejando empeñadas las vidas de sus parientes, de tres generaciones siguientes y si ella pudiera encontrar una forma de enmendar un poco el camino, que le dé garantías, ella lo haría, pero no encuentra por ningún lado alguien que le dé ese vasito de agua, de oxígeno”.

Locuin, humorista.

¿El personaje de Locuin como está?

Se solidifica desde la crítica. Quizá ya sea muy fácil para Locuin el humor nacional, que es el que me gusta, la sátira, pero como esos son ya cartuchos quemados, de humor. Al político nicaragüense es tan fácil satirizarlo porque no tiene grandes capacidades. Locuin tiene que complementar la sátira con el criterio. No solamente con el criterio, pasar al siguiente paso: proponer acciones de lucha para encontrar una salida pacífica.

¿Cuál es el político que más le gusta satirizar?

Garrapata Moncada. Pero ahora también al nuncio Stanislaw.

¿Qué le llama la atención del personaje del nuncio?

Quizá por la evolución genética que tiene este señor. Es más adelantado, más avanzado y tiene un poquito más de carga, conocimiento sociopolítico. Hay que meter un poquito más de esfuerzo para satirizarlo, pero a la vez se me hace sencillo porque su vestimenta es rápida, práctica, y su acento es sencillo de sobrellevarlo, no hay mucha complejidad. Además, mi perfil físico está muy cercano al de él, cuello largo, medio blanco, las facciones, etcétera.

Se le conoce más por imitar a Rosario Murillo.

Es el personaje básico. El personaje arrastrado le llamo yo. Es lo que más gusta a la gente porque la gente se siente identificada con una reacción de enojo contra este personaje. Ahí lima un poco las frustraciones, a las que se le puede someter por el yugo, el verdugo, y ahí siente que descarga un poquito el enojo contra este personaje, burlándose, riéndose. Entonces, tiene mayor aceptación porque es compartido, es retuiteado, la gente explota como una especie de catarsis en risa de este personaje.

¿Rescataría algo bueno de Rosario Murillo?

Rescataría la ignorancia. A pesar de lo demonio que nosotros la conocemos, está cargada de ignorancia en cuanto a intentar creer que engaña a su gente adoctrinada y al final, si comparas esta capacidad de engaño que puede tener con los números de aceptación, son bajísimos. Es alguien que ni siquiera el uno por ciento le tiene aprecio. Todo lo que ella hace, los resultados son bajos en comparación al esfuerzo.

¿Y usted qué piensa de ella?

Está bastante necesitada de un auxilio. Está entre la espada y la pared y no le queda de otra que seguir apretando el botón, pero ella está como esperando garantías para encontrar una salida, pero no para ella. Es muy inteligente en ese aspecto y sabe que está dejando empeñadas las vidas de sus parientes, de tres generaciones siguientes y si ella pudiera encontrar una forma de enmendar un poco el camino, que le dé garantías, ella lo haría, pero no encuentra por ningún lado alguien que le dé ese vasito de agua, de oxígeno.

¿Cuál es el futuro que le deja a sus hijos y nietos?

Tristemente, a esa familia la veo pagando un peso mayor que el que pagaron los Somoza.

¿Cree que Rosario Murillo y Daniel Ortega van a pagar por lo que han hecho?

Ellos ya están pagando, porque recordá que ellos no duermen. Ellos se ven desgastados, con problemas serios de salud. Los últimos 16 años de poder les han costado doble vida, porque si vos ves unas imágenes de la Rosario en 2006 y vos decís, por su rostro y por su piel, que es la que te entrega datos importantes de salud, parece que han pasado 32 años, no 16.

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¿A la oposición cómo la está viendo?

No existe relativamente una oposición. Una poca parte que existe de oposición, hay miedo, incertidumbre, son como unos niños que les agarró abril (de 2018) y les descubrió las zonas de confort y se las desbarató, se las explotó, y están empezando de cero a conocerse, a sanar, a deponer intereses. Están aprendiendo a deponer intereses como unos bebés de dos, tres años. De repente te encontrás con los políticos opositores y los encarás y les decís: hay que deponer intereses. Les da un miedo y, en medio del miedo, sí se les ve que tienen ganas de deponer intereses y empiezan a practicar a deponer intereses como un niño que está aprendiendo a dar sus primeros pasos, porque nunca nadie los había retado tanto como los retaron abril y los estudiantes, al punto de que hoy esas incertidumbres se traducen en pequeños intentos y esfuerzos para encontrar una salida, escuchando al joven que trae propuestas.

¿Por dónde cree que puede estar la salida a los problemas de Nicaragua?

La solución está, a mediano plazo, principalmente en la escucha a las voces silenciadas, a la población, mediante consultas populares e inversión en consultas populares, porque para escuchar a la gente hay que invertir demasiado, pero es necesario gestionar este recurso para escucharla y que de la escucha a la gente se puedan realizar consultas mediante el aprovechamiento de las tecnologías, que es lo que es lo que tenemos hoy como fuerte de lucha y a partir de ahí consensuar la búsqueda de una vía. Escuchando lo que la gente proponga, diseñar una estrategia que te conduzca, desde el punto cero que estamos hoy, hacia una transición democrática pasiva. Eso va a pasar por conversaciones, por deponer intereses, por diseños científicos y sobre valores morales principalmente.

¿Ve bien que se critique a la gente que sale del orteguismo y trate de posicionarse como oposición?

Sí. Si no hubiese crítica dura para estas personas, yo me sentiría un poco incómodo, porque en la búsqueda de la justicia salirme de un cartel no es de gratis, no puedo sentirme en mi zona de confort de nuevo. Debo someterme a la crítica fuerte, al cuestionamiento fuerte, para probarme a mí mismo si estoy dispuesto a este cambio. Y si no estoy dispuesto, voy a salir corriendo con la colita entre las piernas. Además, debo de saber que aquí de este lado, del lado de la justicia, del lado de la democracia, es así, se critica, se cuestiona, no hay liderazgos ni obediencia que respetar. Y esta crítica es la del aprendizaje. Si no te critican así no vas a aprender nada y lo que vas a hacer es salir del sandinismo, de una zona de confort y vas a ir a otra zona de confort sin sandinismo. Y eso no debería de ser bueno.

Locuin convertido en Chayoker. LA PRENSA/ CORTESÍA

Plano personal de Locuin

Denis Castellón nació hace 42 años en Wiwilí, Jinotega, pero él se considera de Ocotal, Nueva Segovia.

Además de ingeniero, es un humorista que se hace llamar Locuin (Locos, Cuerdos, Intencionados). Satiriza a los políticos de Nicaragua, especialmente a Rosario Murillo. Comenzó a destacarse en este ámbito después de las protestas de abril de 2018, aunque ya se destacaba en el humor desde mucho antes.

Desde julio de 2021 se tuvo que ir al exilio, porque le advirtieron que estaba en la lista del régimen Ortega Murillo para ser capturado.

Convive con su pareja desde hace 20 años, pero no tienen hijos. En cambio, “tengo gatitos y perritos”, dice.

Se considera un cuidador de su salud. “Lo más pesado que me meto es el café”, comenta, agregando que es “muy de verduras cocidas, de pollito, por cuidar el sistema digestivo y la mente”.

Le encantan los deportes, tanto nacional como internacional. A nivel internacional es seguidor del equipo Barcelona y, a nivel nacional, jugó futbol de segunda división con el equipo de la ciudad de Granada, y también universitario, con la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). También camina mucho, de 15 a 20 kilómetros semanales. Sigue al Barcelona. Jugó en la UNI.

Es amante de la música alternativa en inglés y en español, así como de los clásicos.

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