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Curia Episcopal de Matagalpa. Foto tomada de las redes sociales

Policía mantiene tomada curia de Matagalpa, mientras religiosos que acompañaban a obispo Álvarez siguen desaparecidos

El vicario de la Diócesis de Matagalpa, Oscar Escoto es perseguido constantemente por un motorizado cuando sale de la curia y adentro del edificio se mantiene otro grupo de agentes

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Once días después de que la Policía rompió las puertas de la Curia Episcopal de Matagalpa para llevarse a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí —junto con tres sacerdotes, un diácono, dos seminaristas y un laico— los agentes que permanecen en el recinto ya no ocultan su presencia.

Al contrario, entran y salen del edificio como si se tratara de una estación policial, realizan tertulias en la puerta y acera e incluso, algunos tienen llave para abrir la puerta como si fuese su propia casa.

Esta toma se concretó después de 16 días de acoso en los que se mantuvo retenido al grupo al interior de la sede episcopal. Inicialmente eran 12 personas, pero tres salieron antes de la toma. Según la Policía, los investiga porque intentaron “organizar grupos violentos”.

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Dicen que están cuidando al vicario de la Diócesis

Según personas vinculadas a la Diócesis, que piden anonimato por temor a represalias, la institución justifica la permanencia de los agentes con la excusa de que es para garantizar la seguridad de monseñor Oscar Escoto, vicario general de la Diócesis. A él le permiten la libre movilización, pero bajo la persecución constante de un motorizado, quien a veces usa uniforme y a veces viste de civil, como si fuese paramilitar.

Monseñor Escoto fue el único de los acompañantes de monseñor Álvarez que no fue trasladado por la Policía durante la toma del edificio. Personas allegadas a monseñor Escoto confirmaron a LA PRENSA que él realiza sus actividades con “normalidad”, pero está muy estresado por la presencia policial en la Curia y la constante persecución que enfrenta cuando se moviliza.

El comunicado emitido por la Policía, después que los agentes ingresaron violentamente para llevarse al grupo que se encontraba en la Curia, dice que el obispo Álvarez permanece en “resguardo domiciliar en la capital”; mientras que sus acompañantes fueron llevados a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como nuevo Chipote. También detalla que en su calidad de autoridad eclesial, monseñor Escoto, vicario general de la Diócesis, permanecerá en la Curia sin ninguna restricción policial o de movilidad.

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Acompañantes del obispo siguen desaparecidos

Mientras tanto, los familiares de los sacerdotes Ramiro Tijerino, Sadiel Eugarrios y José Luis Díaz, del diácono Raúl Vega, los seminaristas Darvin Leiva y Melkyn Sequeira y el camarógrafo Sergio Cárdenas, dicen no tener ninguna información sobre su paradero y las condiciones de la retención.

Los familiares de algunos de ellos han intentado interponer recursos ante los tribunales de justicia, pero según fuentes cercanas a la Diócesis, que prefieren no identificarse por temor a represalias, ninguno de los abogados ha logrado que se concreten sus gestiones.

Algunas partes de la pared frontal de la Curia tienen la pintura descascarada, como recuerdo de la violencia con que los agentes forzaron la puerta durante la madrugada del pasado 19 de agosto, para llevarse a monseñor Álvarez y sus acompañantes. Sin embargo, la madera luce recién pintada, labor que según vecinos realizaron luego de cambiar la cerradura que rompieron.

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Peatones circulan sin problema en la zona de la Curia

Los retenes que estaban ubicados alrededor de Curia Episcopal desaparecieron, pero en ambas esquinas permanecen grupos entre cinco y siete agentes. Sin embargo, los peatones ahora pueden transitar libremente; entran y salen y los agentes ya no los interrogan ni les piden documentos que demuestren que viven o trabajan en algunos de los negocios que funcionan en los alrededores.

Las restricciones solo se mantienen para el tránsito de vehículos. Aunque ya no se impide circular por esa cuadra que es de una sola vía, se mantiene la prohibición de parquearse. Esta situación ha dejado sin empleo a un par de personas que se dedicaban a cuidar los vehículos que estacionaban los usuarios de bancos y otros negocios ubicados sobre la calle central de la ciudad.

A los grupos de agentes que permanecen en las esquinas se suma otro grupo más grande que permanece dentro del edificio. Según personas que trabajan en los negocios cercanos, que solicitaron la omisión de sus nombres por temor a represalias, los agentes entran y salen constantemente “como si estuvieran en su casa, hasta con llaves en mano”.

Durante el fin de semana se les vio salir en grupo a la puerta y a la acera donde permanecieron durante largos ratos, especialmente al final de la tarde. Los agentes platicaban entre ellos y se les vio ingiriendo frutas y golosinas, mientras conversaban y reían alegremente. Se desconoce la cantidad de agentes que permanece en el edificio, pero en los grupos se vio a más de seis.

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