Antes de las 8:00 de la mañana de este miércoles 6 de julio, alrededor de 15 religiosas de la Orden Madre Teresa de Calcuta salieron de la Casa Hogar en Carretera Norte, Managua, escoltadas por patrullas y microbuses de la Dirección de Migración y Extranjería, con rumbo a la Carretera Panamericana Sur.
Casi cuatro décadas después de haberle abierto las puertas de Nicaragua y facilitar las gestiones para que desarrollaran sus proyectos humanitarios en el país, Daniel Ortega obliga a las Misioneras de la Caridad a abandonar el país, tras la cancelación de la personería jurídica que les permitía realizar sus obras de ayuda a las comunidades.
Un equipo de LA PRENSA acompañó la salida de las religiosas, pero a mitad del trayecto por Carretera Norte, los microbuses de Migración bloquearon el paso vehicular para impedir el trabajo periodístico. Según información compartida a LA PRENSA, las religiosas saldrían por el puesto fronterizo de Peñas Blancas para ingresar a Costa Rica, donde la congregación de misioneras tiene también hogar.
Fuentes de confianza mencionan que las religiosas que fueron expulsadas esta mañana tienen diferentes nacionalidades, siendo en su mayoría de la India, pero también originarias de México, Guatemala, Filipinas, Ecuador, Vietnam y España.
Policía se toma la casa hogar
Casi una hora antes de que las religiosas salieran de la casa hogar, el equipo periodístico de este Diario constató que en ese lugar aún se encontraba personal, que incluso recibió un paquete de provisión donada por un ciudadano.
Sin embargo, una hora después de que las hermanas misioneras abandonaron las instalaciones, LA PRENSA confirmó que la Policía orteguista ya se las había tomado. Tres agentes custodiaban el portón principal.
Asimismo, en Granada, reportes de los vecinos de la casa hogar también informaron que hay presencia de policías en ese lugar.
Expulsión arbitraria
El régimen de Daniel Ortega, a través de la Asamblea Nacional canceló el pasado 29 de junio a 101 entidades no gubernamentales nacionales y extranjeras, argumentando que esas “Asociaciones/Fundaciones incumplieron con la Ley General de Regulación y Control de organismos sin fines de lucro, la Ley de Regulación de Agentes Extranjeros y la Ley contra el Lavado de Activos, Financiamiento al Terrorismo y el Financiamiento a la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva”.
En cuanto a la Asociación Misioneras de la Caridad, señalan que las religiosas no estaban acreditadas por el Ministerio de la Familia para funcionar como “guardería, centro de desarrollo infantil, hogar de niñas ni asilo de ancianos” y sus “estados financieros reportados al Ministerio de Gobernación no coinciden con los documentos presentados en la supervisión”, entre otros motivos.
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El artículo 2 “Destino de bienes y acciones” del decreto de cancelación indica que los bienes y acciones que pertenezcan a las Asociaciones/ Fundaciones, tendrán el destino previsto en la Ley de la materia. Es decir, que los bienes de estas organizaciones pasarán a manos del régimen Ortega-Murillo, sin que puedan beneficiar ni siquiera otra obra de caridad o proyectos, ni ser distribuidos entre los beneficiarios de las religiosas.
Los huérfanos de las misioneras
Tanto en su Centro Misioneras de la Caridad en Granada, como en su Casa Hogar de Managua, las religiosas trabajaban desde hace 40 años asistiendo a niñas, niños, adolescentes en riesgo y en condiciones de pobreza, madres solteras y ancianos, dándoles atención, apoyo y alimentación, además de medicinas a quienes lo solicitaran.
Hace algunas semanas se conoció la decisión del régimen de Ortega de cerrar el Hogar de Adolescentes abandonadas y abusadas, los Hogares de Ancianos, la guardería y los proyectos de reforzamiento escolar que las religiosas desarrollaban en Granada y Managua. Además, dejaron de funcionar el comedor para adultos mayores y el servicio de entrega de medicinas. Tanto los vecinos, como los cientos de beneficiarios coinciden en una mezcla de sorpresa, preocupación y molestia por la clausura de los proyectos que beneficiaban a los más necesitados.
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Fueron expulsadas por el régimen Ortega Murillo, cuarenta años después de que el mismo Daniel Ortega, durante su primer gobierno en los años 80, le abriera a esta congregación las puertas del país y les brindara las condiciones para desarrollar sus obras de caridad. No se sabe hasta ahora quién se hará cargo de asistir, atender y apoyar a todos los que quedan en el desamparo sin el trabajo de asistencia social que realizaban las Misioneras de la Caridad en el país.