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Así vive la niña campesina de Matagalpa que fue declarada Mujer del Año 2014 por la revista Glamour

Así vive la niña campesina de Matagalpa que fue declarada Mujer del Año 2014 por la revista internacional Glamour

Recibió una carta de felicitaciones de Michelle Obama porque aportaba a la educación de los demás niños de su comunidad. Ocho años después, ella sigue creciendo académicamente y sirviendo a su comunidad

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Antes del año 2014, Anielka Martínez Centeno era una niña campesina con ideas sobre su futuro, pero no las tenía claras. En ese año, cuando tenía 15 años de edad, recibió una carta de la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, y desde entonces la vida le cambió.

“Descubrí que tenía metas que cumplir, que podía hacer cosas que creía que no podía hacer a pesar del contexto en el que vivo. Me motivó. Cuando leo la carta, siento que todavía me falta mucho por hacer. Debo hacer más por mi comunidad, por mi familia, por la sociedad”, dice Anielka a la revista DOMINGO, en una entrevista que se realizó en su casa, en la comunidad San Francisco Peñas Blancas, a unos 15 kilómetros de la Dalia, en el departamento de Matagalpa.

En ese año 2014, Anielka fue reconocida como Mujer del Año por la revista norteamericana Glamour, luego de que Save the Children publicó su historia, la de una niña que le leía cuentos a otros niños, que organizaba a otros niños para brindarles charlas de autocuido, de protección a la niñez, de derechos humanos.

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“Su compromiso con la educación es una inspiración para mí y para la gente de todo el mundo… Las mujeres jóvenes con educación crecen más seguras, más saludables y con los recursos necesarios para ayudar a mantenerse a sí mismas. Así que cuando las niñas progresan, las naciones progresan… Felicidades, Anielka. Usted es una mujer joven extraordinaria, y le deseo todo lo mejor”, le escribió Michelle Obama, desde la Casa Blanca, a Anielka.

Anielka viajó a Nueva York, en noviembre de 2014, para recibir el galardón junto a otras nueve niñas de todo el mundo.

Anielka, tercera de derecha a izquierda, cuando fue a Nueva York a recibir el galardón de Mujer del Año 2014, que le otorgó la revista Glamour. LA PRENSA/ CORTESÍA

Desde que regresó de Nueva York, Anielka ha viajado a Perú, Panamá y Guatemala, como embajadora de campañas de Save The Children en pro de la niñez y las mujeres jóvenes. Ya es licenciada en Sociología con mención en Trabajo Social, lo que ella siempre soñó. Continúa leyendo cuentos a los niños. Viaja a comunidades donde los niños nunca han tocado un libro.

Ya tiene 22 años de edad. No se ha dado tiempo siquiera de tener novio. Su idea es seguir aprendiendo y ayudando a su comunidad y a su familia.

Estudiar, un desafío

En 2014, en la escuela de la comunidad de San Francisco Peñas Blancas solo se impartía hasta el tercer año de secundaria. Después, quienes querían bachillerarse, debían viajar unos 20 minutos en bus hacia la Dalia, para cursar el cuarto y el quinto año.

En ese año 2014, Anielka estaba en tercer año de secundaria. Cuando regresó de su viaje a Nueva York, donde fue galardonada como Mujer del Año, Anielka supo que en el 2015 abrirían el cuarto año de secundaria en la escuela de su comunidad.

Al siguiente año, 2016, abrieron el quinto año. Así, Anielka pudo bachillerarse en su comunidad, en la escuela que queda a unos cinco minutos a pie desde su casa.

El problema llegó cuando tuvo que ir a la universidad.

Ayudar a su mamá en la casa es causa de felicidad para Anielka, comenta. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Anielka y su familia comenzaron a indagar en Matagalpa. En la UNAN no pudo matricularse porque el diploma de bachillerato no se lo habían entregado por problemas en los registros de la escuela. Además, en la UNAN la carrera de Trabajo Social se estudia a diario y Anielka no podía trasladarse a vivir a Matagalpa por falta de recursos económicos.

La joven no quería perder un año de estudio y descubrieron que, para estudiar los domingos, en la Universidad del Norte de Nicaragua (UNN) estaba disponible la carrera de Sociología con mención en Trabajo Social y Gestión para el Desarrollo.

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El primer año fue difícil, especialmente para conseguir los recursos económicos para pagar mensualidad, los pasajes, libros, folletos. Pero, el siguiente, 2018, fue más difícil aún por la situación sociopolítica del país.

Faltaba más. El 2020 fue el año de la pandemia del Covid-19. Las clases pasaron a ser en línea y Anielka le recargaba a su celular 200 córdobas en datos todos los domingos, para poder presenciar las cinco clases del día. Sin embargo, a veces podía conectarse, a veces no, debido a la mala señal.

En otras ocasiones, solo recibía la mitad de la clase. Pero ella no se dejaba vencer. Llamaba a sus compañeros para actualizarse y se esforzaba por cumplir con las tareas. Leía bastante.

Otro problema que tenía, hasta hoy, es la falta de una computadora. Las clases en línea las recibía desde un celular. Se le hacía más difícil.

Durante toda la carrera, no fue aplazada en ninguno de los cursos.

El pasado mes de abril de 2022, hizo su examen de grado y aprobó satisfactoriamente. Anielka ya es licenciada. Solo falta que le entreguen el título. Explica que solo es el primer paso. Quiere seguir estudiando. Lo próximo podría ser un curso de inglés. No piensa quedarse de brazos cruzados.

Con su mamá, Blanca Centeno. La familia la completan su papá Alejandro Martínez y dos hermanas menores que también se están preparando académicamente. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Enamorada de los cuentos ilustrados

Fue a los nueve años de edad cuando inició la aventura de Anielka. La maestra del colegio la seleccionó para participar en un taller de lectura y descubrió los cuentos. Ya los conocía, pero solo los libros que traen letras. En ese momento descubrió los libros ilustrados y quedó extasiada.

Desde entonces no ha parado de leer.

Anielka se las arreglaba para ir a clases, ayudar en su casa e ir a cortar café a la finca de sus padres, Alejandro Martínez y Blanca Centeno.

Además, leía cuentos a los demás niños de su comunidad, participaba en talleres de un organismo que se llamaba Centro de Servicios Educativos en Salud y Medio Ambiente (Cesesma) y luego los reproducía a los niños de su entorno.

Les hablaba de derechos humanos, de autoestima, autocuido, y protección infantil.

Siempre alrededor de estos temas, crearon hasta un grupo de teatro y hacían presentaciones tanto en San Francisco Peñas Blancas como en las comunidades vecinas.

La carta que le envió la entonces primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, a Anielka Martínez, en 2014. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

En una ocasión, les ayudaron a detectar que cuando había temporada de cortes de café, los niños se ausentaban de las aulas de clase y era porque sus padres los mandaban a trabajar a las haciendas.

Crearon entonces una campaña para ir a visitar a los padres y explicarles la importancia del estudio. Desde entonces se notó un cambio. Los padres comenzaron a darle prioridad a las clases de sus hijos.

La mamá de Anielka, Blanca Centeno, explica que ella creía que educar a su hija solo era mandarla a la escuela y nada más.

“Fue bonito ver el cambio”, expresa Anielka.

Después de recibir el galardón de Mujer del Año en 2014, Anielka ha seguido trabajando en la lectura de cuentos. La organización Libros para niños la contrató por dos años para que ella leyera cuentos en la escuela de su comunidad.

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Cuando llegó el fin del proyecto, Anielka lo hizo dos años más de forma gratuita, como voluntaria, porque no quería que los niños perdieran el acceso a la lectura.

En la actualidad, Anielka continua como voluntaria de Libros para niños. Los libros están en su casa y los niños llegan donde ella para que les lea. O se llevan prestados los libros.

Una vida de metas

A sus 22 años de edad, Anielka todavía va a cortar café en la finca de sus padres. Ayuda a palmear tortillas a su madre para venderlas. Y atiende el molino que hay en la casa.

No piensa en casamiento. Le dice que no a sus pretendientes.

Siente que todavía le falta por aprender y ya está en busca de un empleo.

Todavía vive en San Francisco Peñas Blancas, una zona donde las personas que han ido a la universidad se cuentan con los dedos de las manos. “Muchos de mis compañeros sentían que no tenían esperanzas, porque no lograban un cupo en la UNAN”, comenta Anielka.

Anielka siente que ha invertido bien su tiempo. “Lo que yo hago me divierte”, comenta.

En un sobre, bien guardadita en su dormitorio, Anielka conserva la carta que le mandó Michelle Obama. La lee cuando siente algún desanimo y le recuerda que todavía tiene mucho trabajo por delante. Especialmente que “puede hacerlo”.

Anielka es apasionada por los animales. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

10 cosas para conocer mejor a Anielka

  1. Comida favorita: El gallo pinto y las pastas.
  2. Red social: Instagram. Le gusta para conocer a las personas.
  3. Entretenimiento: Andar en bicicleta, pasar tiempo con su familia, ir al cafetal.
  4. Deporte: Solo le gusta ver futbol.
  5. Música: Pop en inglés y clásicas.
  6. Fiestas: No sabe bailar. Se queda sentada en las fiestas.
  7. Lugar que quiere conocer: La Costa Caribe de Nicaragua.
  8. Mascota: Su gato Winnie. Le puso así porque sus cuentos favoritos son de la bruja Winnie.
  9. Recuerdo: Cuando se ganó una bicicleta por ser mejor alumna en segundo grado.
  10. Personalidad: Tímida.

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