En medio del acelerado deterioro que la actividad humana le provoca al planeta y que ha generado una triple crisis, el mundo celebró este viernes 22 de abril el Día de la Tierra, con la esperanza de que aún hay tiempo para reparar los daños. Mientras tanto en Nicaragua, especialistas alertan por el incremento de los puntos de calor, la pérdida de cobertura forestal y la falta de acción gubernamental para frenar el daño a la Madre Tierra.
“La actividad del ser humano ha llevado a nuestro planeta a un estado realmente crítico. La Tierra se enfrenta a una triple crisis planetaria: la alteración del clima, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y los residuos. Sin embargo, hay esperanza para el mundo que habitamos”, asegura la Organización de Naciones Unidas (ONU).
En su mensaje por el Día de la Tierra el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aseguró que esta triple crisis amenaza el bienestar y la supervivencia de millones de personas en todo el mundo. Y que los componentes básicos para una vida feliz y saludable, que son: agua limpia, aire puro y un clima estable y predecible, están sumidos en el caos.
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A pesar del caos, aún hay esperanza para el planeta
La buena noticia es que aún hay esperanza. Después de 50 años de esfuerzos, el movimiento global por el medioambiente ha demostrado que si los países unen sus esfuerzos pueden ganar grandes batallas.
“Hemos reducido el agujero de la capa de ozono. Hemos ampliado la protección de la vida silvestre y los ecosistemas. Acabamos con el uso de combustible con plomo, evitando así millones de muertes prematuras. Y el mes pasado emprendimos una iniciativa mundial sin precedentes para prevenir y eliminar la contaminación por plásticos”, detalló el secretario general de la ONU.
Además, el derecho a un medioambiente saludable, aprobado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en octubre de 2021 sigue ganando adeptos y la juventud está más comprometida que nunca a luchar contra las amenazas que atentan contra la salud del planeta en que habitan.
Además de los logros para infundir esperanza en este día, Guterres destacó que unos cincuenta proyectos se desarrollan actualmente en distintos lugares del mundo para reparar el daño causado a la Tierra.
Mientras unos países recuperan bosques, Nicaragua sigue perdiendo
Pero en medio del optimismo global, en Nicaragua el panorama es más complicado. Según Amaru Ramírez, de la Fundación del Río, mientras en el resto del mundo se trabaja por restaurar los bosques, en Nicaragua se siguen perdiendo.
“Nuestros datos hablan de entre 160 mil y 180 mil hectáreas anuales de deforestación. Algunos de estos procesos de deforestación o deterioro de los bosques son causados principalmente por los incendios forestales. Estos ocurren sobre todo en las áreas protegidas y territorios indígenas donde se conservan los principales bosques naturales de Nicaragua”, aseguró Ruiz.
Además, actualmente al menos 34 áreas protegidas están siendo afectadas por incendios y/o quemas agropecuarias. Esto representa el 47 por ciento de las áreas protegidas del país. Para Ruiz el problema más grave es que “las instituciones del régimen no atienden todas las alertas de incendios y quemas agropecuarias, generadas por los satélites”. Él atribuye la falta de atención a las alertas a “la falta de voluntad política, capacidad, recursos financieros y condiciones geográficas”.
Según el monitoreo que realiza la Fundación, las cinco áreas protegidas con mayor incidencia de incendios y/o quemas agropecuarias son: Reserva Natural Volcán Cosigüina, Reserva Biológica Indio Maíz, Biosfera de Bosawas, Natural Cerro Wawasha y la Reserva Natural Cerro Silva.
La Fundación considera que las quemas agrícolas que se registran en áreas protegidas de la Costa Caribe del país están asociadas a los procesos de invasión de colonos. Ellos al invadir realizan quemas para establecer cultivos y/o pasto, con esto se cambia el uso del suelo y se deteriora el bosque natural.
En áreas protegidas del Pacífico y Centro del país los incendios están asociados principalmente al saqueo y caza ilegal de la biodiversidad, y en menor medida a las quemas agropecuarias. Otro problema grave es que organizaciones que centraban sus esfuerzos en atender esta problemática, entre ellas Fundación del Río, han sido despojadas de su personería y han tenido que abandonar gran parte de sus actividades.
Algunos proyectos globales exitosos por recuperar el planeta:
Convertir minas de carbón en sumideros de carbono:
En una zona minera de Estados Unidos están restaurando bosques en tierras afectadas por las extracción de carbón bajo la técnica conocida como minería de superficie. Esto convierte bosques en pastizales y para revertir el daño desde 2009 una ONG planta unos 4 millones de árboles originarios de la zona en unas 2,400 hectáreas afectadas. Con la restauración de los bosques se recobra el aire puro, el agua limpia y se mejora el hábitat para la vida silvestre. Además, se mitigan los efectos del cambio climático.
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Restablecer la conexión con los ecosistemas:
En Australia otra ONG protege, gestiona, restaura y reconecta los hábitat a lo largo del gradiente climático por el que se moverá la vida silvestre ante el cambio climático, desde los bosques semiáridos hasta los altos bosques húmedos. Además, compró 20 mil hectáreas para cubrir los vacíos de hábitat esencial con franjas bajo plantaciones de restauración. Con ello están logrando que la fauna regrese.
Trasplantan fragmentos de coral supervivientes:
El incremento de las temperatura y la acidez de los océanos mantiene en peligro de extinción los arrecifes de coral. Para contrarrestarlo, en Belice están sembrando arrecifes devastados con corales genéticamente robustos, diversos y resistentes. Cultivan corales sanos en viveros y los trasplantan a mano en aguas profundas. Actualmente más de 49 mil fragmentos de coral cultivados en viveros se han plantado con éxito en el Parque Nacional Laughing Bird Caye. Esto lo ha convertido nuevamente en un destino turístico atractivo con corales prósperos y abundante vida marina.
Restaurar las cuencas afectadas por la crisis climática en los Andes:
Otro de los esfuerzos a gran escala se ejecuta actualmente en las montañas de los Andes de América del Sur. Allí, habitantes de comunidades de cinco países cultivan y siembran árboles oriundos de la zona para proteger sus fuentes de agua. Ellas están amenazadas por el acelerado derretimiento de los glaciares andinos. Para finales de 2022 habrán sembrado más de 6 millones de árboles originarios a lo largo de los Andes. Y la meta es restaurar un millón de hectáreas de bosques en los próximos 25 años. La organización que promueve este proyecto asegura que mientras los líderes mundiales siguen buscando posibles soluciones, miles de personas ya están actuando.
Restaurar las praderas marinas:
Las praderas marinas proporcionan alimento y refugio a muchos organismos marinos y en los últimos 40 años, a nivel global se ha perdido un tercio de ellas por la presión del desarrollo costero, la disminución de la calidad del agua y por el cambio climático. Por eso en Reino Unido, con la ayuda de más de 3 mil voluntarios, han plantado más de un millón de semillas de pastos marinos y crean conciencia sobre la importancia de estas plantas. Además de restaurar áreas de praderas marinas la organización que promueve el proyecto ha demostrado que es posible realizar la actividad a gran escala.
Todos podemos contribuir
Según Constantino Aucca Chutas, cofundador de Acción Climática, organización que restaura las cuencas de los Andes suramericanos, “nuestra Madre Tierra está cansada de ver toda la hipocresía, comodidad y egoísmo de los líderes que pueden decidir y poner sobre el terreno las soluciones para tener un planeta sano. Las comunidades locales y el planeta reclaman más acción, es hora de actuar por el bien de todos nosotros”.
Y es que cada ciudadano del mundo puede contribuir de forma individual o colectiva a sanar la salud del planeta. Eso se puede lograr sin realizar grandes cambios, incluso, se puede contribuir desde nuestras casas con acciones tan sencillas como ahorrar agua, apagar luces que no se ocupen, desenchufar aparatos eléctricos que no están en uso y separar la basura y ponerla en el lugar indicado. También, al plantar árboles, promover el reciclaje, llevar bolsas reutilizables al supermercado y reducir el uso del plástico.
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