David Green, un joven que entró al beisbol como un prodigioso rayo de energía y vitalidad, que generó fantásticas expectativas y puso a soñar a sus seguidores antes de distanciarse de la gloria que le aguardaba debido a razones de índole extra deportivos, falleció este sábado en Estados Unidos, luego de múltiples complicaciones de salud, informó su esposa.
Green entró en dificultades de salud a inicios de esta semana, al sufrir atragantamiento por ingesta de alimentos, lo que además le provocó dos infartos mientras era trasladado a un centro hospitalario, donde permaneció asistido por aparatos para respirar. Este sábado a la una de la tarde, fue declarado muerto oficialmente, indicó su esposa, Georgia Green.
A David, quien cumplió 61 años el pasado 4 de diciembre, le sobreviven además de su esposa, su única hija, Giannina Bertha, periodista graduada de la Universidad de Kansas City, Misuri, ciudad donde labora. Aún no hay detalles respecto a los funerales de Green, pero no se descarta que sea sepultado en Nicaragua, informaron familiares suyos en Managua.
Hijo del legendario jugador de la Selección Nacional, Eduardo Green y Bertha Casaya, ambos fallecidos, David nació en una familia de deportistas. Sus hermanos son: Carlota, Isabel, Sonia, Eduardo, Alfredo, Leonardo, Enrique y Giovana. El propio David destacó en futbol y en pista y campo, imponiendo un récord en salto largo (7.12 metros) en los Juegos Centroamericanos de 1977 en El Salvador.
Dueño de un envidiable instrumental físico que motivó comparaciones hasta con Roberto Clemente, Green se convirtió en 1981 en el primer bateador nicaragüense en las Grandes Ligas. Un año después ganó la Serie Mundial con los Cardenales de San Luis frente a los Cerveceros de Milwaukee, el equipo que lo había firmado el 24 de septiembre de 1978.
No pudo tomar altura
Sin embargo, lo más remarcable en David fue que quedó distante de las expectativas que se tejieron en base a su potencial. Durante parte de siete temporadas en las Grandes Ligas, fue un bateador de .268 (1,104-301) con 31 cuadrangulares y 180 remolques en 489 partidos al servicio de los Cardenales y Gigantes de San Francisco, mientras se retiraba en 1987.
Green se inició en el beisbol como cargabates del equipo de la UCA en 1975, donde el entrenador era su padre, quien comenzó a moldearlo como jugador y en 1976 debutó en Primera División con modestas cifras (.235) en 14 partidos. Y tras mejorar a .294 en 1977, saltó a los Búfalos en 1978, registrando su mejor temporada con .394 y 20 jonrones.
Su figura de 6’4 pies no pasaba inadvertido y en 1978 fue firmado por los Cerveceros a través de Ray Pointevint y Julio Blanco Herrera. Y tras un breve paso por las Menores a partir de 1979, se convirtió en el mejor prospecto del beisbol y fue adquirido en 1980 por los Cardenales de San Luis, a cambio de Ted Simmons, Rollie Fingers y Pete Vuckovich.
Y mientras las valoraciones crecían en torno a su talento, Green sufrió en esa época las muertes de sus papás, lo que significaría un golpe tremendo en sus pretensiones de llegar a estabilizarse como una estrella. Se refugió en el alcohol y solo logró una modesta carrera, muy por debajo de lo proyectado por scouts y periodistas que anticipaban un gran impacto.
Brilló con la Selección
Tras resumir .147 en septiembre de 1981, Green mejoró a .283 en 76 partidos en 1982, año en el que ganó en la Serie Mundial ante los Cerveceros. En 1983 bateó .284, ocho jonrones y 69 remolques. Un año después logró su mayor cantidad de jonrones (15) y tras lesiones e inconsistencias, fue cambiado a los Gigantes en 1985 y dos años después se retiró.
Green jugó en el beisbol japonés, en México, donde fue campeón bate con los Yaquis de Ciudad Obregón en 1981 con .321. También actuó en el beisbol dominicano con Tigres de Licey, con quienes fue campeón de la Serie del Caribe de 1986 y terminó como parte del equipo Todos Estrellas. De igual modo jugó con los Leones de Ponce en Puerto Rico.
Con la Selección Nacional de Nicaragua participó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1978 en Medellín, Colombia, donde bateó para .471 (51-24) con tres jonrones y nueve empujadas. Luego actuó en el Mundial de Italia ese mismo año y cerró con .310 (42-13) y dos remolques. Después firmó para Milwaukee y se radicó en Estados Unidos.
¿Qué dicen sobre Green?
“Fue la figura del beisbol cuando yo era un niño. Seguí a los Cardenales por David y luego a los Gigantes por David y deseaba ser como él. Cuando jugué en las Grandes Ligas, un día Benito Santiago me dijo que me tenía una sorpresa, y era David, quien llegó a saludarme. Se sorprendió de mi tamaño y me expresó lo orgulloso que estaba porque yo jugara en las Ligas Mayores representando a Nicaragua. Lamento mucho su muerte”, indicó Marvin Benard, exjugador de los Gigantes de San Francisco.
“David Green es una figura histórica del beisbol de nuestro país y es una pena que haya fallecido. Por jugar en ligas distintas y como en nuestra época no había juegos interligas no tuvimos la oportunidad de acercarnos mucho, pero siempre estuve consciente de su gran potencial y de las batallas que tuvo que librar para salir adelante. Fue un representante nica en las Ligas Mayores y eso es admirable”, señaló Dennis Martínez.
“Lo conocí siendo un jovencito y yo siendo un joven mánager en Clase A en 1979. Era un talento excepcional. No he visto otro prospecto en mis más de cincuenta años vinculados al beisbol como David. Desafortunadamente la muerte de su papá tuvo un impacto terrible en él y no pudo ser lo que se pensó, pero me queda el recuerdo de haber dirigido a un jugador de gran calidad y mejor persona todavía”, sostiene Lee Sigman.
