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Un diputado del partido Libertad y Refundación (Libre) salta al podio para intentar agredir al diputado Jorge Calix, luego de su elección como presidente de la Junta Directiva Provisional del Congreso hondureño, el pasado 21 de enero. LA PRENSA/AFP.

Honduras en su laberinto

Tras una elección que para sorpresa de muchos respetó la voluntad popular y eligió por amplio margen al primer gobierno abiertamente izquierdista en Honduras, la vieja forma de hacer política de un lado y de otro enturbia de nuevo las aguas en nuestro vecino del norte.

A pocas horas de que la presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya, juramente como mandataria, el panorama luce confuso. La victoria electoral que le dio el 51.12 por ciento de los votos, frente a un disminuido Partido Nacional que estaba en el poder y solo logró el 36.93 por ciento, no le garantizó a Xiomara Castro la mayoría en el Congreso Nacional. Su partido, el izquierdista Libertad y Refundación (Libre), alcanzó 50 diputados, los que sumados a su aliado, el Partido Salvador de Honduras del ahora vicepresidente electo Salvador Nasralla, con 10, obtuvo un total de 60, sin embargo para garantizar la mayoría parlamentaria en Honduras se requiere de 65 diputados, de un total de 127.

Pero Castro no solo no pudo garantizarse una mayoría parlamentaria que le permitiera el control del Congreso, sino que su propia bancada se dividió antes de la primera sesión.

De izquierdistas a derechistas en cuestión de horas

El pasado jueves, Castro convocó a sus diputados para definir la estrategia para la elección de la junta directiva provisional del Congreso Nacional y solo llegaron 30, encendiendo las alarmas de lo que en ese momento era la sospecha de la traición de 20 diputados electos.

Solo horas después se confirmaba que 20 diputados apenas electos eran ya disidentes que habían negociado con el Partido Nacional y el Partido Liberal la elección de Jorge Calix, con el respaldo de 85 legisladores, desatándose una batalla campal en el hemiciclo parlamentario. La reacción de Castro fue expulsar a los 20 diputados, 18 de los cuales se integraron casi de inmediato a la bancada del PN y dos que regresaron al redil.

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Los 18 diputados de Libre que habían sido electos como izquierdistas que impulsarían la agenda de Castro, ahora eran opositores, y parte integral del derechista Partido Nacional, haciéndolo el partido con más diputados en el Congreso, y con el respaldo del Partido Liberal se hacían con el control del poder Legislativo.

El domingo, la junta directiva provisional fue confirmada con 79 diputados propietarios (de 65 necesarios). La nueva mayoría se conformó con los 44 del PN, del presidente saliente Juan Orlando Hernández, conocido como JOH, más 18 diputados de Libre que se trasladaron a la bancada de PN y 17 de los 20 del Partido Liberal.

Castro trata de subsanar una traición con una ilegalidad

Mientras tanto, en la sede del Congreso, se anunciaba la elección de Luis Redondo, del Partido Salvador de Honduras, con el respaldo de Xiomara Castro, electo con votos de diputados suplentes y, según analistas hondureños, de forma ilegal.

Castro se prepara para tomar promesa de ley ante “su” presidente del Congreso, Luis Redondo, en la ceremonia para la que han confirmado su participación la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris; el rey de España, Felipe VI, y mandatarios de la región.

Luis Redondo. LA PRENSA/AFP.

¿Militares amenazan?

Las Fuerzas Armadas, que siempre han jugado un papel en la política hondureña, ya se han pronunciado: “Las FF. AA., garantes de la ley, exhorta a las autoridades electas, a los funcionarios públicos y la población en general para que mantengan el respeto a lo establecido en la Constitución Política”, expresaron en un comunicado.

Un abogado nicaragüense que fue embajador en Tegucigalpa y que brindó su opinión a LA PRENSA bajo condición de anonimato, aseguró que el pronunciamiento de los militares es una advertencia que tiene sustento legal, pues el artículo 272 de la Constitución hondureña dice: “Las Fuerzas Armadas de Honduras son una Institución Nacional de carácter permanente, esencialmente profesional, apolítica, obediente y no deliberante. Se instituyen para defender la integridad territorial y la soberanía de la República, mantener la paz, el imperio de la Constitución, los principios del libre sufragio y la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República”.

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Según el exdiplomático consultado, “si los militares hondureños dicen que tienen como facultad el defender el imperio de la Constitución, están mandando un mensaje a la presidente electa; la Constitución dice con claridad de que el juramento de la mandataria debe ser ante el presidente del Congreso Nacional, y para todos los efectos, este es Jorge Calix, que obtuvo el voto de 79 diputados; el presidente del Congreso no es Luis Redondo, que fue designado irregularmente”.

El supuesto mensaje no sería hueco. El ejército hondureño ha sido el único en Centroamérica que ha dado un golpe de Estado en el siglo XXI (2009, contra Manuel Zelaya) y en la segunda mitad del siglo XX, lo hicieron en 1956, 1963, 1972, 1975 y 1978.

“Yo lo consideraría como un mensaje para Xiomara Castro, quien tiene que ir con cuidado, recordando la salida de su esposo forzada por los militares, alegando que Zelaya no respetó la Constitución en 2009 como argumento para sacarlo en un avión fuera del país”, dijo el exembajador.

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Castro preocupada, JOH tranquilo

En la crisis, JOH luce como el gran triunfador, a pesar de la derrota de su partido. El presidente saliente ha sido el principal blanco de ataques de Castro y Nasralla, llamándolo narcodictador, corrupto y lo señalan como responsable de la división del partido Libre.

Ahora JOH puede dormir más tranquilo. Muy difícilmente será deportado a Estados Unidos, donde ha sido mencionado como cómplice de su hermano Tony, condenado a cadena perpetua en Nueva York por delitos vinculados al narcotráfico y lavado de activos.

Mientras tanto, Castro parece ser ya solo una figura decorativa. Su agenda legislativa y sus promesas de campaña —al menos de momento—, no tendrán el respaldo de la nueva mayoría. Además, de no tener control legislativo, tendrá que enfrentar a una Corte Suprema de Justicia (CSJ) y casi todo el aparato judicial que maneja ampliamente el Partido Nacional.

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Y si la litis entre ambos “congresos” se eleva a la CSJ, la sentencia favorecerá a Jorge Calix, quien, al menos, puede alegar que fue electo por diputados propietarios, aunque 18 de ellos hayan traicionado el voto que le dieron sus compatriotas hondureños.

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