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Las palomas blancas de Afrodita

Entre todos los mitos griegos, el de Afrodita es, a mi juicio, uno de los más seductores. Me parece lógico que así sea, porque es la diosa de la belleza femenina y del amor pasional entre mujer y hombre.

Venus, la llamaban los antiguos romanos. Con ese nombre, Venus, Rubén Darío (de quien el 18 de enero celebramos el 155 aniversario de su natalicio), compuso un poema hermoso como la diosa de la belleza de la mujer y del amor se lo merece.

Para comprobarlo basta leer un fragmento:

En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín…

“¡Oh, reina rubia! —díjele—, mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar; 

y  flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,

 y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar…

El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida. Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.”

  1. Darío conocía plenamente la mitología y la utilizaba a menudo en sus creaciones literarias, tanto en verso como en prosa. El poema Venus es apenas una muestra.
  2. Pero a lo que me quiero referir en esta ocasión es a una fiesta que se solía celebrar en honor de Afrodita, en la ciudad helénica de Érice situada en Sicilia. Esta fue fundada por Erix, un hijo de Afrodita cuyo padre según algunos fue el dios Poseidón, pero otros aseguran que fue Butes, un hijo de Bóreas, el dios de los helados vientos del norte.
  3. Afrodita vivió allí antes, por supuesto, de que su hijo fundara la ciudad. Y cuando convertida en paloma la diosa voló a Libia, una parvada de palomas blancas (aves  consagradas a ella) la escoltó hasta su destino.
  4. “En la mitología griega —escribe el mitólogo y simbologista español, José Antonio Pérez Rioja—, la paloma blanca de Afrodita es un símbolo del amor profano. Una pareja de palomas simboliza el amor”.
  5. Pues bien, desde que las palomas blancas acompañaron a Afrodita en su viaje a Libia, estas aves que abundan en la región de Erice un día de cada año vuelan y desaparecen del lugar. Pero “después de dos días de ausencia —dice el mitólogo francés Jean Francois Michel Noël—, una paloma más hermosa que todas las demás se presenta la primera sobre el mar viniendo de África; en nada se parece a las comunes, pues es de un color púrpura y oro, tal cual Anacreonte describe a Venus (Afrodita) y la canta Homero”.
  6. Detrás de aquella paloma de extraordinarios colores e incomparable hermosura, llegaba una nube de palomas blancas y por este acontecimiento los habitantes de Érice celebraban las “catagogias”, que en el idioma griego significaba fiestas del regreso. Con estas se complementaban las “anagogías”, o fiestas de la partida, que comenzaban cuando las palomas se iban y se recordaba la partida de Afrodita.

Opinión Afrodita Rubén Darío archivo
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