CONTENIDO EXCLUSIVO.
CONTENIDO EXCLUSIVO.Tras la presentación de los resultados infructuosos de las gestiones diplomáticas realizadas por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, con Nicaragua, para que el régimen de Daniel Ortega permita el ingreso al país a una misión de alto nivel, ahora el Consejo Permanente del organismo deberá valorar los resultados, convocar a una sesión, decidir y dar a conocer qué medidas adoptará en cuanto a la crisis sociopolítica que atraviesa el país, indican expertos en Derecho y Relaciones Internacionales consultados por LA PRENSA.
Almagro, antes de finalizar su presentación de los resultados fallidos del objetivo encomendado, indicó que la OEA como “comunidad de democracia en la región” tiene la responsabilidad de “aplicar los principios, y valores de la democracia y derechos humanos, así como los mecanismos, es competencia del Consejo Permanente valorar los resultados de estas gestiones, sin perjuicio del carácter continuo de las mismas, en el marco de la Carta de la OEA, en el marco de las evaluaciones colectivas que se realizan basadas en la Carta Democrática Interamericana y las resoluciones aprobadas sobre Nicaragua”.
Cabe destacar que el pasado el 19 de noviembre de 2021, Nicaragua, por decisión del régimen orteguista, oficializó su renuncia a participar en la OEA en respuesta a la resolución “La situación de Nicaragua” que aprobó la Asamblea General de la OEA, en la que declaró ilegítimas las elecciones generales del pasado 7 de noviembre y mandó a una evaluación por parte del Consejo Permanente de la crisis del país, antes del 30 de noviembre.
La decisión de Ortega fue avalada por los otros tres poderes del Estado de Nicaragua, dirigidos por funcionarios afines al régimen: Legislativo, Judicial y Electoral. “Estamos renunciando y desvinculándonos de esa organización, dando por terminado el vínculo del Estado nicaragüense y la OEA”, dijo el canciller del régimen orteguista, Denis Moncada, instruido por Daniel Ortega, durante el anuncio de la decisión. Asimismo lo indica el documento oficial que fue presentado ante Almagro.
¿Qué está pasando en la OEA?
El politólogo y analista del Diálogo Inter-Americano en Washington, Manuel Orozco, expone lo que desde su perspectiva son las razones por las cuales las presiones desde la OEA no han llevado a que los resultados sean positivos. “El impacto del resultado de los ‘esfuerzos’ de Almagro refleja la pasividad en que el sistema interamericano está funcionando y que resulta de la falta de liderazgo”, indica.
Y menciona que cuando Estados Unidos tenía su embajador, el rol de ese país en el sistema era de “al menos ¡mantenga la línea! de defender los límites y estándares que la OEA había definido. Y otros países se aliaban”, a lo que a su criterio es lo que a Ortega le era incómodo y le llama injerencismo, “al esfuerzo de una democracia madura de mantener claro el sentido y propósito de los estándares definidos. La falta de un embajador, de un líder regional y ante la débil marca que Almagro ha dado en crear confianza dentro de la estructura de la OEA, le ha restado fuerza al organismo”.
Le puede interesar: ¿Qué le espera a Nicaragua al retirarse de la OEA? Analistas explican
En esa misma línea, el nicaragüense y exasesor personal en política exterior de la excongresista Ileana Ros-Lehtinen, Eddy Acevedo, rememora que en 2016 la OEA intentó mediar un diálogo en Nicaragua que fracasó y que a su lectura “solo ayudó a darle más oxígeno a Ortega”, por lo que considera que “avanzando hacia el futuro, la OEA necesita una nueva estrategia para que los mismos errores no vuelvan a ocurrir otra vez de manera indirecta”.
El experto en derecho internacional, temas de integración y catedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR), Carlos Murillo Zamora, coincide con la opinión de ambos expertos y refiere que la OEA “hoy no tiene el poder, la capacidad, no hay los votos en el Consejo Permanente para tomar una sólida resolución que condene al régimen y que suspenda a Nicaragua de una serie de mecanismos regionales, aquí lo que hay que valorar es qué va a hacer el secretario Almagro, que yo creo que no tiene la capacidad de maniobra diplomática para obtener algo en términos de negociar votos para que en el Consejo se adopte una resolución”.
¿Qué prosigue?
Sobre qué prosigue después de que Almagro presentó los resultados de sus gestiones, los expertos explican que el Consejo Permanente espera que el secretario general deberá dar sus recomendaciones y ver cuáles adopta el Consejo.
Carlos Cascante Segura, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), indica que se debe tomar en cuenta que todos estos informes tienen una parte donde el secretario general explica cuáles son las condiciones, situaciones y por eso tiene que establecer cuál es la evidencia para llegar a esa situación fáctica de hechos que él establece.
“A partir de ahí él tiene que hacer ciertas recomendaciones, el Consejo Permanente tiene no solo que discutir el contenido fáctico del informe que puede ser debatido, sino también qué hace con las recomendaciones que le da el secretario general, lo más interesante es ver cuáles son las recomendaciones y ver si el secretario general tiene la suficiente capacidad política para que sean aceptadas por la mayoría de miembros del Consejo”, explica Cascante Segura.
Lea también: ¿Cuándo se empezarán a ver los efectos de la Ley Renacer sobre el régimen de Ortega?
En ese sentido, Murillo Zamora añade que sin duda lo más interesante además de la valoración que haga el Consejo Permanente son las recomendaciones y el nivel de incidencia que puede tener el secretario general de la OEA para que los Estados Miembros apoyen una eventual resolución condenatoria. Este experto se muestra poco optimista sobre los resultados de lo que se adopte.
“Tendrán que hacer una valoración de que si tiene sentido proponer una resolución del Consejo Permanente condenando al régimen de Ortega o simplemente tomando nota y dando una excitativa diplomática para que cada uno de los países de la OEA adopten las medidas necesarias para presionar hacia la democratización de Nicaragua, pero eso son discursos diplomáticos, y los procesos diplomáticos son muy lentos, pero no van a obtener nada en este momento ni en este primer semestre ni en este año y menos un apoyo de EE. UU. frente a las tensiones que tiene con Rusia y China en otras partes, y otros escenarios geopolíticamente más relevante que Centroamérica, así que es una coyuntura que no es prometedora, no es alegadora para el pueblo nicaragüense en términos de lograr el restablecimiento de la democracia en Nicaragua”, asevera Zamora Murillo.
Por su parte, el politólogo Orozco precisa que cualquier resolución o decisión que tome el Consejo Permanente es “a discreción de los Estados Miembros”, y agrega que normalmente, ellos trabajan en conjunto fuera de sesión y discuten la posibilidad de una respuesta. “El consenso era de no debatir el informe del secretario general para evitar distraer la discusión sobre Nicaragua o sobre la Carta Democrática”, sostiene.
Ortega con poco interés de negociar
A lectura del experto costarricense Murillo Zamora, la mínima voluntad de Ortega de al menos aceptar las solicitudes de la OEA evidencia que no quiere negociar porque se siente respaldado por sus pocos aliados, pero en especial por Rusia y China.
“La dictadura está consolidada y el respaldo que le da Rusia, China, México, Argentina y otros países hará que Ortega sea dictador por los menos por los próximos cinco años, una negociación en estos momentos no la van a lograr, una negociación que conduzca a nuevas elecciones, a la salida de Ortega, no la van a lograr, no es viable en estos momentos, eso debe tomarse conciencia, muy lamentable, pero esa es la realidad”, menciona Murillo Zamora.
Con la opinión anterior coincide y respalda el analista político y exdiputado liberal, Eliseo Núñez Morales, quien valora que las gestiones que realizó el secretario general “se estrellaron contra la pared”, debido a que “Ortega básicamente está redefiniendo su política exterior basado en un político geopolítico que él mira cada vez más latente entre EE. UU., Rusia y China, y él se alineó con el bloque de Rusia y China, entonces no tiene ningún interés de negociar con Almagro ni con ninguno de los mecanismos del mundo occidental, porque para él su protección de bienes de estos países con los que él cree que va a poder derrotar a los EE. UU., la visión de Ortega es que EE. UU. está al punto del colapso y que él va a estar al lado de los triunfadores”.
Finalmente, Núñez Morales insiste en que el gran debate en la OEA no será la ilegitimidad de Ortega-Murillo sino que “será si sirve más mantenerlo adentro para empujarlo a través de algún tipo de presiones que se hagan o expulsarlo de una vez, ese es el debate que estaría ahí, pero Ortega hace caso omiso porque asume que va a tener la protección del bloque de Rusia y China”.