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Estrategia electoral demócrata para 2022: repetir la trama de 2020

Los demócratas están en modo de desesperación. Ya pueden sentir la guillotina de las elecciones intermedias de 2022 que decapitarán sus posibilidades de hacer a Estados Unidos socialista. El presidente Joe Biden se avergonzó aún más y alienó adicionalmente a su partido del pueblo americano con un discursocargado de locura en Georgia, el martes 11 de enero, sobre las leyes electorales. Aparte de los componentes de enajenación de Trump del desvarío presidencial, marcó la estrategia demócrata para las elecciones de mitad de período de 2022: repetir el esquema de engaño por correo de 2020.

“El objetivo del expresidente y sus aliados es privar del derecho a voto a cualquiera que vote en contra de ellos… Ese es el tipo de poder que se ve en los estados totalitarios, no en las democracias”, insistió Biden. La radicalidad del lenguaje del presidente está en sintonía con el liderazgo de su partido. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (D-CA), ha expresado arengas ideológicas similares: “Mientras los republicanos del Congreso abandonan vergonzosamente su juramento de defender nuestra democracia y dan luz verde a este descarado asalto para su propio beneficio político…”

La líder demócrata equiparó a los republicanos con sediciosos, en su comunicado de noviembre pasado, por no apoyar la Ley de Derecho al Voto de John Lewis (Ley Lewis o HR 4), un intento de anular la primacía constitucional de los legisladores estatales en la elaboración de las leyes electorales, otorgando esa autoridad al poder ejecutivo, a través del Departamento de Justicia (DOJ).  

Siguiendo el ejemplo de la llamada de guerra de Biden en Atlanta, la Cámara de Representantes aprobó el jueves 13 de enero una legislación de cambio de sistema de voto que lleva el nombre del fallecido congresista de Georgia, John R. Lewis. Irónicamente, el proyecto de ley lleva el nombre del activista de los derechos civiles y político de carrera que no asistió a las ceremonias de investidura de los presidentes Donald Trump en 2017 y George W. Bush en 2001, alegando sin fundamento que, ambos republicanos se robaron las elecciones. Una observación curiosa, ya que los demócratas y sus medios de comunicación corporativos alineados con la extrema izquierda y la oligárquica Big Tech buscan censurar y criminalizar continuamente las expresiones que plantean objeciones válidas sobre la integridad de las elecciones de 2020. 

La votación de 220-203 fue claramente a lo largo de las líneas del partido. La Ley Lewis otorgaría efectivamente al DOJ el poder de interferir en las elecciones de un estado, bajo el pretexto de que se incorpora a la Ley de Derecho al Voto de 1965 (VRA). Esto es una gran contradicción, dado que la VRA trata de promover un derecho igualitario y la HR 4 permitiría un tratamiento desigual de la ley al facilitar privilegios especiales a causa de las interpretaciones de los factores raciales. La ley tentativa exigiría que en los distritos con un “historial de discriminación oficial en el voto” o si está “racialmente polarizado”, por ejemplo, el DOJ tendría que aprobar el procedimiento de elección antes de la votación.

En otras palabras, esta agencia del poder ejecutivo obtendría poder de veto sobre las legislaturas estatales en la elaboración de las leyes electorales. Con esta medida, la Ley Lewis violaría la Constitución (Artículo 2, Sección 1) y pisotearía el principio de separación de poderes de la república americana.     

La HR 4 está cargada de agravios a la equidad de la Teoría Crítica de la Raza. La misma izquierda que tan elocuentemente confesó sus pecados electorales de 2020 en el artículo de Molly Ball en Times, simplemente lo ve como una última oportunidad para institucionalizar el voto universal por correo en masa para todos que plagó las últimas elecciones presidenciales de irregularidades y descarada injusticia.

El Senado se interpone en esta perversión del sistema electoral de la nación. Esto explica el reciente llamamiento de Biden a poner fin a la regla del filibusterismo. Los demócratas del Senado intentarán todo tipo de artimañas para conseguirlo. Si el país puede sobrevivir a esta última maniobra de deconstrucción, debería llegar sin problemas a las elecciones legislativas. 

El autor es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice. Conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE. UU.

Opinión Estados Unidos estrategia electoral Joe Biden archivo
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