Responsabilidad afectiva

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En los últimos años hay un término reciente que leemos en casi todas nuestras sociales, estoy hablando de la responsabilidad afectiva, pero, ¿esto qué es? ¿Cómo se come? ¿Cómo se ve? ¿Realmente comprendemos en su totalidad qué implica ser responsable afectivamente con otras personas y con nuestros vínculos?

Básicamente, la responsabilidad afectiva se basa en ser consciente de que mis acciones o inacciones impactan en las emociones de las demás personas, es decir, es la capacidad de ser conscientes de que lo que decimos y hacemos tiene un efecto en los demás. Y esto no quiere decir que voy a descuidarme a mí para cuidar al otro, esto es lo delicado del tema, que al mismo tiempo que te cuido emocionalmente a vos, también me necesito cuidar a mí. No es descuidarnos, ni hacernos menos importantes, es encontrar el balance del cuido mutuo.

Y si hay algo necesario e importante de mencionar es que la responsabilidad afectiva no solamente se aplica en las relaciones románticas, sino que también en nuestras relaciones de amistad, de trabajo, de familia y por supuesto en el plano de las relaciones sexoafectivas. Lo que requerimos con la responsabilidad afectiva es cuidar al otro en lo que más se pueda, no para evitar que mi pareja o mi amiga se sienta “mal”, sino para evitar un sufrimiento innecesario.

Cuidos amorosos

¿A qué me refiero con cuidar al otro? Bueno, imaginemos que estás en una relación de pareja con alguien y ya no querés seguir sosteniendo esa relación porque ya no lo amás, ya no te gusta y no la estás pasando bien, quizás la otra persona no tiene idea de lo que pensás y sentís porque no se lo has comunicado. Lo mejor que podés hacer es comunicarle al otro lo qué estás sintiendo y pensando. No es justo para nadie estar en una relación sin toda la información necesaria o a medias.

Y honestamente, si me preguntan a mí, la base de la responsabilidad afectiva es la comunicación asertiva, pero también el autoconocimiento sobre lo que nosotros queremos y deseamos, así como también lo que no queremos y no deseamos. El diálogo interno consciente es nuestro mejor aliado para lograr comunicarle a las otras personas con honestidad qué pueden esperar de mí, qué estoy dispuesta a dar y cuáles son mis límites. Si todos conociéramos estos puntos importantes de nosotros mismos, seguramente tendríamos relaciones más sanas, honestas y de cuido mutuo.

¿Qué es lo contrario de responsabilidad afectiva?

El ghosting, que es cuando nos desaparecemos de la vida de alguien sin darle ninguna explicación o aviso previo de que ya no nos volveremos a comunicar más con él o ella. Y muchas veces caemos a las justificaciones de “es que no teníamos nada, solo lo miraba a veces”. “No era nada importante” y ahí, estamos actuando muy irresponsablemente. Es una manera muy fácil de no encarar conversaciones incómodas porque es más sencillo simplemente irse. Quizás la otra persona al ver que no hay comunicación y mucho silencio, se queda pensando ¿qué hice de mal?, ¿no soy suficiente? El ghosting genera muchos sentimientos y emociones desagradables en quien está experimentando las consecuencias emocionales de sentirse ghosteado.

Tampoco es responsabilidad afectiva cuando omitimos nuestros sentimientos a la otra persona, cuando no validamos emocionalmente lo que la otra persona está sintiendo, al fin y al cabo, son sus emociones y sentimientos, ¿quién soy yo para decirle que lo que siente no es verdad, o está loca o exagerando? Necesitamos aprender que las emociones mías, tuyas y de los otros son importantes y que si las sentimos está bien. Quizás te cuesta empatizar con emociones de otras personas porque a vos te cuesta ser consciente de lo que sentís, quizás no validas tus emociones o no te haces cargo de ellas y se te hace más fácil ignorar las tuyas y de los demás.

Estemos conscientes que la ética afectiva la iniciamos desde el día 1 en que estamos conociendo a alguien, al menos todos tenemos una idea de si estamos buscando una relación o no, pero es importante ser honesto en esa información. No podemos pretender que nos adivinan el pensamiento o que la otra persona que tenemos enfrente no tiene sentimientos solamente porque “la estoy conociendo”.

Muchas veces los consejos que nos puedan dar nuestros amigos, es que hablar de estos temas desde las primeras citas es alguien “muy intenso o intensa” y entonces no hablamos nada por pena o por tener esta idea errónea de ser visto como alguien intenso. Necesitamos llegar a relacionarnos desde la comunicación sobre nuestros sentimientos, expectativas y necesidades afectivas sin vernos de forma negativa.

El diálogo interno honesto

Antes de entablar cualquier tipo de relación, sea cual sea, te sugiero que converses con vos mismo, que te preguntes ¿qué quiero y espero de una relación de pareja? ¿En este momento qué estoy dispuesta a dar? ¿Estoy emocionalmente disponible para tener una relación con alguien? ¿Cuáles son las cosas que no me gustan en una relación? ¿Si me gusta? ¿Qué ando buscando, será una relación a largo plazo, será verte sexualmente algunas veces al mes, o será tener con quién ver películas, comer y darnos placer sexual? Sea cual sea, comunícalo.

Y también, si la otra persona quiere una relación y vos no, por favor no engañes a nadie, no es justo que estés beneficiándote de los afectos de la otra persona, que sí quiere algo bonito, formal y de largo plazo, pero vos no, y sin embargo te resulta atractivo seguir con ese vínculo, aún sabiendo que vos no querés una relación, pero te gusta que te den afecto, sexo y buenos tratos. Eso ya es manipulación. Recuerden que se trata de cuidarnos mutuamente, a quien tengo enfrente y a mí.

Pueden seguirme en mis redes sociales como @telocuentamanda y si quisieran escucharme en podcast, lo pueden hacer en @CadaLocaConSuTema en Spotify. ¡Hasta pronto muy pronto!

Vida
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