La primera dama, vocera gubernamental y vicepresidenta designada de Nicaragua, Rosario Murillo, durante su acostumbrada alocución de mediodía, dedicó su discurso de este jueves 9 de diciembre, para arremeter en contra de los sacerdotes de la Iglesia Católica, defensores y organismos de derechos humanos nacionales e internacionales.
Murillo rememoró el estallido de la crisis sociopolítica de abril 2018, y acusó a los religiosos una vez más supuestamente de “haber bendecido el odio”. “Cuando fuimos asolados y azotados por el odio, que además fue bendecido ya sabemos que el odio fue bendecido, no queremos estarlo recordando pero debemos, porque en nombre de Dios no se puede proclamar el odio como regla de vida, y cuando fuimos asolados por esa maldición del odio, de la separación nosotros sabíamos que ahí no estaba Dios”.
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Continúo asegurando que “ahí estaban adulteraciones y falsificaciones irreconocibles que pretendían hablar con la voz de Dios, pero todos sabemos hablando en popular que las mentiras tienen patitas cortas, y que las mascaras se caen y que los disfraces se caen, por eso para nosotros hablar de Dios es hablar en serio de amor, fraternidad, paz y bien, lo demás es profanar el nombre de Dios, jurar el nombre de Dios en vano”.
“Sabemos que en esos días terribles que no volverán nunca, y esa es la voluntad de Dios (…) lo que parecía o se vendía por que todo eso es comercio, y como la voluntad de Dios no era más que la adulteración política, agendas políticas de verdad nefasta, destructivas, genocidas, ¿cuántos en el mundo han padecido esas agendas políticas?, pero bueno todo eso pasó, no lo olvidamos, porque no se repetirá, lo clave es saber que aquí no hay repetición, y que además no puede nadie otorgarse privilegios que nadie les ha concedido, no puede nadie ufanarse de ser emisarios o mandamases de agentes extranjeros, es decir ser agentes extranjeros o mandamases en nombre del imperio”, agregó.
En octubre de 2020, la Asamblea Nacional, controlada por una mayoría de diputados oficialistas, aprobó la Ley de Regulación de Agentes Extranjeros conocida como “Ley Putin” por su similar aprobada en Rusia por propuesta del presidente de este país.
Tras su entrada en vigencia, la Ley definió un plazo de 60 días para que las personas y organizaciones que reciben financiamiento externo registren de forma voluntaria a sus donantes, recursos y uso de estos en el Ministerio de Gobernación. Sin embargo, ese ministerio podrá discrecionalmente determinar a quiénes someterán al control notificándoles que deben inscribirse en un plazo de cinco días. Quien no lo haga será multado, se le suspenderá la personería jurídica si es una organización o empresa e incluso se le cancelará.
Murillo prosiguió asegurando que “esta historia de odio de desastres de la calamidad que produjeron los que ahora quieren pintarlos como santos, los santos están en nuestras vidas, en nuestros altares propios de las familias, a los santos los veneramos, a los santos los invocamos (…) aquí no hay santos de palo, esos santos también se los robaron, los mismos lo de los rieles del tren, habían algunos personajes famosos especialistas en robar santos de palo, aquí no hay santos de palo ya”, refirió en tono molesto Murillo.
Contra los defensores de derechos humanos
La vocera gubernamental de la misma manera se abalanzó contra los organismos —sin mencionar nombre— y defensores de derechos humanos a quienes acusó de ser “principales violadores”.
“Hay quienes se atreven a decir que hablan a nombre de los derechos humanos cuando son los principales violadores en todo el mundo, ya no se diga en nuestra América y se atreven a proclamarse certificadores de los que cumplen y no cumplen por supuesto que aunque sean igual de violadores de derechos humanos, aunque hayan dejado a montones a muchachos y muchachas sin ojos, y los que no somos sumisos nos ponen en la categoría que ellos quieren. Los derechos humanos se han convertido en agenda de estos organismos en armas de destrucción”, vociferó Murillo.
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En esa misma línea, Murillo cuestionó que esos organismos “usan términos, categorías y abusan de las leyes para decir aquí sí, aquí no gusto del genocida, e imperialista”.
“Aquí en este país sabemos que los derechos humanos son esencia de nuestra Carta Magna —Constitución Política de Nicaragua— y los respetamos. No del diente al labio como lo ya sabemos, ni revestidos ni disfrazados para proclamarse dueños de todos los derechos y para proferir insultos vestidos de parábolas”, apuntó Murillo.
La primera dama finalizó su discurso argumentando que su régimen respeta los derechos humanos: “Aquí se respetan los derechos humanos garantizando que poco a poco vayamos alcanzando la vida con bienestar y derecho que merecemos (…) la exigencia de respeto a nuestras leyes, instituciones, a la paz es un derecho de todas las familias y no de agendas de políticas destructivas de los que se creen dueños del mundo, del país y nadie lo puede quebrantar. No volveremos a ser esclavos y porque aquí no hay repetición, no volveremos a vivir la pesadilla del odio que crearon los diabólicos y terrorista que ahora dicen que son ángeles”.