Marvin Throneberry, el conocido hombre de beisbol, ha fallecido, pero deja tras de sí un extenso legado que le hará permanecer en la memoria colectiva a pesar del paso del tiempo.
Mánager, entrenador, scout y consejero, Throneberry estuvo vinculado al beisbol por más de 50 años. Por sus manos pasó una gran cantidad de niños y jóvenes que luego hicieron historia en el beisbol nacional. También laboró por más de 25 años con los Bravos de Atlanta y firmó varias decenas de jugadores que brillaron en la pelota rentada.
De igual modo trabajó como coach y mánager en el beisbol de Primera División. Una de sus últimas incursiones fue con el equipo de Río San Juan, cuyos más recordadas victorias las consiguió de la mano de Throneberry, mientras les ayudaba en el pulimento de jugadores que hoy son el soporte del modesto equipo de la frontera sureña.
Marvin Alberto Mendoza Throneberry, nació en Granada el 15 de abril de 1960. Hijo del exbig leaguer estadounidense Marvin Throneberry, considerado en un momento gran prospecto de los Yanquis, con quienes jugó durante tres temporadas y hasta ganó con ellos la Serie Mundial de 1958. También jugó para Orioles, Royals y Mets.
Throneberry impactó en Nicaragua durante la temporada de 1957-58 con la casaca del Cinco Estrellas. Había jugado brevemente en 1955 con los Yanquis, así que vino precedido de una gran fama. Y aquel año tronó con .344 y disparó 16 cuadrangulares, para convertirse en la gran figura de la Liga Profesional de nuestro país en su primera época.
Su hijo destacó más en el plano del entrenamiento y scouteo. Throneberry firmó a más de 30 jugadores para los Bravos, desde Gonzalo López hasta Elmer Reyes y Sergio Umaña, el último, pasando por el cubano Bárbaro Cañizares, Ramón Flores, Justo Rivas, Omar Obregón, Iván Marín, Jason Laguna, Evertz Alvarado, entre otros tantos.
De igual modo estuvo vinculado a la organización de los Dantos con quienes trabajó en el pulimento de jugadores de mucho nivel. De la misma manera lo hizo con el Bóer y también dirigió un programa de desarrollo de jugadores con el apoyo de patrocinadores que lo respaldaron y también enseñó a niños y jóvenes de forma individual.
Throneberry permaneció hospitalizado por más de dos meses en el Manolo Morales afectado por un derrame cerebral. Tenía varios años de batallar contra la diabetes que fue minando su salud hasta postrarlo en una cama de la cual ya no pudo levantarse. Ahora ha fallecido pero su huella permanecerá indeleble en el beisbol nacional.