14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

El racismo y lo económico no son las causas de la rebeldía cubana

BBC News publicó  en agosto pasado, un artículo sobre el levantamiento cubano del 11 de julio. La pieza se centraba en la opinión del historiador y profesor de Estudios Africanos y Afroamericanos de la Universidad de Harvard, Alejandro de la Fuente, sobre Cuba y los posibles desencadenantes de las citadas protestas populares en toda la Isla. La relevancia de este trabajo radica estrictamente en su argumento y en por qué debe ser revisado y cuestionado. El racismo y la economía no fueron las causas de las masivas manifestaciones. 

El artículo titulado Protestas en Cuba: Los que protestaron el 11 de julio fueron los perdedores del capitalismo de Estado y entre ellos están los afrocubanos, presenta un punto de vista representativo de otros trabajos y opiniones que busca señalarnos una realidad alternativa cuando se trata de las razones generales de la rebelión cívica que se produjo en toda Cuba el 11 de julio. Intencionalmente o no, el artículo de la BBC News aporta una perspectiva que soslaya el claro propósito de las demandas del pueblo cubano. Los que están familiarizados con el trabajo de De la Fuente, conocen bien su comprensión monotemática y unidimensional de las relaciones raciales en Cuba. 

Una nación para todos: Raza, desigualdad y política en la Cuba del siglo XX, el libro más notable de De la Fuente, es una obra monumental. Las notas copiosas de enorme valor histórico que incluye este libro son intelectualmente enriquecedoras. Por ello, De la Fuente es digno de elogio. Esta obra es un punto de referencia para la investigación sobre la Cuba republicana (1902-1958) y la ocupación americana del país (1898-1902) tras la Guerra Cubana-Hispano-Americana (1898). El volumen, cuantitativa y cualitativamente hablando, de citas y notas, de nuevo, es de lo más impresionante.    

La debilidad de De la Fuente no radica en su capacidad de investigación ni en su modo de redacción para argumentar su posición. El eslabón más débil del trabajo del profesor de Harvard, son las conclusiones que extrae de toda la investigación académica exquisita. Hay una premisa subyacente en la lectura que hace De la Fuente de los hechos relacionados con los negros cubanos y las relaciones raciales históricas en Cuba. Uno de los elementos defectuosos que prevalece en la Teoría Crítica de la Raza (TCR) y que propugnan los marxistas americanos, se encuentra en su racionalización. Aunque De la Fuente no es un castrocomunista, lleva la noción de las disparidades económicas y de otro tipo entre los negros y los blancos cubanos a un ámbito particular de pensamiento, y llega a sus conclusiones basándose en estos factores, omitiendo otras variables seminales que socavan su premisa.

Respondiendo a por qué creía que la desigualdad racial era fundamental para explicar las protestas, De la Fuente declaró para BBC News: “Porque los que salieron a protestar el 11 de julio son los perdedores del nuevo capitalismo de Estado que se ha desarrollado en Cuba en los últimos 30 años”. En efecto, lo que el historiador y prolífico escritor de origen cubano está diciendo es que las modificaciones económicas en Cuba tras el colapso del comunismo soviético, discriminaron a los negros cubanos y, en consecuencia, estos protestaron masivamente para expresar su descontento. Para que quede claro, las “reformas” que siguieron a la desaparición de la URSS (y sus subsidios), antes de la llegada de Hugo Chávez al poder (1991-1999), consistieron en ampliaciones en numerosos proyectos de políticas. 

Las modificaciones de la política estatal postsoviética en Cuba de la década de 1990 incluyen: (1) permitir a los inversores extranjeros participar en asociaciones mixtas con el régimen de Castro; (2) ampliar las operaciones de las empresas estatales gestionadas por los militares; (3) ampliar el turismo con fines monetarios y propagandísticos; (4) ampliar la práctica neo-esclavista de arrendar personal cubano en los campos de la medicina, el deporte y otros a gobiernos extranjeros que pagan por ello; (5) fomentar un éxodo a Estados Unidos con la intención de desarrollar un orden económico dependiente del exilio cubano y de la diáspora; (6) acomodar los esquemas de remesas desde el extranjero; (7) permitir actividades económicas del sector no estatal a pequeña escala y limitadas selectivamente; (8) priorizar los intentos de reproche para negociar un acuerdo con Estados Unidos en sus términos dictatoriales; y (7) orquestar un nuevo modelo político socialista no democrático, con una metodología reformulada para alcanzar el poder político, con el propósito de expandir el socialismo en el continente americano (Foro de Sao Paulo 1990).

La variante del “socialismo con características cubanas” (descrita anteriormente), que fue la respuesta a la pérdida de las subvenciones soviéticas en la década de 1990, se reestructuró a mediados de la década del 2000, y ha continuado como un flujo constante de, a la vez, reversiones y coqueteos con campañas para atraer capital extranjero. La expropiación gigantesca de la riqueza venezolana y la profundización en el narcotráfico, no ha significado que la Cuba comunista vuelva a su orden económico anterior a los años ’90. Si bien las estadísticas sugieren que a los cubanos negros, en general, les ha ido menos favorablemente en términos económicos que a los blancos en los últimos 30 años, no explica el panorama completo, y mucho menos hace válidas las afirmaciones más amplias hechas por De la Fuente.

La cuestión del color de la piel para entender las “disparidades” es una variable sintomática, no causal. En el artículo citado de BBC News, De la Fuente afirma que, según el censo de 2012 (el último realizado), los no blancos constituyen el 36 por ciento de la población. Si el 64 por ciento de la población no es negra, claramente, los blancos son mayoría. El hecho de que la mayoría de los cubanos que han salido de la Isla sean blancos y puedan enviar remesas, puede explicar mejor el factor piel. Sin embargo, esto se queda corto con respecto a la verdad total.

Los dispositivos electrónicos móviles nos han permitido ser testigos de la evidencia. Las multitudes que salieron heroicamente a las calles ese domingo (11 de julio) en más de 50 localidades de toda Cuba eran de todos los colores de piel. Además, todas las reclamaciones expresadas por las multitudes que protestaban no estaban relacionadas con consideraciones económicas o raciales. No había consignas del tipo “Black Lives Matter” en ninguna parte.

Los regímenes totalitarios discriminan basándose en la idoneidad ideológica, la servidumbre al régimen y la conexión con la élite. La propuesta de que el racismo y la “injusticia” económica impulsaron las manifestaciones populares masivas es absurda. Es reduccionista en el mejor de los casos y evidencia una incomprensión colosal de la mecánica del régimen comunista cubano y su configuración sistémica.

El factor racial es circunstancial y solo puede sostenerse a través de la lente de la locura de la TCR. José Martí acertó cuando dijo: “No hay odio de razas, porque no hay razas” (Nuestra América 1891). En lo que insistió el héroe nacional de Cuba fue en que la identidad nacional cubana, servía para fundir todas las razas en una ciudadanía cubana compartida. Fiel a la creencia de Martí, el pueblo cubano del 11 de julio, en sus legítimos llamamientos a la libertad y al fin del comunismo, habló como uno solo. Son “cubanos”, no blancos ni negros.  

El American © 2021
El autor es politólogo, escritor, conferenciante, comentarista y director de los foros políticos y las publicaciones digitales, Patria de Martí y The CubanAmerican Voice y columnista de El American. Tiene una Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) de Miami, Florida. Es miembro de The American Political Science Association (La Asociación Norteamericana de Ciencias Políticas), el International Political Science Association (La Asociación Internacional de Ciencias Políticas) y el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio.

Opinión
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí