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A un año de los huracanes Eta e Iota viviendas aún continúan dañadas

Régimen reconstruye muelle de Bilwi, mientras familias aledañas aún sufren por destrozos de los huracanes Eta y Iota

El 17 de octubre el gobierno inauguró el muelle de Bilwi, severamente afectado por los huracanes de hace un año. A tres cuadras, Sandra espera ayuda para levantar su vivienda

A casi un año del paso de los huracanes Eta y Iota en el Caribe Norte de Nicaragua, doña “Sandra” (nombre ficticio), originaria de Bilwi, no ha podido restaurar en su totalidad su vivienda ubicada cerca de las costas de esa ciudad. «La verdad, se me ha hecho difícil», dice. Aunque la estructura de tambo ya cuenta con el techo y el “cajón”, la ciudadana asegura que la levantó con la misma madera y zinc viejos que botaron los dos ciclones.

«Yo estoy luchando por componer mi casa, pero la verdad se me ha hecho difícil, no puedo sola, porque tengo a una hija enferma y prácticamente solo para la comida tengo. Como mi casa es de dos pisos todo está desbaratado, yo si toco es para botar todo porque todo está desbaratado», relata a LA PRENSA la ciudadana miskita, quien asegura que su principal fuente de ingreso es la pesca y ese sector ahorita “está malo”.

En una realidad opuesta, a unas tres cuadras de la vivienda de Sandra, el 17 de octubre el régimen de Daniel Ortega anunciaba con bombos y platillos la inauguración del muelle de Bilwi, sin embargo, el acto más bien fue utilizado como una campaña política a favor del mandatario sandinista quien busca su cuarto mandato consecutivo, de cara a las votaciones del próximo 7 de noviembre “y no como una acción de emergencia en beneficio de los afectados”, considera Sandra.

Aunque este proyecto representa un avance importante para el sector económico de esta ciudad, lo cierto es que en los alrededores de la costa todavía persiste un ambiente desolador: viviendas destruidas, árboles caídos y basura a la orilla del muelle. Las familias siguen sufriendo hambre y necesitando materiales para levantar sus humildes viviendas, mientras las autoridades gubernamentales no hacen nada para ayudarles. Tras el paso de los huracanes lo único que recibieron las familias fueron láminas de zinc, según señaló la ciudadana.

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«Ahorita la situación está difícil, más con esto del covid. (Las autoridades) nos dijeron que nos iban a ayudar, pero nada, yo no he conseguido nada de los sandinistas. Para sostenerme estoy vendiendo frito, ya que la venta de mariscos está baja», cuenta Sandra.

De acuerdo con las autoridades de la Empresa Portuaria Nacional (EPN), la obra de remodelación del muelle de Bilwi tuvo una inversión de 100 millones de córdobas y fue construido con madera de níspero, que puede durar bajo el agua hasta 200 años. «Tiene 450 metros de longitud y se ha adquirido mayor capacidad instalada con seis metros de profundidad», describen las autoridades.

En un año, nada ha cambiado

Así como Sandra, hay muchas familias, habitantes del barrio El Muelle, ubicado en las costas de Bilwi, que aún no se han recuperado por completo de los embates de los huracanes Eta y Iota y que por ahora no ven la posibilidad de resurgir, mucho menos sin la ayuda por parte del Gobierno.

Tal es el caso de María Keta Rojas, una viuda de 70 años, quien tras el paso de los huracanes quedó literalmente en la calle. Los ciclones arrasaron con todo lo que tenía en su humilde vivienda y es la fecha y no ha podido poner un solo clavo en su casa. Ella es una mujer sola y de bajos recursos económicos y se vio obligada a “posar” en otra vivienda, ya que la de ella está inhabitable.

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Su vivienda también está ubicada a escasos metros del muelle de Bilwi, que desde el domingo luce renovado, “bonito” y aunque ella no está en contra de la mejora de la estructura, sí reclama el hecho de no ser atendida por las autoridades. “Yo pido ayuda porque mi casa está desbaratada”, dice María Keta.

De vecina, doña María Keta tiene a otra ciudadana de la tercera edad que igual lo perdió todo con el paso de los huracanes. También tuvo que trasladarse a otra vivienda y vive a expensas de la caridad de sus vecinos que le regalan comida.

“La realidad es otra”

Y mientras el Gobierno hace alarde de la obra finalizada en el muelle de Bilwi, “Samuel”, de 28 años, sostiene que la realidad que vive esa ciudad es otra. No hay trabajo, la producción de la pesca ha disminuido, lo que termina afectando la economía de las familias, sumado a ello la emergencia sanitaria por la covid-19.

«El Gobierno solo quiere demostrar las cosas que supuestamente hacen aquí, pero la pura realidad es otra, todo lo que hacen ellos es superficial. Aquí vivimos de la pesca, pero todo está mal aquí, la economía no está tan sustentada como en años anteriores. Yo por ejemplo estudiaba la universidad pero debido a esta situación económica tuve que darme de baja», describió el ciudadano.

Aunque no hay un registro oficial del total de viviendas en el barrio El Muelle, de acuerdo con los pobladores fueron más de 300 viviendas las que Eta y Iota borraron de la zona y que desde hace un año la misma población anhela redibujar en la costa.

Aunque ha habido un avance en la reconstrucción de este caluroso barrio que se asienta sobre la playa, en el lugar todavía se perciben casas derrumbadas, cerros de tablas, escombros de todo tipo y basura que arrojó el mar y que la misma población ha contribuido para que crezca.

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