La Selección Nacional Sub-23 estaba contra la espada y la pared en la Ronda de Consuelo, si no ganaba sería duramente criticada y extenderían la hemorragia de la eliminación de la primera etapa, pero si hacían un pleno de victorias, los fanáticos cuestionarían los triunfos diciendo: “Por eso ganan, porque es contra los débiles”. La realidad es que ganaron con autoridad a República Checa, con un desbordado Santos Jarquín; aplastaron a República Dominicana con Luis Castellón y se impusieron a Alemania con el resurgir de Dilmer Mejía, siendo en todos los juegos Elián Miranda un común denominador en la eficacia con el madero. Terminado el Mundial y Nicaragua obteniendo la séptima posición, estos son algunos de los puntos importantes a tomar en cuenta en el presente, pensando en el futuro.
- La preparación
El primer error de la Selección Nacional se tomó desde los entrenamientos. El 18 de agosto iniciaron los adiestramientos con el mánager Sandor Guido, solamente un mes antes del comienzo del Mundial. Hubo exceso de confianza desde las alturas dirigenciales por haber triunfado en el Premundial o no había dinero para realizar un plan completo de entrenamiento. Dennis Martínez lo adelantaba: “Si se quieren ver resultados diferentes hay que invertir en entrenadores de alto nivel y hacer un plan a mediano y largo plazo”. Usted podría cuestionar: ¿Y cómo Venezuela armó una selección en tres días y ganó el Mundial? Eso es punto y aparte, los venezolanos se dan ciertos lujos que los nicaragüenses no pueden, después de República Dominicana, Venezuela es el máximo productor de firmas en Latinoamérica.
- El Pomares no debe ser medida
Tomar las estadísticas del Pomares como única referencia para medir la explosividad del bateo o firmeza del picheo es errado. Se suponía que bateadores como Aldo Espinoza (.390 de promedio en los Dantos), Benjamín Alegría (.351), Omar Mendoza (.349) y William Rayo (.322 y 76 impulsadas, líder del equipo) sería un cuarteto mortífero, sin embargo, finalizando los cinco partidos importantes de la primera vuelta, los bates se ocultaron: Espinoza (.111 con un hit en nueve turnos), Alegría (.143), Mendoza (.100) y Rayo (.286), no obstante, el favorito al CY Young nicaragüense, Santos Jarquín, fue vapuleado en 2.2 entradas y cuatro carreras por la tropa venezolana.
- Las Ligas Menores es otro nivel
Existe la mala costumbre en Nicaragua de sobrevalorar el pequeño nivel que tenemos. Se escuchan comentarios absurdos sobre los nicaragüenses firmados en Ligas Menores: “Son inexpertos, no han sido probados en las ligas nacionales”. El Mundial Sub-23 de México nos enseñó la diferencia de niveles cuando un muchacho juega en Ligas Menores que en las ligas del terruño. Elián Miranda cerró con tres jonrones y demostró ser el futuro tronquero de la Selección Nacional absoluta, reflejando una mejoría abismal en tan solo un año de estar firmado. Milkar Pérez, un jovencito de 19 años se vio por encima de todos los jugadores del Pomares que estaban con la Selección Nacional y apenas tiene dos años con los Marineros, mientras que Leonardo Crawford dejó su huella de ocho entradas sin permitir anotaciones. Hay algunas excepciones de muchachos que sin haber sido firmados mostraron buen temple como Luis Montealto.
- Experimentados
Es clave la continuidad del proyecto. Este grupo cuenta con mucha experiencia, no solo la del Premundial, ahora se suma el Mundial y saben lo que es saborear las mieles del triunfo y estrellarse en medio de un fracaso. Tocar fondo hace crecer al jugador, los ayuda a reflexionar y a cuestionar lo negativo y positivo de su entorno. Más allá de masificar el beisbol, la Feniba debería enfocarse en la selectividad y formar el proyecto élite que garantice no repetir las mismas frustraciones sucedidas durante décadas con las selecciones nacionales. El primer paso para una evolución exitosa es la derrota, pero dependerá de los dirigentes quedarse ahí o invertir en el siguiente escalón que se necesita.
- ¿Y ahora qué?
En Nicaragua se tiene memoria corta. Se trata de ocultar las páginas negras de una historia con el siguiente capítulo y en esta ocasión es el Pomares. Se vienen los playoffs del campeonato, pero no se debe olvidar de los pasos necesarios a tomar para no repetir el círculo cíclico de las decepciones. Probablemente salpique de emoción las series venideras y está bien, por algo el Gobierno invirtió en la recreación, no obstante, colocarle maquillaje al rostro no es suficiente.