Dejar de valorar la gestión de los recursos marinos a través del parámetro de la generación de divisas y exportaciones, y en cambio empezar a verla como un todo y lograr una participación activa de la población, son aspectos a los que debe aspirar el país para la efectiva protección de la vida marina.
A esta conclusión llega Fabio Buitrago, ecólogo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible (Fundenic), al abordar el tema de los recursos marinos, uno de los puntos resaltados por el Grupo Cocibolca a través la Agenda Ambiental Urgente.
“No se puede cuantificar únicamente cuántos recursos pesqueros se pueden aprovechar anualmente. Hay que tener en cuenta la productividad y salud del ecosistema que produce esos recursos pesqueros. Si yo tengo peces que quiero aprovechar, no basta con cuantificar cuántos hay para saber cuántos puedo aprovechar este año, si no tengo que comprender dónde se reproducen, qué comen, de quiénes más dependen. Se trata de tener una visión holística que integre tanto la conservación como la pesca”, revela Buitrago.
Puede interesarle: Agenda Ambiental Urgente | Producción forestal sostenible
En el documento de Agenda Ambiental, el Grupo Cocibolca propone indicadores de planificación y estrategia para la gestión de los océanos en Nicaragua, siendo los principales la definición de una visión nacional de largo plazo que involucre a la sociedad civil y los gobiernos, creación del Ministerio del Mar para planificar y ordenar el territorio marino desde la administración de la pesca hasta las concesiones de explotación de minerales e hidrocarburos en el mar, establecer un plan de ordenamiento que permita definir áreas de uso, y definir una estrategia de aprovechamiento en donde la extracción y uso productivo no signifique la pérdida de recursos naturales y tampoco ponga en riesgo la salud y productividad ecosistémica.
Buitrago reconoce que al no haber, hasta hoy, una integración en la gestión marina, la situación es crítica. “Los recursos naturales están disminuyendo de una forma alarmante, cada vez hay menor diversidad de los recursos marinos en sus ecosistemas, la productividad de los mismos ecosistemas viene decayendo rápidamente y nos estamos quedando básicamente con océanos vacíos. Solo agua y roca muerta en el fondo del mar”, lamenta.
¿Cuál es el papel de la ciudadanía?
Buitrago expone que desde la población debe haber involucramiento con la fiscalización del manejo de las zonas costeras. “Vos ves el desastre ambiental en las playas de anidación de tortugas marinas. Si te vas a cualquier comunidad de pescadores en la zona de occidente verás el desastre ambiental marino provocado por la pesca por bomba”, denuncia.
Lea también: Agenda Ambiental Urgente | Nicaragua debe invertir en educación ambiental
“Luego tenemos la parte como empezar a averiguar y exigir la trazabilidad de los recursos del mar que estamos consumiendo. Vos podés consumir un camarón que supuestamente viene de cultivo cuando realmente fue por pesca de arrastre. El usuario debería tener la información para poder tomar una decisión informada que le permita decidir si quiere o no contribuir con la pesca nociva y destructiva de los ecosistemas marinos”, aclara.
Con la pesca de arrastre, aclara Buitrago, normalmente se captura un 25 por ciento de camarones y 75 por ciento es fauna acompañante, que son especies sin valor económico, pero alto en valor ecológico “y que son simplemente desechadas, ya muertas al mar, por tanto el impacto ambiental es negativo. El equivalente de la pesca de arrastre es la tala rasa de un bosque tropical como Bosawas”.