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CONTENIDO EXCLUSIVO.Al llamar a la Dirección General de Migración y Extranjería, para preguntar por los requisitos para ingresar a Nicaragua el recepcionista es categórico: “Usted puede ser nicaragüense o chileno, pero si no trae una prueba de PCR en negativo que se hizo hace menos de 72 horas, usted no puede entrar a Nicaragua”.
Mientras que para salir del país el mismo recepcionista dice en tono orgulloso que “Nicaragua no está pidiendo nada”. Viajar desde el país a toda la región centroamericana se ha vuelto un auténtico dolor de cabeza y un golpe al bolsillo.
Exámenes médicos que expiran en horas, reservaciones de boletos incluso un mes antes, registros en línea con varios días de antelación y hasta seguros médicos.
“¡Nunca fue tan difícil viajar en estos tiempos!”, dice Mirna Álvarez, de 58 años. De oficio comerciante, doña Mirna estaba acostumbraba a viajar hacia El Salvador por lo menos una vez al mes. Allá compraba artesanías que terminaban en los escaparates del Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino, en Managua.
Cuando el 11 de marzo de 2020, el presidente salvadoreño Nayib Bukele declaró una cuarentena nacional por 21 días, Álvarez entendió que aquello del nuevo coronavirus era algo serio.
Ya cumplió un año sin poder viajar a San Miguel, en El Salvador, lugar donde compraba su mercadería. Dice que cuando se enteró que tenía que llevar una prueba negativa de Covid-19 para poder viajar abandonó la idea de salir de Nicaragua.
“Antes mensualmente agarraba un bus que me llevara a El Guasaule y de ahí iba de un solo hasta El Salvador. Me iba solo con mi cédula sin mayor problema. Ahora ya ni los buses en que me iba están trabajando”, dice resignada.
Lo que necesita
Para moverse en toda Centroamérica, ya sea por tierra o por aire casi, es obligatorio realizarse una prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés). En el caso de Panamá y Guatemala, el examen necesario es uno de “antígeno” que tiene validez únicamente por 24 horas y cuyo precio es considerablemente inferior al de la PCR.
Costa Rica es el único país de la región que no exige estas pruebas, pero, aunque parezca una ventaja en realidad es un arma de doble filo. Por un lado, usted no necesita una prueba en negativo, pero sí necesitará llenar un formulario del Ministerio de Salud costarricense y luego debe comprar un seguro médico que lo cubra durante su estadía en el país.
En cuanto a la disponibilidad de boletos para viajar por vía terrestre, hasta esta semana era misión casi imposible en los países del norte de la región y para viajar a Costa Rica, era peor.
El pasado siete de abril, las autoridades de Costa Rica anunciaron la apertura de sus consulados en Managua y Chinandega para recibir solicitudes de visas para turistas.
Los requisitos para solicitar esta visa son: Contar con pasaporte vigente por al menos seis meses, fotocopia de la página principal del mismo, el recibo original por 32 dólares que cuesta el visado, más tres dólares de la cita y el récord de policía actualizado.
Si usted se dirige por vía terrestre a Panamá, igualmente debe de solicitar una visa de tránsito. En este caso son los mismos requisitos anteriores, pero el precio de esta es de 62 dólares más tres dólares de la cita.
A los nicaragüenses que sean residentes en Panamá, la visa de tránsito les costará lo mismo que la visa de turista, pero deben presentar su documento original de residencia.
Dado que esta semana se anunció esta apertura de los consulados ticos en el país, las empresas apenas están comenzando a organizarse para ofrecer el servicio. Pero en la empresa de transporte terrestre Tica Bus, ya se pueden comprar los boletos para viajar de Nicaragua a toda Centroamérica.
Lo único que recomienda esta empresa es realizar todos los trámites tanto migratorios, como la compra de boletos y pruebas del Covid-19 en los plazos fijados por las diferentes autoridades migratorias.
Por ejemplo, el Gobierno de Honduras les exige a los nicaragüenses que realicen un prechequeo en el sitio web de Migración de ese país, en un plazo de siete días antes del viaje. En cambio, al resto de centroamericanos solo les exige realizar esta misma gestión en un plazo de tres días antes de la fecha del viaje.
Agonía de empresas
Josep Wayman es un joven que trabaja en la empresa turoperadora de su familia. Wayman Tour fue fundada hace 19 años y durante la parte fuerte de la pandemia pasó cinco meses sin facturar un solo boleto.
A finales del año pasado este negocio comenzó a ofrecer paquetes turísticos nacionales y lograron sobrevivir vendiendo material de higiene como mascarillas y alcohol en gel.
Según Wayman, el punto fuerte de su agencia es que lograron vender boletos para vuelos chárter, que se dispararon durante los primeros meses de la pandemia.
Los vuelos chárter son aquellos que funcionan como un taxi aéreo. Puede ser exclusivo, contratado por una persona o empresa para que los lleve a un destino, o grupal, donde se compran asientos para el viaje, sin que necesariamente haya una relación entre un pasajero y otro.
“El turismo internacional se redujo por completo y el nacional también. Pero con la entrada de los vuelos privados comenzamos a facturar”, dijo Wayman.
Ronald Balladares, un nicaragüense que lleva más de 20 años viviendo en Estados Unidos, pasó por un auténtico calvario para poder ingresar a Nicaragua.
Su plan era viajar en octubre de 2020 desde Los Ángeles. Compró su boleto y una semana antes de la fecha que tenía previsto su viaje fue llamado por su aerolínea, notificándole que se aplazaba su vuelo debido a los muchos requisitos que las autoridades nicaragüenses estaban exigiendo.
Lea: Esto es lo que necesita saber sobre el seguro médico para entrar en Costa Rica
“Me dieron una nueva fecha y me la volvieron a aplazar hasta diciembre. Dos días antes de mi vuelo me cancelaron de nuevo. Total, pude viajar a Nicaragua hasta en enero de 2021”, detalló.
Los vuelos chárter en su mayoría han sido de mucha ayuda durante estos meses, pero sus altos costos hacen que no estén al alcance de cualquiera. Por ejemplo, un boleto de ida y vuelta de Managua a Miami ronda los 789 dólares.
Dice Wayman que una de las razones por las que han logrado captar muchos clientes en este servicio, además de la demanda, es que su turoperadora les brinda toda la información y el acompañamiento necesario a sus clientes para llenar los requisitos para viajar al extranjero o regresar a Nicaragua. “Cosa que no hacen las aerolíneas convencionales”, señala.
Con la noticia de la reapertura de las fronteras en Costa Rica, esta pequeña empresa en la que laboran ocho personas ya comenzó a ofrecer vuelos hacia El Salvador y San José con las aerolíneas Avianca y Copa Airlines. También están ofreciendo viajes por vía terrestre hacia Honduras, Guatemala y El Salvador.
“No se basa en controles”
Según el médico epidemiólogo Leonel Argüello, la decisión del régimen de Daniel Ortega de cerrar las fronteras mientras a lo interno del país fomenta las aglomeraciones, es una decisión “que no se basa en controles epidemiológicos que se correspondan con lo que realizan a lo interno del país”.
El epidemiólogo resalta que cuando se está bajo una pandemia con muchas personas afectadas, la respuesta de las autoridades debe ser integral y pública.
“Con solo hacer PCR en las fronteras no vas a controlar la epidemia dentro del país. El trabajo conjunto con los países vecinos es fundamental para ayudarse mutuamente, la cooperación internacional es fundamental y las medidas en ambas fronteras deben ser recíprocas y basadas en la ciencia”, apuntó Argüello.
En los últimos cuarenta años Costa Rica ha sido uno de los países que más nicaragüenses ha recibido por razones económicas y humanitarias. Antes de la pandemia, según diversos organismos de derechos humanos nacionales, a ese país llegaron más de 100 mil nicaragüenses huyendo de las protestas que iniciaron en abril de 2018.
Enrique Quiñónez, presidente de la Cámara de Transporte Turístico y gerente de la empresa Nicabus, dijo que los gobiernos de Costa Rica y Nicaragua realizaron un acuerdo para transportar a unos 10 mil trabajadores agrícolas nicaragüenses hacia Costa Rica en noviembre del año pasado.
Esto, según Quiñónez, fue uno de los primeros pasos para reabrir las fronteras entre ambos países.
“Fueron diez meses que estuvimos completamente cerrados. Todavía no creo que podamos entrar a esa nueva normalidad. Pero hay un respiro al llegar los turistas desde Costa Rica y que se puedan trasladar por vía terrestre”, dijo a DOMINGO.
El presidente de la Cámara de Transporte Turístico también expresó que muchas personas han decidido cruzar hacia Costa Rica por puntos ciegos para evitar el pago del seguro médico obligatorio.
“Las empresas tenemos acuerdos con los laboratorios, gracias a esto al presentar el boleto de nosotros les hacen rebajas de más de 20 dólares en los exámenes médicos. Casi los boletos vienen saliendo gratis. Pero la cuestión del seguro vino a poner caro todo”, dice Quiñónez.
Doña Mirna Álvarez luego de todo este tiempo sin poder realizar sus viajes a El Salvador para comprar mercadería, ya abandonó por completo las intenciones de volver a salir fuera del país. Luego de más de 20 años haciendo este recorrido, la edad y la pandemia hicieron que dejara el negocio de venta de artesanías.
“No vale la pena hacer ese viaje. Las artesanías que vendía ya no tengo quien me las compre, hasta cerrado se mantiene el aeropuerto y ahí tenía a mis clientes. No vale la pena”, dice resignada.
Excepciones de pruebas
El Salvador no pide prueba del Covid-19 a sus ciudadanos, tampoco a extranjeros que sean hijos de salvadoreños, residentes temporales, cuerpo diplomático, militares y niños menores de dos años.
Guatemala tampoco exige la prueba del Covid-19 a los guatemaltecos, cuerpo diplomático, residentes temporales o permanentes en dicho país y niños menores de 10 años.