En una humilde casa estilo minifalda, construida con piedras canteras y madera, entre colinas, montañas y verdes pastos en la remota comunidad Monte de Oro, en Presilla, Caribe Sur de Nicaragua, habitó durante 10 años Wilton Eniel Gutiérrez Obregón, el niño nicaragüense que fue encontrado solo el 1 de abril en la frontera sur entre Estados Unidos y México.
Su familia cuenta que es un niño alegre, audaz y hablantín. Nació el 23 de diciembre del 2010, en el hospital de El Rama. En su comunidad aprendió las labores del campo, cursaba el cuarto grado de primaria en una escuelita local. Hoy se encuentra bajo custodia del Gobierno de Estados Unidos en un centro de detención de menores en Donna, Texas, luego de que se le acercó a un agente fronterizo pidiéndole ayuda porque tenía miedo de que lo secuestraran.
“Jugábamos beisbol, íbamos a ordeñar y apartar —el ganado— , a veces a trabajar, estudiaba en cuarto grado. Era alegre, hablantín, no era callado, tenía confianza con todos, siempre se llevó bien con mi mamá y papá”, recuerda con nostalgia Delvin Johan Gutiérrez Obregón, de 12 años, hermano mayor de Wilton.
Lázaro Gutiérrez Laguna, padre de los niños y expareja de Meylin Obregón Leiva (madre de los niños), dice que su hijo le comentaba que él quería ser bombero. “Él se ponía a decir cosas así, que quería ser bombero, más pequeñito él se ponía a jugar eso, por eso era el sueño de él, le gustaba ayudar, era muy atento conmigo y su mamá. Era alegre, jugaba con el otro, jugaban ahí, se iban juntos para donde la mamita, donde mi mamá, ellos estudiaban. Ellos comenzaron a salir conmigo a pasar cosas, a apartar terneros, y a lo que uno se ponen ellos anda para que ellos vean, aprendan”, cuenta.
Socorro Leiva, madre de Obregón, atendió el parto de Wilton hace 10 años y asegura que esa noche a ella se le alegró la vida, ya serían dos varones en esa familia. “Ese niño, en cuanto él nació, él miraba para todos lados, y él era vivísimo (…) yo le dije ‘este niño te va arrancar las canas, este niño va ser bandido, este niño va a salir tremendo’. Él en las clases salía pero súper bien”, dice.
Los tomó por sorpresa
El 8 de febrero habría sido el último día que el niño y su madre Meylin Obregón Leiva recorrieron juntos la trocha pedregosa y lodosa para dejar atrás aquella comunidad. El dramático viaje que emprendió Obregón le tomó por sorpresa a sus padres, José Francisco Obregón y Socorro Leiva. Ambos desconocían la decisión que había tomado su hija para migrar indocumentada con su nieto en busca del “sueño americano”.
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“Ella nunca me dijo nada de los Estados Unidos, nunca me dijo ‘mamá me voy’, porque me hubiera puesto más triste, porque sé que son riesgos muy grandes los que toman, aunque ella tenía la idea nunca me dijo. Ella me dijo que se iba para donde su familia en Juigalpa y Nueva Guinea, (donde) tengo una hermana e hija , pero de ahí llamé allá y me dijeron que no estaba, entonces dije: ‘estás son otras decisiones que ella ha tomado'”, sostiene Leiva. Su hija tomó el mismo camino que tomaron sus otros dos hijos: migrar hacia el país norteamericano. Quien sí sabía la decisión que había tomado la mujer era Lázaro Gutiérrez Laguna. “Yo dije que ahí era irse arriesgando la vida, sabía los peligros, pero él —su hijo— pensaba que era como irse de aquí al pueblo, despacio”, dice.
“Mi mamá se fue donde la mamá y él (Wilton) se quedó con nosotros, pero de ahí él le dijo a mi papá que se quería ir donde mi mamá, mi papá lo llevó y de ahí ellos decidieron irse y se fueron”, reconoce el hermano de Wilton.
Gutiérrez tiene 35 años, es agricultor y dice estar afectado por la situación que atraviesa su familia. Cuenta que ver a su hijo lejos, solo, desorientado y pidiendo ayuda lo ha golpeado fuertemente.
La relación de pareja de Gutiérrez y Obregón duró 13 años, en los que procrearon a sus dos hijos. El hombre cuenta que ambos decidieron separarse y ella decidió irse de la casa “por problemas de pareja”.
Malos tratos
“Había cosas que no le gustaban a ella, tal vez yo mucho salía, entonces ella dijo que se iba y se fue para donde la mamá”, reconoce Gutiérrez. “Después el niño se puso a llorar y me dijo que lo llevara para donde su mamá, lo llevé. Ella a los días me dijo que se lo iba a llevar a Estados Unidos, porque él era muy pegado con ella. Yo sabía todos los riesgos y le dije: ‘Ojalá Dios quiera no les pase nada'”.
El relato de Gutiérrez coincide con el de Leiva, mamá de Obregón y abuela del niño, quien asegura que su hija y nieto pasaron los últimos ocho días que estuvieron en Nicaragua en su casa, ubicada en la comunidad El Paraíso, contiguo a Monte de Oro. Ahí donde la energía eléctrica solo la tienen a través de paneles solares y la señal de celular es intermitente.
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La mamá de Obregón reconoce que su hija recibía violencia psicológica, incluso los vecinos le dijeron que el hombre la maltrataba físicamente, pero su hija siempre lo negó las veces que la encaró.
“Ella nunca me dijo que él la maltrataba solo me dijo que le había dicho que le hacía una oferta a ella, que dejara la casa para vivir ahí con los niños y que él hiciera otra casa en la misma finca, ella aceptó eso pero él le dijo que no, que la que tenía que irse es ella, que tenía que buscar su camino, que él tenía otra mujer y la quería y ella se puso a llorar, afligida y me pidió que la mandara atraer. Nunca presentó un golpe (…) Él la engañaba con otras mujeres”, cuenta la madre de Obregón.
“Yo, desde que se dejó con él, yo sentí triste, porque un hogar desbaratado no es lo mismo, pero al mismo tiempo alegre porque pensé que tal vez nos cuidaba, yo le dije: ‘Hija ahora vas a vivir conmigo’; ‘no mamá’, me dijo, ‘me voy a ir para donde mi familia, yo no quiero estar cerca, yo sé por qué le digo’, y se puso a llorar”, narra.
Familia desconocía del video del nieto
La familia conoció la situación del menor hasta hace unos dos días a través del noticiero Acción 10, de Canal 10. Vieron el video del niño llorando cuando ya medio mundo había conocido el drama que retrata la crisis migratoria que se vive en la frontera sur del país norteamericano.
“¿Me puede ayudar? Es que yo venía con un grupo de personas y me dejaron botado y no sé a dónde están”, apareció el menor y después rompió en llanto en el video que se hizo viral y por el cual se conoció la situación del menor nicaragüense. El niño vestía una chaqueta negra con bordes amarillos, una camiseta de Batman y pantalones de mezclilla.
Leiva se encontraba echando tortillas, preparando la cena, cuando de repente escuchó que su esposo le gritó: “Oe hombre vengan”. “Yo me vine en carrera y en eso ya lo vi a él y ni quiera Dios un gran susto cuando vi la manito de él pidiendo ayuda. Me sentí triste y alegre al mismo tiempo, porque yo sé que ese niño por lo menos llevaba un riesgo grande y no era bueno, pero viéndolo ahí yo me alegré porque el niño está salvo, bien”, recuerda Leiva.
El padre por su parte mencionó que sus vecinos le avisaron que su hijo estaba en la televisión. “Yo me di cuenta hasta ahorita, el jueves, ya las noticias salieron, ya me vinieron a avisar que Wilton estaba botado y que migración lo había agarrado (…) ese día mi corazón se afligió y me dio ganas de llorar ver al niño por lo que está pasando”.
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La petición de la familia: respetar el “sueño americano”
Leiva siente temor al saber que su hija supuestamente está secuestrada por pandillas criminales en México, misma que tenía al niño y que pidieron rescate para dejarlo libre, según expuso el tío del menor, Misael Obregón, en una entrevista con el periodista Miguel Mendoza.
“No hallo en qué pensar, porque si yo pido una cosa quizás no lo van a conceder, si digo yo que me la rescate, que me la busquen, lo pueden hacer pero no saben cómo la pueden entregar esa gente, yo tengo gran miedo, ya que mi hijo dijo cómo había sido. Yo lo que deseo es que ella esté viva, porque si ella ha decidido irse y no estar cerca de aquí por el hombre yo estoy de acuerdo (…) Yo quiero que respeten lo que ellos decidan, porque si hay acciones de que su hermano esté con ella pues mejor fuera”, dice Leiva.
Gutiérrez, a pesar de la desesperación y nostalgia que siente al no ver a su hijo, le pide a las autoridades del Gobierno de Estados Unidos y Nicaragua, que hagan algo por ellos. “Me gustaría (que se haga realidad) el sueño de ella, porque da lástima tanto que han sufrido y que tal vez ella no pase. Al (Gobierno) de los Estados —Unidos— yo le digo que le ayudara allá, para que ella llegue, que le den apoyo, que lograra pasar. Pido a Dios que pase ella (a EE. UU.) para que se junte con el niño”.
El hermano de Wilton e hijo de Meylin reconoce con serenidad que extraña a su mamá y hermano, pero le preocupa la situación económica. “Uno quisiera que volviera pero como dijeron que mi tío Misael estaba gastando, entonces que allá se quede hasta que él pueda venir”.