El amor a las artes marciales mixtas (MMA) inició a sus 18 años. Eduardo José Busto Caldera, seguía en las redes sociales los combates de MMA, y fue así que se unió a un club, donde rápidamente aprendió la disciplina deportiva. Era abril de 2017
Conocido con el alias de El Tiburón, el joven peleaba solo bajo el nombre de Eduardo Caldera. En su debut con la empresa Nicaraguan Fighting Championship (NFC), ganó por sumisión en el primer round. El futuro lucía prometedor para el deportista.
Pero las aspiraciones y sueños de consagrarse como un gran campeón en las 137 libras fueron truncados el 10 de julio de 2017. Mientras salía a correr en horas de la madrugada, sobre el kilómetro 13 de la Carretera a Masaya fue atropellado por un vehículo, cuyo conductor manejaba a exceso de velocidad. El carro se subió al andén y embistió al joven deportista por atrás, para luego darse a la fuga. La Policía nunca capturó al culpable del accidente.
En ese momento, Eduardo quedó tendido en el pavimento, ensangrentado y con su pierna derecha partida en dos, el joven se desmayó y cuando despertó estaba en Cuidados Intensivos del Hospital Manolo Morales.
“Sólo recuerdo haber escuchado el frenazo y después el sonido de las máquinas del hospital, no sabía que mi vida estaba en peligro, los médicos me diagnosticaron una trombosis en la pierna y la única opción que tenía era la amputación”, recuerda el joven que en ese entonces tenía 21 años.
“Tu pierna ya no te sirve”
“Vino un médico cubano, metió dos dedos en la pierna entre el musculo y la piel, me sacaba coágulos de sangre y me dijo: ‘¿Qué preferís, tu vida o la pierna?’, yo les respondí: ‘Quiero estar bien’, pero él respondió: ‘Tu pierna ya no te sirve’”, cuenta Caldera.
Días después ser intervenido, los médicos motivaban al joven a no rendirse. El doctor tomó mucho afecto con el gladiador y le mostraba vídeos de luchadores y de personas que perdieron su miembro inferior. pero que han logrado vencer la barrera de la discapacidad.
Después de estar por más de 20 días hospitalizado, el joven atleta fue dado de alta y llevado a su casa en el barrio Gaspar García Laviana del municipio de Ticuantepe, los gastos en su hogar incrementaron por la alimentación y medicinas para controlar el dolor y la infección.
Etapa de depresión
Debido a la amputación de su pierna el Tiburón Caldera evitó por varias semanas salir de su cuarto, encerrado en las cuatro paredes, pensó en varias ocasiones en el suicidio. “Yo me sentía una carga para mi abuelita, mis padres a mí me abandonaron cuando era pequeño. Uno sin su pierna no sirve pensaba, entré en depresión”, relata.
En ese momento duro de su vida, aparecieron Erick Manuel Soza y Leonardo González, quienes le propusieron entrenarlo en el arte del Jiu-jitsu brasileño en la escuela de Arte Suave Nicaragua, en Bello Horizonte.
“Me sentía un inútil, después de ser un destacado deportista a ser carga de otras personas, ellos me motivaron con charlas, con vídeos de superación, y asumí el reto de entrenar sin una pierna, al inicio fue muy duro adaptarme a este ritmo de pelea, no quería que me trataran con lástima”, expresa Caldera.
“Tiene talento”
“Este joven tiene mucho talento, yo le dije que le quería ayudar y el aceptó, traté de adaptar las técnicas de Jiu-jitsu brasileño, él a pesar de no tener su pierna, gozaba de una ventaja ya que sus oponentes no lo podían controlar por ese lado donde no tenía la pierna”, manifiesta el entrenador y atleta, Erick “El Jaguar” Soza.
El Tiburón Caldera se adaptó rápidamente al estilo de pelea, participó en mayo de 2019, en cuatro competencias donde se enfrentó a peleadores que tenían todas sus extremidades completas.
El Tiburón rápidamente devoró sus miedos y las limitantes para convertirse en un gran guerrero. Mientras transcurría el tiempo Eduardo continuaba con sus entrenamientos, a través de esa academia pudo recibir una prótesis y las terapias correspondientes.
Se convirtió en padre
Mientras permanecía concentrado en la academia Arte Suave Nicaragua, el Tiburón Caldera apoyaba en la limpieza del local y daba clases a niños.
Tiempo después conoció a una joven, con quien procreó a su hija. “Yo me enamoré rápidamente, me refugié en ella porque me amaba a pesar de ser una persona discapacitada, pero eso significó descuidarme de mis entrenamientos, como todo joven deseaba salir a recrearme, ir con mi novia a fiestas y a otros lugares”, manifestó Caldera.
Después de varios meses, el joven decidió salirse de la academia y formalizar su relación con la muchacha, se fueron a vivir juntos, sin embargo los gastos en el hogar y la responsabilidad de ser papá jugó un papel crucial en su vida.
El llevar la alimentación diaria a su hogar, y los gastos de la bebé, lo motivó a buscar trabajo en varias empresas, pero no ha conseguido por su pierna.
“Por la misma necesidad de llevar el bocado de comida a mi casa, fui a buscar trabajo hasta de guarda de seguridad, durante una entrevista el dueño de una empresa me dijo que yo estaba loco en buscar empleo en esta categoría, ya que ni correr podía, yo le respondí: ‘Usted está anciano, yo joven, hagamos una competencia para saber quien corre más rápido, usted con sus piernas viejas y yo con mi prótesis’”, cuenta Caldera. Pero ni así consiguió un empleo.
En la actualidad Eduardo se encuentra desempleado, para sufragar los gastos de su hogar vende cosméticos y hace mandados a los vecinos, el joven solicita a los lectores una oportunidad laboral para garantizar la atención médica de su hija de nueve meses de vida. Usted puede contactarse con el joven al celular 8174-1795.
El Tiburón desea continuar con su entrenamientos en el arte de Jiu-jitsu brasileño para demostrar a personas con discapacidad, que no existen barreras que impidan alcanzar sus sueños.