Querida Nicaragua: Había en mi pueblo cuyo nombre es Ciudad Segovia pero que todos, inclusive los segovianos, le llaman Ocotal, un pariente de mi amigo Mundo Jarquín que contaba cuentos graciosísimos, fueran verdad o mentira. A él le habían salido cuatro ceguas, dos mocuanas en los alrededores de Estelí, el cadejo llegando al pueblecito de Mozonte, se había atravesado el río Coco cuando no había puente nadando mientras capeaba las enormes tucas que la corriente traía, y en fin, mil aventuras que ni Las mil y una noches. No quiero decir el nombre pero todo ocotaleano sabe quién fue este personaje inolvidable que dejó gratísimos recuerdos.
Se me viene a la memoria este personaje cuando leo un titular de LA PRENSA del sábado 2 de enero anunciando una rebaja de la tarifa eléctrica y que cae el subsidio estatal. Algo así como que te sobo el lomo, pero te doy una nalgueadita. El Estado está anunciando una rebaja en la tarifa eléctrica que ha sido durante los últimos meses la angustia y el desasosiego de muchos pobladores, sobre todo de los más pobres y de la clase media en general donde las facturas que llegan casi provocan infartos en los pobres consumidores. Personalmente tuve la experiencia en los últimos meses del año pasado que la factura de luz me subió de ocho mil a doce mil córdobas y para colmo al mes siguiente me subió a veintiocho mil. Reclamé y me dijeron que era una equivocación, pero la factura no bajó de doce mil en el siguiente mes. Y estas no eran mentiras como las del personaje pintoresco del principio, no, esto era realidad y había que pagar o prepararse para buscar candelas o candiles.
El hecho de que centenares de personas se quejaran e hicieran colas en las oficinas de Disnorte-Dissur por largos meses introduciendo reclamos que a veces surtían efecto y a veces no, me ha hecho pensar en la posibilidad de que la noticia mencionada en LA PRENSA sea dudosa, (no la noticia en sí, sino el contenido de la misma). ¿Será verdad que habrá una rebaja sustancial en el consumo de energía eléctrica? Quiera Dios que sea cierto y que podamos comprobar en el futuro que el Gobierno se condolió de la desgracia del pobre pueblo. Las dudas surgen porque las autoridades tienen la costumbre de subir y subir los precios de los productos esenciales como el combustible. El domingo pasado hubo otro salto en el precio de la gasolina y el diésel. La gasolina regular cuesta hoy treinta córdobas con ochenta y tres centavos el litro (C$30.83), la gasolina súper está costando treinta y un córdobas con cincuenta y nueve centavos el litro (C$31.59), el diésel tiene un costo de veintisiete córdobas con setenta y cuatro centavos (C$27.74) y tiene varias semanas de venir en aumento y muchos entendidos en la materia han dado las razones de por qué la gasolina en Nicaragua cuesta más que en los restantes países de Centroamérica.
Quiera Dios, pues, que las rebajas anunciadas en la tarifa de energía eléctrica no sean como uno de aquellos cuentos del personaje inolvidable al principio de esta carta. Ya es hora de que las autoridades piensen en el pueblo entero, en todo el pueblo: pobres, menos pobres, clase media, clase acomodada, propietarios de negocios y empresas productivas que dan trabajo y contribuyen al progreso de todos. Al fin y al cabo todo somos hermanos nicaragüenses y merecemos un trato igualitario, un trato justo que nos deje vivir tranquilos trabajando en paz.
El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.