14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Navidad en tiempos de la pandemia

CARTAS DE AMOR A NICARAGUA

Querida Nicaragua: Alguien me decía que este año no habría Navidad porque la pandemia lo impediría, que no se podía celebrar la fiesta de la Natividad del Señor en medio de los peligros de la peste que ha invadido al mundo.

Yo no estuve de acuerdo y conversamos sobre el asunto. Le hice ver que la pandemia lo que interrumpe es la aglomeración de personas, sobre todo si estas no llevan su respectiva mascarilla. La misma Iglesia católica, con toda lógica, ha recomendado que no haya aglomeraciones, que las fiestas religiosas de diciembre se celebren alegremente pero sin exponerse a los peligros de la pandemia.

La Natividad del Señor no puede ser interrumpida por una peste. Es una fiesta que llega al corazón mismo de los cristianos, es la celebración del nacimiento de Jesús, quien vino al mundo a hacer el bien, a liberarnos del pecado y a entregar su vida en una infamante cruz que se convirtió desde entonces en símbolo sagrado y milagroso. Antes de escribir una de estas cartas yo tomo en mis manos un pequeño crucifijo que tengo frente a la computadora y le pido que me dé un poquito de la sabiduría que le dio al rey Salomón para escribir sin odio para nadie y tratando de ser siempre positivo y abordar con caridad cualquier tema delicado.

He sido desde niño atraído por el encanto de los nacimientos. He visto miles de ellos, desde los más lujosos hasta los más humildes. Los lujosos me han impresionado por su sentido del arte, la perfección de las imágenes, la pureza de la madre del Señor, la humildad de San José, los ojos nazarenos del buey y la tranquilidad de la bestia mular que forma parte del conjunto, los pastorcitos adorando al Niño Jesús y el brillo impresionante de la estrella sobre todo el Misterio.

He visto también en una finquita pobre cercana a Susucayán el nacimiento más humilde y bello que me impresionó hondamente. Sobre una mesa rústica, en el corredor de la finquita, uno de los trabajadores había fabricado un pesebre como de una cuarta de largo, sobre la paja del mismo la figurita del niño Jesús tallada en un pedacito de madera, la Virgen y San José, la mula y el buey, los pastorcitos adorando al Niño, todos confeccionados en tusa. Y sobre el resto de la mesa varias casitas separadas unas de otras con postecitos hechos con la mitad de un palo de fósforo unidos por tres hilos grises simulando alambre de púas. Y en todo el terreno había algunas lagunitas de espejo y alrededor grama del llano cercano. La Nochebuena se celebró con cantos de gente que llegó del vecindario llevando algunas golosinas humildes y dos o tres gallinas rellenas. Un nacimiento se hace con amor y este fue uno de ellos.

La Natividad no es andar de juerga por las calles o reunirse en grupos para tomar tragos, ni es tiempo para irse al mar y olvidarse de la Misa del Gallo en la Nochebuena. La Pandemia nos estorba la visita a la iglesia, pero podemos seguir la Misa desde nuestra propia casa a través de la radio y la televisión y vivirla con el fervor que requiere. Es la festividad de todos, sobre todo de los niños que esperan sus juguetes que les trae el Niño Dios.

Los de la tercera o cuarta edad también la celebramos y somos felices viendo a nuestros nietos contentos estrenando los juguetes. Gozamos los viejos recordando los tiempos aquellos en que escribíamos cartas al Niño Dios.

El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.

Opinión covid-19 mascarilla Navidad nochebuena archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí