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Monseñor Rolando Álvarez y Monseñor Silvio Báez se refieren a la falta de consenso y unidad de la oposición. LA PRENSA

Monseñor Rolando Álvarez y Monseñor Silvio Báez se refieren a la falta de consenso y unidad de la oposición. LA PRENSA

Obispos llaman a los nicaragüenses a “no tener miedo” y disponer de sus capacidades para la construcción de una nueva nación

Los obispos Rolando Álvarez y Silvio Báez abogaron en sus homilías por dejar a un lado el odio, la violencia y división y disponer de sus capacidades sin miedo para la construcción de un nuevo país

El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez, en su homilía de este domingo 15 de noviembre se refirió una vez más a la necesidad que tienen los nicaragüenses de construir una nueva nación y por ello, exhortó a todos los ciudadanos a no tener miedo y a dejar a un lado la división y violencia.

Durante la celebración de la eucaristía en la Catedral de San Pedro en Matagalpa, monseñor Álvarez reflexionó en torno al Evangelio del día, en el marco de la parábola de los talentos que Dios ha entregado a cada persona y que por temor muchos no las ponen en práctica. Mismo miedo que conduce a la violencia y división.

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Una vez más, hermanos nicaragüenses les repito a que no tengan miedo, el miedo inmoviliza, el miedo nos conducir puede a tomar decisiones equivocadas, el miedo paraliza, el miedo autodestruye, no seamos presos del miedo, vivamos en la libertad de los hijos de Dios, con miedo sería imposible sacar adelante a Nicaragua, el miedo vacía el alma, conduce a la división y por lo tanto a la violencia, y no queremos ni más división, ni más violencia”, manifestó el obispo matagalpino.

Enseguida, el religioso explícitamente refirió que para lograr la construcción de una nueva Nicaragua es necesario que cada ciudadano disponga de sus capacidades y deje atrás las indiferencias.

“Necesitamos encontrarnos o reencontrarnos con nuestras propias diferencias para construir una Nicaragua abierta a los grandes ideales que forjan una nación, encontrarnos o reencontrarnos para establecer las bases éticas de una convivencia pacífica donde todos, unos y otros, y finalmente todos juntos con fidelidad y energía creativa construyamos una nación fuerte en la que cada quien, con su talento ponga al servicio de los otros y del país todas sus capacidades personales, sociales, jurídicas, económicas, políticas y ambientales, todos nuestros conocimientos”, reflexionó. Finalmente, insistió en que en “Nicaragua todos somos importantes, todos somos necesarios”.

Monseñor Báez: “Escondiéndonos y callándonos no seremos más felices”

Por su parte, monseñor Silvio Báez durante su homilía en la iglesia St. Agatha Catholic Church en Miami, Estados Unidos, reflexionó que para poner a disposición los talentos es importante que los creyentes se esfuercen bajo los principios del amor, para que la vida sea más digna y humana.

“Sabemos que es más fácil escondernos en la comodidad de nuestro egoísmo que correr el riesgo de amar, de dar y de compartir. Sin embargo, cuando escondemos lo que somos y tenemos, nos arriesgamos a perderlo todo. Sabemos que es más fácil escondernos que dar la cara para comprometernos en favor de la justicia y el respeto a los derechos humanos, es muy arriesgado, es más seguro escondernos, ver hacia otro lado, y callarnos para no tener problemas, sin embargo, escondiéndonos y callándonos no seremos más felices, no ayudaremos a mejorar el mundo”, mencionó el religioso.

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Además hizo referencia en que la vida no es para conservarla obsesivamente, sino para darla haciendo el bien y sirviendo a los los demás. “La vida es para arriesgarla, no para esconderla en un hoyo, es para arriesgarla luchando para hacer el mundo más humano. Los creyentes no podemos enterrar la vida, ni la fe, bajo el conformismo y la indiferencia, es muy tentador vivir evitando problemas, es muy cómodo dejar que la cosas ocurran y que la sociedad vaya a la deriva”, refutó monseñor Báez.

También, denunció las incongruencias de los poderosos que se imponen sobre los pueblos con arrogancia y violencia, mientras los pobres son olvidados y relegados. “Los bienes de la tierra se quedan en unas pocas manos codiciosas mientras la inmensa mayoría de la humanidad vive en la miseria, la sociedad se degrada por falta de valores auténticos, tanta gente sufre a nuestro alrededor. Y ¿qué hacemos?, ¿qué hago?, ¿qué estoy haciendo yo? La tentación de la indiferencia es grande, cerrar los ojos es fácil, la comodidad de cruzarnos de brazos y vivir nuestra vida sin complicarnos, es un riesgo permanente. Pobre de nosotros si enterramos el talento. Es la mejor forma de vivir una vida estéril, pequeña y sin horizonte”, atinó el obispo auxiliar.

En referencia al miedo, el religioso dijo que ese sentimiento no hace bien debido a que “nos encierra en nosotros mismos, nos hace ciego frente a las necesidades de los otros, hace que distorsionemos la realidad y nos puede llevar a vivir en plena desconfianza. Si vivimos con miedo corremos el riesgo de equivocarlo todo en la vida. Jesús nos imagina colaborando para que el mundo sea más dichoso”, concluyó.

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