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Wawa Bar era uno de los paraísos de la Costa Caribe Norte.

“Wawa nunca pierde”. La vida en Wawa Bar antes del huracán Eta

A Wawa Bar le llamaban "Wawa Texas" por lo "alegre y bello" del lugar. Ahora, arrasada tras el paso del ciclón, la gente está esperanzada que la comunidad volverá a su normalidad

Antes de que el huracán Eta impactara, el 3 de noviembre, en Wawa Bar y el mar se tragara esta comunidad, el día empezaba al salir del sol, saltando de la cama al mar. La mayoría de las personas en la comunidad trabajan y viven de la pesca, así que la costumbre es que todas las tardes los hombres echen el trasmallo, o red, en alta mar. En la madrugada del día siguiente, volvían a adentrarse a las aguas para traer los pescados.

“Aunque sea yuca o pescado se comía, nunca nos hacía falta la comida”, señala Cándida Tebas, habitante del lugar.

Antes. Ahora el tiempo aquí se mide con un “antes” y “después” de que el huracán Eta devastara la comunidad de Wawa Bar, ubicada al sur de Bilwi, en la Costa Caribe Norte de Nicaragua. Su gente dice que vivía en tranquilidad y alegría. Se recuerdan felices con su día a día: trabajaban dentro de la comunidad, tenían salud y un techo para albergar a su familia.

“Era una comunidad que a todo el mundo le encantaba porque era bien alegre, bonito, precioso”, dice entusiasmada Cándida Tebas, habitante de Wawa Bar. O lo que queda de ella.

Wawa Bar fue llamada por su misma gente como “Wawa Texas” por lo “alegre y bello”. Pese a la distancia – una hora en panga – de la ciudad de Puerto Cabezas y ahora con la desolación que dejó Eta, los comunitarios dicen que no cambian su hogar por otro lugar. “Aquí está mi vida”, comparte Tebas, quien se quedó sin casa.

Los hombres son los que principalmente han regresado a Wawa Bar para poder conocer los daños de su casa y buscar la manera de reconstruirla. LA PRENSA/JADER FLORES

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Mientras los hombres trabajan en el mar, las amas de casa se encargan de todo lo demás, cuidar a sus hijos, organizar la casa y de preparar la comida. Entre tanto las madres solteras, como una fuente de emprendimiento, salen de mañana a comprar los camarones, pepino y demás peces para revenderlo en el mercado de Puerto Cabezas.

Aparte de la pesca, las cosechas de yuca, coco, nancite y mango son los alimentos de sobrevivencia  de las familias.

Brenda Mejía junto a su esposo regresaron a su casa para levantarla poco a poco. Ellos quieren recuperar lo más pronto su vida y retomar el trabajo de la pesca para poder sobrevivir. LA PRENSA/L. LÓPEZ

Brenda Mejía, confirma lo que dice Tebas. Aclara que su familia es pobre y su único ingreso es la pesca pero pese a las limitaciones que pudieron tener, nunca habían pasado hambre, hasta ahora.

Mientras Mejía lava su ropa que ha encontrado tirada en los alrededores de su terreno, su esposo está a un lado de la casa – totalmente destruida – reparando la lancha. Es su “machete” de trabajo y sin eso, las condiciones de vida se agravarían.

Lugar seguro

Tebas afirma que en  sus más de 35 años de vivir en Wawa Bar no ha escuchado de un crimen violento. La gente se conoce entre sí y se apoyan.

La comunidad, donde viven más de 300 familias, cuenta con una sola escuela, un pequeño puesto de salud y tres iglesias. Tebas declara que la situación del centro de salud en Wawa es similar a los demás que hay en el país, sin medicinas y sin una buena atención. Por ejemplo, con la situación del Covid-19, explica, las medidas que emplearon los habitantes fue porque escucharon las noticias y se dieron cuenta que “los té calientes eran buenos”.

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Generalmente las recetas que emplean los comunitarios para prevenir o atender enfermedades son naturales, muchas veces no tienen dinero para comprar  medicinas o porque hay limitaciones para movilizarse.

Wawa Bar es amada por sus habitantes. Los que se van, siempre vuelven, aseguran los comunitarios. LA PRENSA/JADER FLORES

Pese a este escenario, Tebas y Mejía solo quieren recuperar sus casas y volver a su vida normal en Wawa. Ya viene diciembre, dicen, uno de los meses preferidos de esa comunidad por la tradición y los platos especiales que se preparan para esas festividades de Nochebuena, Navidad y Año Nuevo.

“Hay muchas personas que se fueron de aquí pero siempre vuelven, hay algo que se extraña que no podemos explicar. Para las navidades todos regresamos y pasamos Año Nuevo. Lo que se hace es que ponemos lucecitas y se celebra en familia o con toda la comunidad, se acostumbra hacer queque de quequisque, de yuca o de arroz. En la iglesia se hace sopa o frito y las familias hacen sus compras y el mero 25 (de diciembre) ya uno se levantaba y empezaba a compartir, cuando mirábamos en la tarde, teníamos un montón de cosas de lo que compartimos”, dice Tebas.

Mejía y Tebas  ya quieren retomar su acostumbrada faena, y estar reunidas nuevamente con toda su  familia.

“Todo el mundo nos pregunta ahorita ‘¿y es que van a regresar ahí?’ pues sí vamos a regresar, y ahorita se ve feo pero pronto Wawa va a ser Wawa. Wawa nunca pierde y pronto vamos a ver a un Wawa como antes o más bonito”, declara Tebas.

Nacionales Nicaragua Wawa Bar archivo

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