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Esta imagen corresponde a la apertura de un cuarto supermercado, en Linda Vista que pretendía mejorar las condiciones de compra de la época, según dijo Felipe Mántica, a LA PRENSA en una nota publicada el 6 de agosto de 1985.

Las dos depresiones económicas que ha provocado Daniel Ortega en casi medio siglo. ¿La peor crisis en tiempo de paz?

Al ver la situación económica de Venezuela, a manos del Gobierno de Nicolás Maduro, aliado de Ortega, conviene preguntarse si el país se enrumba hacia el mismo futuro. Los especialistas dan respuesta a esa interrogante y señalan por qué la depresión de los ochenta en Nicaragua aún no se avizora en el horizonte.

En menos de cuarenta años los nicaragüenses han experimentado dos depresiones económicas bajo la misma figura en el poder: Daniel Ortega. La primera ocurrió en la década de los ochenta y la otra, podría, técnicamente hablando, iniciar al cierre de septiembre, cuando se acumulan diez trimestres de decrecimiento económico. Ambas han traído desempleo, pobreza y migración; sin embargo, sus dimensiones y coyunturas son diferentes.

La primera diferencia entre la caída que experimentó la economía en 1979-80 con respecto a la de 2018-19 es la magnitud, explica un economista que solicitó no ser citado. Para 1980 la economía había caído un acumulado de -23.1 por ciento respecto a 1978, mientras que en 2019 había caído un – 7.7 por ciento respecto a 2017.

Si bien es cierto, no hay un consenso cuando una economía cae en depresión, hay parámetros que permiten determinarlo. El economista Óscar René Vargas explica que una señal de esta es cuando se acumulan diez trimestres en negativo, de tal forma, que en octubre el país estaría en una etapa de mayor profundidad de la crisis. Otro economista sostiene que si se da una caída acumulada superior al 10 por ciento y una recesión que dure tres años o más, se refiere a una depresión, así que la actual contracción del país encajaría en ambos parámetros.

Pero ¿qué implicaciones tiene que una economía caiga en depresión? En términos prácticos significa que el país se encuentra muy estancado, que los números en rojo de su Producto Interno Bruto (PIB) se han prolongado en el tiempo y que los signos de mejora no se ven a la vuelta de la esquina. Vargas lo compara como llegar “al fondo del barril en el ciclo económico”, hecho que se traduce en incremento del desempleo, restricción del crédito por parte de la Banca, caída del valor de las empresas y bienes inmuebles, la inversión no fluye y los salarios reales se achican.

Con el estallido de la Rebelión de Abril, las cifras de más personas en el desempleo empezaron una escalada que sumada a la crisis de la Covid-19, no se ha detenido. Hasta mayo de 2019, el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), reconoció que su cartera de afiliados padeció la salida de 137, 695 personas, al pasar de 878, 500 cotizantes en abril de 2018 a 740, 805 un año después. Es decir, todos esos empleos se perdieron. Este es el dato más reciente del INSS, ya que en el 2020 no ha publicado su anuario.

Aún estamos lejos de asemejar la depresión de los 80

Aunque estas condiciones son muy difíciles de enfrentar para la población, un economista explica que al menos hasta ahora, no hay nada que indique que la actual caída llegue a asemejarse a la de los 80.

“Al final de la década de los 80, la economía caería un 32.8 por ciento, mientras a estas alturas parece que la economía caerá hasta 2020, con una caída acumulada de alrededor de 13 por ciento”, expresó el especialista. Las cifras guardan mucha distancia una de la otra, pero también la coyuntura no es comparable.

“La caída económica de 1979-80 estuvo asociada, primero, a una insurrección armada y al inicio de una cruenta y destructiva guerra que duraría una década, asociada a un total bloqueo económico, financiero y comercial por parte de los Estados Unidos, mientras la de 2018-19 a los elevados niveles de incertidumbre asociados a la desproporcionada respuesta estatal al levantamiento ciudadano de abril de 2018”, explica el economista, que pide no ser citado.

Eso sí, cabe mencionar que la economía nicaragüense en 2017 aún no lograba recuperar los niveles del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de 1977. En 2017 se encontraba un 23.1 por ciento por debajo de los niveles que alcanzó en 1977. “Esto nos da una idea de las implicaciones que tuvo la caída de la economía de la década de los 80. Ciertamente, tomará años recuperar el PIB per cápita de 2017, pero no es de esperar que tome tres décadas”, advirtió el especialista.

Durante la primera depresión bajo la administración Ortega en la década de los ochenta, el PIB cayó siete veces, es decir,  que solo en tres años se reportó crecimiento, según el documento “50 años de estadísticas macroeconómicas 1960-2009” del Banco Central de Nicaragua (BCN).

Actualmente, el país acumula dos años en recesión con caídas en 2018 de 4.8 por ciento y en 2019 de 3.9 por ciento. Antes de la pandemia el régimen orteguista apuntaba a una leve recuperación de 0.5 por ciento al cierre de 2020, pero ahora mantiene que la economía del país podría contraerse por tercer año consecutivo y lo estima en -4.5 por ciento, en el peor de los escenarios. Sin embargo, organismos internacionales han sostenido proyecciones más negativas para el país, superior al cinco por ciento.

Lea también: Nicaragua a un paso de caer en depresión económica. ¿Por qué esta podría ser distinta a la del primer Gobierno de Ortega?

La peor crisis en tiempos de paz

Pese a que la crisis actual no es similar a la de los ochenta, sí es la peor que padece la población en tiempos de paz, y bajo el mismo régimen del Frente Sandinista. El economista y sociólogo Cirilo Otero explica que los efectos de esta nueva depresión son graves. La gente en el desempleo pasa al sector informal, donde apunta a la sobrevivencia. “Vamos a retroceder en términos de Centroamérica y posiblemente del mundo, por lo menos, unos cuarenta años”, expresó.

Otero señala además de los factores económicos, los de tipo político que no hacen comparables ambas depresiones. En los ochenta, la dictadura fue agresiva en términos generales, pero ahora lo hace de forma focalizada; dirige su presión hacia medios de comunicación y personas que piensan diferente. Hace treinta años tenían su justificación con base a que los Estados Unidos estaba financiado la guerra, y por otra parte, la población estaba militarizada, pero ahora no.

Vargas coincide con Otero en las diferencias. Hace treinta años había una guerra y un embargo por parte de Estados Unidos que agudizaron la depresión, actualmente hay una crisis sociopolítica a la que se suma una crisis sanitaria, pero no se tienen los primeros dos factores. Esta depresión sigue en desarrollo y la tendencia para el futuro no es mejorar. Las proyecciones de diferentes instancias internacionales aseguran que el crecimiento será negativo, lo que significa que todos los efectos se van a incrementar, expresó.

Lea además: El drama del desempleo y los salarios en Nicaragua. ¿Por qué 2020 tampoco será un buen año para buscar trabajo?

¿Llegaremos a los niveles de Venezuela?

Al ver la situación económica de Venezuela, a manos del Gobierno de Nicolás Maduro, aliado de Ortega, conviene preguntarse si el país se enrumba hacia el mismo futuro. La respuesta es no. El economista citado explica que la caída de la economía nicaragüense en la actual coyuntura está muy lejos de lo que ha estado ocurriendo en Venezuela. “Hasta ahora, la economía venezolana se ha reducido a menos de la mitad del tamaño que tenía en 2014, lo cual representa una caída muy superior a la que la economía nicaragüense experimentó en la década de los 80”, explicó.

El especialista basa su afirmación en las diferencias de la que alguna vez fue la economía más rica de América Latina con respecto al segundo país más pobre del hemisferio, Nicaragua.

“La economía venezolana muestra rasgos estructurales muy diferentes a los de la economía nicaragüense, que explican la enorme magnitud de su derrumbe. Una característica fundamental de Venezuela es su dependencia extrema, casi unilateral, de las exportaciones de petróleo como fuente de divisas para financiar sus importaciones y sus pagos externos, y como fuente de ingresos fiscales (…) al derrumbarse el precio del petróleo, y al deteriorarse de manera cada vez más acelerada la producción de crudo, la economía se desplomó y en conjunto con la aguda escasez de divisas se originó un enorme desabastecimiento interno, incluso de los productos más elementales”, explica el economista.

La incertidumbre generada por el estallido de la crisis política que se desató a raíz de la derrota del PSUV-el partido de Maduro- en las elecciones legislativas, junto a las expropiaciones, las medidas erráticas de política económica, la enorme caída en la producción de petróleo a niveles de muchas décadas atrás, y la hiperinflación derivada del financiamiento monetario del gasto, empeoraron aún más la caída, hasta los niveles que se presencian actualmente, agrega el especialista. En Nicaragua la situación no ha llegado a esos niveles, al menos aún, aunque hayan confiscaciones esporádicas de propiedades privadas.

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