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¿Por qué Ortega no podrá sostener su Gobierno con los US$600 millones en el BCN? Su situación financiera es complicada

Basados en el reporte de Fitch, economistas analizan cada una de las opciones de financiamiento que tiene el régimen de Ortega, tras dos años de congelamiento de recursos en el Banco Mundial y el BID, cuyos desembolsos ya pactados se agotarían en el 2022. ¿Es posible otra reforma tributaria?

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El régimen de Daniel Ortega necesita con urgencia un “ventilador financiero” que le permita sostener su gasto público no solo en medio de la pandemia sino también en los meses venideros, porque de lo contrario las condiciones económicas actuales se van a deteriorar lo que aumentará la presión social, consideraron diversos economistas al interpretar el último reporte de la calificadora Fitch Rating, que puso en perspectivas negativas la economía.

Los economistas ven con preocupación las consecuencias inmediatas que significarán dos años de cero financiamiento por parte de dos antiguos aliados de Nicaragua, como son el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, cuyos recursos ya pactados solo darán para cubrir hasta el 2022.  Además las donaciones están picada.

La esperanza de los economista es que en 2021 haya una transición democrática en Nicaragua,  para retomar la cooperación de los organismos financieros internacionales, la economía entre en una recuperación sostenida para que los hogares y las empresas empiecen a generar riqueza, lo que impactaría favorablemente la recaudación tributaria, que financia más del 90 por ciento del Presupuesto General de la República.

“En Nicaragua no se ha aprobado un solo préstamo desde abril del 2018, en efecto solo tenemos los recursos que mencionó Ortega hace dos años que tenía para cinco años, porque efectivamente todos los recursos se negocian para cinco años. Ya llevamos dos y este es el tercer año, eso significa que los desembolsos anuales se van reduciendo, porque no se han aprobado nuevas operaciones al punto que en el 2022 ya no vamos a tener desembolsos”, dijo Mario Arana, expresidente del Banco Central de Nicaragua.

Fitch en su último reporte dijo que teme una complicación “a gran escala” para el Gobierno de Daniel Ortega para acceder a recursos en el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones multilaterales por las sanciones. Hasta ahora solo el Banco Centroamericano de Integración Económica, ha tendido la mano a Ortega, pero los recursos no son suficiente para mantener a flote la inversión pública a mediano plazo.

Incluso dijo que  “es probable que el gobierno recurra a sus depósitos para financiar los déficits 2020 y 2021”. Entre enero y abril de este año, el Gobierno ha enviado en depósitos a las arcas del BCN un total de 5,055 millones de córdobas (casi 150 millones de dólares), para acumular 600 millones de dólares, que provienen de sobrerrecaudación de impuestos, desembolsos de préstamos y colocaciones de papeles bursátiles.

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“Realmente el régimen no tiene alternativas, va a recurrir probablemente a bajar las reservas, con eso va a financiar el déficit que tiene proyectado, se está proyectando que próximo año el déficit podría ser de 3.7 del PIB, básicamente cuanto es eso, más de 400 millones de dólares, y tiene 600 en reservas, prácticamente es el último recurso que le quedaría, ir contra las reservas internacionales del país, lo cual obviamente vulnera aún más la frágil economía de Nicaragua”, dijo Arana.

Ahorro en el BCN es insuficiente

Para Róger Arteaga, economista y expresidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), aunque Ortega puede hacer uso de las reservas, este flujo de reserva  no es sostenible y aumenta la presión para buscar recursos externos.

“Cuánto puede durarle las reservas (en el BCN), eso no se sabe, yo creo que esta es la última alternativa para evitar el riesgo de echar andar la maquinita para producir córdobas”, estima Arteaga.

El economista y analista político, Enrique Sáenz coincide con Arteaga, al señalar que “seguramente van acudir al colchón de las reservas, pero eso únicamente le permitirá sostener temporalmente el gasto, no es ninguna alternativa sostenible o duradera”.

De hecho Fitch expresó que el Gobierno de Ortega “continúa recibiendo desembolsos comprometidos, pero existe incertidumbre sobre el tamaño de los nuevos desembolsos”.

“Fitch no espera que el financiamiento externo neto anual en 2020 y 2021 sea significativamente mayor que el de 2019 (1.4 por ciento del PIB). Los vencimientos externos son de alrededor del 1 por ciento del PIB al año”, precisa.

La  dificultad en el acceso a las ventanillas de financiamiento internacional, empeora la condición financiera del Gobierno ante los “signos de estrés” que también muestran las condiciones del financiamiento interno. Y muestra de ello, Fitch indica que “desde marzo de 2020, el gobierno no ha podido emitir bonos en moneda local y vendió solo bonos pagaderos en dólares, un instrumento introducido en octubre de 2019”.

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El riesgo de perder lo ya aprobado

Pero el régimen de Ortega tiene otra amenaza a la vista. Si la Organización de Estados Americanos (OEA),que ha retomado la presión contra Ortega, logra la suspensión de Nicaragua en el seno de la organización, los préstamos ya pactados con los organismos del sistema interamericano quedarían congelados, es decir los desembolsos no llegarían hasta el 2022, como ya se tienen programado.

“Las sanciones de la Unión Europea, lo de la OEA, ha venido a trastocar esa programación de préstamos y eso es lo que está suspendido porque hay una paralización de la aprobación de financiamiento y de los desembolsos, porque hasta en eso pueden influir las sanciones, de que los organismos financieros internacionales tengan que suspender hasta los desembolsos siempre y cuando sea en el marco de la Nica Act”, explicó Arteaga.

Para Saénz lo peor es que todavía el impacto económico de la pandemia no se ha logrado sentir en toda su magnitud, lo que debilitará aún las finanzas del régimen, que ha sido asfixiado financieramente con el congelamiento de recursos.

¿Emitir bonos en mercados financieros externos?

Ante esta sequía ¿podría el gobierno acudir a los bancos comerciales internacionales mediante la emisión de bonos soberanos?

Arteaga considera que la posibilidad es casi nula. “Los bancos comerciales son más rigurosos porque ellos no tienen ese respaldo político que tienen los organismos financieros internacionales, los bancos privados son bien temerosos, son empresarios privados y no van a arriesgar su dinero para venir a ponerlo a Nicaragua, es decir que préstamos de los bancos privados como alternativa es cero, peor si no está siendo ni bien calificado”, dijo Arteaga.

Además todas las agencias calificadora han deteriorado las perspectivas de Nicaragua desde el estallido de la crisis política en abril del 2018, lo que afecta el riesgo y espanta la inversión.

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¿Es posible otra reforma fiscal?

Fitch advierte que el régimen de Ortega tiene un margen estrecho para maniobrar y hacer frente a ese déficit mediante nuevos ajustes fiscales o medidas de consolidación del gasto publico. “La implementación de medidas adicionales de recaudación de ingresos o la restricción continua del gasto puede ser un desafío en el contexto de las elecciones y las tensiones sociales latentes; son posibles medidas ad hoc y potencialmente insostenibles para contener el déficit”, indica.

Para Arana la reforma tributaria que se aplicó el año pasado fue tan dura que ya no es posible hacer otra, porque no tendría el rendimiento esperado.

“La reforma que se hizo el año pasado fue draconiana e insostenible, tenía rendimiento decreciente, sí permitió una recaudación adicional, pero la economía se contrajo y el consumo cayó prácticamente seis por ciento, eso le permitió a Ortega financiar sus gastos, mantener a los empleados públicos a costa del sacrificio de empleo en el sector privado”, explica Arana.

Y se pregunta: “¿ahora lo puede repetir?, en realidad no, no lo puede repetir porque lo que haría es generar más desempleo, bajar los ingresos y ya ni siquiera va sostener sus gastos”.

No obstante Sáenz difiere de Arana, al considerar que el gobierno de Ortega siempre ha actuado irracionalmente. “De este régimen se puede esperar cualquier cosa, ya era irracional desde el punto de vista macroeconómico para la viabilidad de la economía haber impuesto ese paquetazo fiscal desde principio del año pasado, pero a este régimen no se le puede juzgar desde el lente de la racionalidad, yo no descartaría que descarguen otro golpe, de tanta asfixia que se encuentra desde el punto de vista económico”.

El impacto que tendrá la escasez de financiamiento en el país

Arteaga indica que como consecuencia de esta escasez de recursos, el país se podría encaminarse a una depresión económica.

“Ya sabemos que eso va a tener un impacto muy serio en la economía, va profundizar la recesión, vamos por el tercer año de recesión y que podemos caer en una depresión económica, los pronósticos bien calificados hablan de un decrecimiento del seis por ciento, eso significa que va a caer la producción, va a caer el consumo, va aumentar el desempleo, las empresas van a tener que reajustar sus actividades y algunas hasta van a tener que cerrar”, expresó Arteaga.

Nicaragüenses pagarán obsesión de Ortega por el poder

Asimismo Sáenz indica que mientras Ortega se aferre al poder, los más afectados serán los nicaragüenses.

“Mientras Ortega permanezca en el poder habrá más desempleo, más subempleo, más asfixia para las empresas pequeñas y medianas y siempre está latente con la irresponsabilidad de este régimen, que se pretenda descargar mayores golpes sobre las espaldas de los consumidores y de las empresas”, dijo Sáenz.

Mucha incertidumbre

El analista económico y exfuncionario del BID, Edmundo Jarquín señala que todo se resume en que el país vive una de las peores incertidumbre, y no precisamente y únicamente por la pandemia.

“Si pudiera hacer un resumen de esa evaluación sería: incertidumbre por impacto de la pandemia, incertidumbre por mayores sanciones, incertidumbre por elecciones en 2021. En resumen, incertidumbre si se soluciona o no la crisis política”, señala Jarquín.

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