El filme “Guasón” (Joker), de Todd Phillips, comparte con “Taxi Driver” (1976) de Scorsese, la dificultad para ubicarlo políticamente.
En las películas de gánsteres de la Warner (década de 1930), James Cagney (“El enemigo público”) representaba al pandillero como víctima de injusticias sociales. En 1949, en “Alma Negra”, el mismo Cagney lo representó como sociópata.
Arthur Fleck, personaje central de “Guasón”, magistralmente interpretado por Joaquin Phoenix, es ambas cosas, un sociópata y producto de una niñez de extrema marginalidad social.
Para desentrañar el sentido político de una película, es necesario determinar en qué personajes recaen las simpatías o antipatías del director.
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Igual que Travis Bickle (Robert De Niro en “Taxi Driver”), Fleck padece de un trastorno antisocial de la personalidad y se considera redentor social. Y aunque la película no respalda la violencia del personaje, tampoco lo presenta como demonio.
Por su carácter inconforme, Fleck, de oficio payaso, se identifica con los activistas de las protestas callejeras que llevan máscaras de payasos. Esto no significa que el director considere sociópatas a los activistas (una de las interpretaciones erróneas del filme). La sociopatía del personaje tiene un componente social.
“El hombre que ríe”
Si bien el guion de Phillips y Scott Silver identifica a Fleck con el antagonista de Batman en las historietas gráficas, llamado el Guasón (inspirado en Gwynplaine, hombre con una sonrisa eterna marcada en el rostro, como lo interpretó el actor Conrad Veidt en la versión cinematográfica de 1929 de la novela de Víctor Hugo, “El hombre que ríe”) y menciona el nombre de Gotham, Fleck no vive en el mundo fantástico de Batman, sino en un entorno realista, muy similar a Nueva York (la ciudad de Travis Bickle; la participación de De Niro en “Guasón” no es casual).
“Taxi Driver” contiene un happy ending de fantasía; es posible que todo lo relacionado con el Guasón en el filme de Phillips, incluso el asesinato del presentador del programa de entrevistas, sea producto de la imaginación del protagonista.
En una escena clave para comprender la película, la trabajadora social (Sharon Washington) informa al personaje central que no podrá seguir atendiéndolo debido a la cancelación del programa que cubría esa atención. Fleck protesta: “¡A este gobierno no le importa la gente como yo!”. “Ni tampoco la gente como yo” responde la mujer, a punto de perder su trabajo.
Fleck se obsesiona con el multimillonario Thomas Wayne (interpretado por Brett Cullen; el rol fue ofrecido originalmente a Alec Baldwin, muy popular por sus imitaciones de Trump en la televisión), padre de Bruce Wayne (personalidad oculta de Batman) en los cómics originales, a quien considera su padre biológico.
“Guasón” (premiada con el León Oro en Venecia), con gran despliegue de realización, tiene la atmósfera de una película subversiva. No obstante, ambientada en un mundo sin espiritualidad, es un llamado a la compasión por los menos afortunados.
Debido a su éxito de taquilla se vislumbra una secuela. Nada me resultaría más incongruente que ver a este personaje realista enfrentándose a un Batman envuelto en tiras de celuloide.