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Entre “Los pescadores de perlas”: reciente antología de minificción hispanoamericana

Reúne a 80 autores de 9 países; entre ellos Raúl Brasca, Ana María Shua, Andrés Neuman, Lilian Elphick, Alberto Chimal, Luisa Valenzuela y Pía Barros

En agosto del 2011, con un smartphone en mano y mucho tiempo muerto entre viajes al interior del país, comencé a escribir minificciones en línea, directamente en mis páginas de Facebook y Twitter.

Cinco años pasaron entre recopilaciones en mi blog “El Santuario de las ideas”, cinco antologías autopublicadas en formato PDF desde Parafernalia Ediciones Digitales, ser incluido en cinco antologías digitales de minificción y una de narrativa contemporánea nicaragüense por el Fondo Editorial Soma.

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Y llegar al 2016, año en el que Javier Perucho, ensayista, antólogo y entrevistador, maestro de literatura por la Universidad Nacional Autónoma Nacional (UNAN- México), me invitó al primer Encuentro Iberoamericano de Microficción “Juan José Arreola”, organizado por el seminario de cultura mexicana y la secretaría de cultura de Ciudad de México, en el marco de la XVI Feria Internacional del Libro en el Zócalo, #CDMX.

En ese encuentro conocí, entre muchos autores, a Ginés S.Cutillas, minificcionista y editor de la revista de literatura Quimera, de este encuentro habló en una crónica que hice de ese viaje:

“El sábado siguiente nos tocó asistir al teatro del museo del estanquillo, una azotea con una vista preciosa a las cumbres de la ciudad. Comenzamos con una presentación de un decálogo de apuntes sobre la minificción en la voz del maestro Lauro Zavala. Luego pasamos a la presentación del más reciente libro del español Ginés S. Cutillas -un manual para escribir minificción- a cargo de Rony Vásquez y Laura Elisa Vizcaíno, para luego dar inicio al maratón de lecturas.

(…) Regresamos entonces al hotel en compañía de Manuel Espada y Ginés S. Cutillas.

Las charlas a esa hora fluctuaron entre acordar colectivamente lo mucho que nos recordaban los pasillos del Hotel NH al Overlook-Cutillas alucinaba con encontrarse a Danny Torrance con su triciclo- pasando por recordar la metralla de preguntas complejas que Jesús Toledo había lanzado sobre las humanidades de Cutillas, Espada, Elphick y Vásquez Figueroa en una presentación colectiva aquel día.

Se puede encontrar en Amazon.

Microrrelato o minificción

Surgió la vieja discusión sobre el nombre de nuestro género, que en España se usa microrrelato como categoría narrativa, mientras que en México se habla de minificción principalmente, para luego dar por cerrada cualquier discusión con el nuevo libro de Cutillas “Lo bueno si breve etc.” que viene a resolver todo lo que queríamos saber sobre la narrativa breve, pero temíamos preguntar; ya sólo tendremos que citar el libro por capítulo y versículo, ¡palabra de Ginés!”.

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A partir de este encuentro, Ginés nos pidió a varios autores y autoras, enviarle una pequeña selección de minificciones para la edición 398 de Quimera, que saldría publicada en enero del 2017. Tres años después, Ginés se puso nuevamente en contacto para invitarme a un nuevo proyecto:

“Con el motivo del sexto aniversario de la nueva etapa de la revista Quimera, en la que desde el principio se dio especial visión al género del microrrelato y en el que ya has participado como autor, pretendo recopilar todos los textos en una antología que se publicará a principios de 2019 en la editorial Montesinos (del mismo grupo que Quimera y donde ya apareció una primera parte de otra etapa de la revista titulada Ciempiés). La presente antología pretende ser una fotografía del género actual en castellano a nivel internacional”.

Entre “Los pescadores de perlas”

Fue así como, un texto con reminiscencias del torpe adolescente que fui (“La torpeza es universal”); otro que denuncia el militarismo absurdo de los Estados (“Detener el tiempo”) y un tributo a los vaivenes sísmicos de mi Managua (“La otra ciudad”) se lograron colar en “Los pescadores de perlas” un libro de la antología más reciente de  la minificción hispanoamericana.

Con más de 300 páginas reúne a 80 autores de 9 países; entre ellos Raúl Brasca, Ana María Shua, Andrés Neuman, Lilian Elphick, Alberto Chimal, Luisa Valenzuela y Pía Barros.

La antología ya ha sido presentada en La casa tomada de Sevilla, en la Biblioteca Esteve Paluzie de Barcelona, en el Café Monserrat de Buenos Aires, y la próxima presentación será el  29 de mayo en la Escuela de Escritores de Madrid.

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Ilustración de Alberto Sánchez Arguello. LA PRENSA/Cortesía

Detener el tiempo 

Nuestras órdenes son sencillas: servir a nuestro general en su retiro con todos los honores. Tantos años de servicio intachable hacia nuestra patria demandan que así sea.

Por eso al quedar su memoria congelada en aquel glorioso de noviembre de 1916, cuando se alzó sobre la pira de cadáveres de ambos bandos, cubiertas de sangre sus botas, clamando victoria ante los gritos estentóreos de hombres mutilados; nosotros no dudamos en reconstruir todos los días aquella escena: con los sesenta y seis miltrescientos cincuenta y cuatro cañonazos, las réplicas perfectas de las dos torres enemigas —que luego reconstruimos por las noches—, el humo sofocante de doscientas barricadas ardiendo y por supuesto los mismos ochocientos heridos y mil novecientos muertos. 

La torpeza es universal 

Por la noche se me olvidó cerrar el grifo del baño. Al amanecer me enteré de que se había secado el lago que abastece la ciudad. Lleno de culpa empecé a investigar a dónde iban a pararlas cañerías de las casas, a ver si lograba recuperar el líquido.

Estaba comenzando a guglear el asunto, cuando escuché en la radio que los niveles de la laguna de oxidación habían superado los mecanismos de contención, inundando los barrios cercanos.Me subí a mi carro tratando de solventar la situación y me encontré con miles de pobladores cubiertos de mugre y casas anegadas de barro y basura. Lleno de angustia —y más culpa— por tanta desgracia, le pedí una pala a un trabajador municipal y me puse a cavar lo más rápido que pude. Al rato mi trabajo rindió fruto y toda el agua se fue por el agujero.

Un par de meses después los geólogos del mundo anunciaron en televisión que una enorme masa de agua estaba a punto de colisionar con los flujos de lava del interior de la tierra,generando una explosión que fracturaría el planeta en trillones de fragmentos.

Ahora, ante el inminente desastre, todos rezan y los suicidios masivos se han vuelto muy comunes. Por lo menos nadie sabe que fui yo. 

La otra ciudad 

Detrás de los espejos de esta ciudad, existe su gemela, donde la tierra no cesa de moverse. Ahí las casas están hechas de tela,el vidrio no existe y los bebes se arrullan solos en sus cunas. Sus habitantes usan energía sísmica —limpia y permanente— para alimentar sus artefactos voladores, las calderas de sus casas y las radios que ponen el fondo musical de los temblores de la ciudad.La única sombra que opaca tanta felicidad es la idea de que un día regrese el horror; un episodio de silencio mortal en el que los abuelos y las abuelas se sintieron huérfanos en el mundo,como peces ahogados en un estanque roto.Existe el temor de que la ciudad se vuelva a detener, que paren los vaivenes, que el suelo deje de mecerse. Todos temen a la gran quietud.

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