Más de 150 líderes nicaragüenses en Washington, EE. UU., muchos de ellos en el exilio, anunciaron un plan de acción para liberar a Nicaragua de la dictadura de Daniel Ortega, una estrategia que apuesta por la vía cívica para lograr un cambio democrático.
“El objetivo de la diáspora fue consolidar criterios de unidad para luchar cívicamente contra la dictadura en Nicaragua y para apoyar a la Unidad Nacional Azul y Blanco desde una coalición de los nicas que hemos tenido que huir por la sangrienta represión orteguista”, explicó Luciano García, presidente del organismo Hagamos Democracia.
Ante la persecución orteguista, García tuvo que asilarse en Costa Rica.
Durante el foro, los líderes nicaragüenses demandaron retomar el diálogo, el que fue socavado por el régimen de Daniel Ortega que acusó a los mediadores —los obispos— de hacer un golpe de Estado en su contra.
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“Hemos logrado una sola articulación para que, desde el extranjero, podamos unificarnos con la Unidad Nacional. Esta lucha es de todos”, aseguró García.
Otros de los expositores fueron Félix Maradiaga, director del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp); Violeta Granera, coordinadora del Frente Amplio por la Democracia; Juan Sebastián Chamorro, de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social; el estudiante Lesther Alemán, entre otros .
Maradiaga añadió que durante el foro se destacó el consenso en la lucha contra la tiranía.
“Ese fue quizás uno de los mayores logros. A pesar de la gran diversidad de voces y de perspectivas que tiene la diáspora nicaragüense, se logró obtener pleno consenso alrededor de los principales aspectos de lucha cívica contra la dictadura. Este es, sin duda, el mayor esfuerzo de unidad de nicaragüenses en el exterior en más de treinta años”, resaltó.
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Yasser Morazán, quien también participó en el evento, resaltó la unidad de los nicaragüenses en el exilio. “Esta fue una gran oportunidad porque la diáspora está de acuerdo en apoyar la insurrección popular para sacar del poder a la familia Ortega-Murillo”, señaló Morazán.
Una de las características de la rebelión ciudadana es que ha sido cívica, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros momentos de la historia de Nicaragua.
Desde abril pasado, cuando la población salió a las calles a manifestarse y fue violentamente reprimida, Ortega ha logrado expulsar al menos a 38 mil nicaragüenses.
Una declaratoria
El foro de la diáspora fue realizado entre el 9 y el 11 de noviembre, reunió a líderes y representantes de organizaciones radicados en Estados Unidos, Canadá y Costa Rica.
Según su declaratoria, reconocen la necesidad de la unidad, considerando que el sistema democrático en Nicaragua ha cesado y que la situación actual en el país es crítica e insostenible debido a las graves, sistemáticas y criminales violaciones a los derechos humanos, la Constitución y las leyes por parte de la actual dictadura.
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También rechazan en el documento la aparente normalidad en el país que el régimen intenta vender.
“Rechazamos la imagen de falsa normalidad de Nicaragua impuesta por la actual dictadura y nos unimos al clamor del pueblo nicaragüense pidiendo la salida del dictador Daniel Ortega y de su esposa y codictadora Rosario Murillo, a través de elecciones libres adelantadas” , insistieron.
Presión internacional
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“El principal objetivo de este encuentro de grupos de nicaragüenses en el exterior era definir acciones concretas de apoyo a la lucha cívica que hay a lo interno de Nicaragua para lograr el fin de la dictadura. A la vez, se trabajó en definir las acciones que debe impulsar la diáspora como parte de la presión internacional contra la dictadura, así como aspectos de coordinación de la ayuda humanitaria. Estos objetivos se lograron y se plasmaron en un documento que se circuló entre los diversos grupos organizados de nicaragüenses en el exterior”, afirmó Félix Maradiaga, uno de los participantes en el foro.