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Sobre la última negociación salarial

El FNT y sus agrupaciones acusan al Cosep de querer imponer nuestra voluntad con posiciones arrogantes, prepotentes y chantajistas. Y señalan que los empresarios no queremos mejorar el salario de los trabajadores.

Recientemente culminó la negociación del salario mínimo para los sectores fuera de zona franca para el período 2018-2019 sin alcanzarse un acuerdo tripartito. Esta es la tercera ocasión desde el año 2009 en que no lo logramos.

Contrario a lo sucedido en las dos ocasiones anteriores en que no hubo acuerdo, en donde el FNT y sus agrupaciones no se pronunciaron, esta vez emitieron una serie de pronunciamientos públicos en donde acusaron al Cosep de querer imponer nuestra voluntad con posiciones arrogantes, prepotentes y chantajistas y señalando que los empresarios no queremos mejorar el salario de los trabajadores.

Quiero referirme sobre esos pronunciamientos; la situación que estamos enfrentando las empresas y los trabajadores del país relacionadas con nuestras realidades empezando por ser una economía predominantemente informal, tomadora de precios sobre los productos que exportamos en los mercados internacionales, con una crisis inminente de sostenibilidad en la seguridad social; y nuestra posición de no firmar.

Empiezo por señalar nuevamente los objetivos que hemos perseguido en Cosep en las negociaciones de salario mínimo, son tres, mantener el empleo formal existente protegiendo el poder adquisitivo de los trabajadores; mantener la sostenibilidad de las empresas formales; y estimular la generación de más fuentes de empleos formales a través del fomento y promoción para la creación de nuevas empresas nacionales y extranjeras.

Eso es exactamente lo que hemos buscado desde el año 2009 en donde hemos logrado tener acuerdos salariales para el sector de zona franca por un período de 14 años y en 8 de 11 ocasiones para el sector fuera de zona franca.

Para esta negociación propusimos un acuerdo por dos años con una tasa de 10.40 por ciento. Dicha propuesta no fue aceptada por los sindicatos, aunque el gobierno tampoco aceptó la propuesta sindical procediendo a establecer un punto intermedio sobre nuestra propuesta y la de los sindicatos.

Hemos visto posiciones editoriales de medios y economistas alrededor de que esta posición no cumple con lo que mandata la ley y que en todo caso hay que reformar la ley si queremos ese tipo de acuerdo.
Tanto en el caso de los acuerdos salariales de zona franca como en las negociaciones salariales para los sectores fuera de zona franca, en repetidas ocasiones hemos hecho acuerdos distintos a los que establece la vigente ley de salario mínimo.

De hecho, fue en el 2009, en donde hicimos el primer acuerdo salarial por dos años para el sector de zona franca. Y desde entonces no hemos parado.

No es por gusto que los sindicatos que hoy se opusieron a la propuesta que hicimos para un período de dos años para el sector fuera de zona franca, son los mismos sindicatos que han firmado cuatro acuerdos multianuales e incrementos por debajo de lo que literalmente expresa la ley.

Se trata de proteger el empleo existente y generar nuevo empleo formal. Se trata de ser responsables con la posición de mantener precios competitivos en los mercados que colocamos nuestros productos.

Su legalidad está sustentada en los artículos 7 y 10 de la misma Ley de Salario Mínimo que establecen que la resolución que fije los salarios mínimos tendrá validez legal cuando sea firmado por las tres partes y que dicha resolución es de obligatorio cumplimiento por los empleadores y trabajadores, sin obviar el mandato constitucional de un modelo de diálogo, alianza y consenso establecido en los artículos 98 y 101 de la Constitución.

Donde sí estamos de acuerdo con esas posiciones públicas es que hay que reformar la ley de salario mínimo y no podemos seguir evadiendo el tema. Para establecer los reajustes salariales debemos incorporar otras variables como son el empleo formal, la productividad y la competitividad.

Señalaba recientemente un artículo de Copades que en el período 2006-2017 el poder adquisitivo del salario mínimo legal subía con un ritmo promedio anual de 6.2 por ciento mientras la productividad del trabajo caía a una tasa promedio anual de 0.94 por ciento.

Obviamente ha habido un compromiso del sector empresarial de querer mejorar el salario de los trabajadores contrario a lo expresado por las organizaciones sindicales.
Sin embargo, la productividad de nuestra economía se ha mantenido estancada y no se prevé un incremento en el corto plazo. Y aunque esto depende de muchas variables, el salario mínimo que podría utilizarse para mejorar el incremento de la productividad no lo hace por ser una fórmula que no toma en cuenta esos otros elementos.
La semana próxima continuaré abordando sobre este tema.

El autor es presidente del Cosep.

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