Comenzó a diseñar desde que tenía 15 años y ahora es uno de los diseñadores de moda más distinguidos del país. Nació en una familia pobre de Chichigalpa, estudió Marketing y además de diseñar es bailarín profesional. Según adelanta, la próxima semana estará de gira por Estados Unidos.
¿Cuál es la película que más le ha gustado?
Atlantis: El imperio perdido.
¿Qué es lo peor que le puede suceder en el trabajo?
Cuando me bloqueo creativamente. Lo que tengo que hacer es tomar aire o hacer otra cosa para poder retomar esa parte artística del diseño.
¿Ha comido o bebido algo raro o asqueroso?
En Malasia comí algo que eso sí era superhorrible y allá es una de las frutas más exquisitas. Se llama durián y huele igual que un manjol. Sabía dulce pero olía espantoso.
Si pudiera ir al último concierto de su vida, ¿cuál sería?
A uno de Lana del Rey.
¿Tiene algún apodo?
Mi familia me dice “Pichichin”. Es que cuando yo estaba chiquito mi abuelo decía que yo parecía un pichi y entonces de cariño me decía así.
¿A quién no le gustaría contestarle el celular?
No me gustaría contestar si me llaman muy temprano, porque suelo dormir hasta tarde.
¿En el colegio cuál materia no le gustaba?
Inglés.
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¿Alguna mascota?
Tuve un perro llamado Channel.
¿Es bueno cocinando?
Regular, pero hago unos pollos en caldillo y unos espaguetis exquisitos.
¿Ha estado a punto de morir?
De pequeño tuve un accidente con mi mamá. Íbamos en un vehículo y se soltó una llanta y comenzamos a dar vueltas y vueltas.
¿Algún talento oculto?
Soy bailarín profesional. Estuve durante siete años en ballet, bailé durante dos años en el Tepenahualt y también he bailado en el Teatro Nacional.
¿Es de rutinas?
No, no planeo mucho lo que va a pasar.