Camilo Moreno nació para jugar futbol de alto rendimiento. A los 13 años ya conocía las instalaciones de los equipos italianos Milán, Roma, Udinese, Roma y Fulham inglés. Los técnicos de estas instituciones coincidieron unánimemente en que tiene talento para formar parte de sus centros de formación, sin embargo había dos inconvenientes: su edad y el idioma.
Las barreras que una vez tuvo Camilo las convirtió en oportunidades porque siempre tuvo clara su meta y sus padres, Gabriela Vásquez y Camilo Moreno, han sido su principal apoyo. Hace dos años se marchó con media beca a la Montverde Academy de Orlando, Florida, Estados Unidos, donde entrena y estudia. Su desarrollo y evoluciona futbolística ha continuado y la formación académica también: con 17 años habla tres idiomas; español, inglés y portugués. Las puertas del futbol europeo las dejó abiertas hace cuatro años, su meta es volver a tocarlas y quedarse ahí.
Camilo se está adaptando poco a poco al grupo de la Selección Sub-20 que disputará el Torneo de Uncaf arranca el 8 de julio en Panamá. El cuerpo técnico lo ha llevado así porque tiene dos semanas de haberse incorporado al grupo. Por sus condiciones parece tener un lugar asegurado en la lista de 18 o 20 jugadores que viajarán.
En el último partido de preparación realizado este viernes, más allá de marcar el gol de la victoria 1-0 sobre la Sub-20 de Juventud Escazuceña de Costa Rica tras una jugada colectiva, Camilo mostró un desparpajo llamativo a sus 17 años: con el balón fue agresivo para encarar y buscar la portería, tiene criterios para jugar el balón o pasarlo y se involucra en labores defensivas.
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TALENTO NATURAL
Camilo Moreno tiene un linaje futbolístico puro: su abuelo, Alberto Vásquez, fue portero del Ferretti, su tío José Vásquez tuvo una dilatada carrera en la Primera División. Su primo Wilmer Vásquez estuvo becado en Brasil y después debutó en la máxima categoría. El futbol corre por sus venas, pero el suyo es de otro sepa que lo convierte en un jugador con un futuro prometedor con tan solo 17 años.
“Estamos en la presencia de un jugador que va llegar a Europa”, asegura Florencio Leiva, quien fue entrenador de Camilo cuando tenía 14 años. “Cuando dé el salto será una bomba en el futbol de Nicaragua. Él no llegará para pasar desapercibido. Llegará para quedarse en el futbol de alto rendimiento”, se atreve a vaticinar el extécnico del Ferretti y Diriangén, entre otros.
Los 1.56 metros de altura nunca han sido un impedimento para su desarrollo porque su potencial está en la cabeza y los pies. “Él domina toda la técnica (dominio de balón, control orientado, pase) y tiene un gran pensamiento táctico, una velocidad tremenda, alta para nuestro medio”, expone Leiva.
SU HISTORIA
Gabriel Vásquez y Camilo Moreno han llevado a su hijo de la mano en esta travesía. Ella se ha encargo de viajar con el pequeño a Europa. Cuenta que su afición por el futbol comenzó cuando tenía un año y su abuelo lo llevaba al campo. Ahí empezó todo, el pequeño mostraba detalles que llamaron la atención y se evolucionando.
En el 2008, con nueve años, fue al campamento del Milán en Nicaragua y quedó seleccionado entre 180 niños para ir a Italia. Allá uno de los entrenadores del Milán, le pidió a Gabriela que dejara a Camilo viviendo allá, pero no lo dejó porque tenía 9 años. Después empezó a entrenar con Florencio Leiva para mantener su desarrollo.
“Por medio de un amigo lo llevé en 2011 al equipo Udinese hacer una prueba y también a la Roma. Les gustó al Udinese pero lo tenía que dejar y decidí no hacerlo. Después en 2012 vino una agente de jugadores de Bélgica y lo llevó al Fulham. Por el idioma y el edad no se pudo quedar porque tenía 13 años. Con 15 años le hicieron la prueba en Orlando y lo becaron para entrenar y estudiar por cinco años”, explica Gabriela.
Camilo tiene garantizado tres años en la academia de Orlando para seguir evolucionando futbolística y personalmente. Desde ahí elegirá su futuro: seguir sus estudios en la universidad o dar el salto al futbol de Europa o MLS, que es su sueño y por lo que se inclinará porque para eso él y su familia se han esforzado toda su vida.