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Dieta nica depende de cultivos foráneos

En los últimos años el fenómeno de la globalización ha derribado fronteras en muchos ámbitos de la vida y la agricultura no ha escapado a ello.

En los últimos años el fenómeno de la globalización ha derribado fronteras en muchos ámbitos de la vida y la agricultura no ha escapado a ello.

Actualmente el 87.3 por ciento de la producción agrícola de Nicaragua es de cultivos que se originaron en otras regiones del mundo y el 64.5 por ciento del peso total de los alimentos de origen agrícola que consumen cada nicaragüense es de origen foráneo.

Esta “colonización” agrícola vuelve dependientes a los países de cultivos foráneos, pone en riesgo la conservación de la diversidad de los cultivos y podría provocar la pérdida del potencial de las plantas para beneficiar al mundo. Además, hace aún más difícil la adaptación de los cultivos a las nuevas condiciones climáticas.

Así lo determina el estudio Cultivos foráneos —desde el maíz hasta el mango— dominan el consumo nacional de alimentos y las prácticas agrícolas mundialmente, realizado por el colombiano Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT), el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y varias universidades.

La investigación incluyó 151 cultivos y 177 países, y rastreó cada una de las plantas hasta las 23 regiones primarias de diversidad del mundo. Y determinó, con base en la cantidad de producción reportados por cada país a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés) el porcentaje de la producción y consumo de alimentos de origen agrícola provenientes de cultivos foráneos.

PRODUCCIÓN DOMINADA POR CULTIVOS EXTRANJEROS

“En el caso de Nicaragua se determinó que en promedio el 57.1 por ciento de calorías que se consumen a través de productos de origen agrícola provienen de cultivos que tuvieron su origen en el extranjero. Para las proteínas solo el 36.8 por ciento proviene de cultivos foráneos, esto es más bajo porque gran parte de la proteína de la dieta proviene del maíz y este es originario de México y Centroamérica”, explica vía telefónica Colin Khoury, coautor del estudio.

Para las grasas el consumo promedio de los nicaragüenses a través de cultivos foráneos es de 51.8 por ciento. En cambio, por peso en la dieta, el 64.5 por ciento del peso total de los alimentos que se ingieren en el país es de origen foráneo.

“La producción agrícola en Nicaragua en términos de cantidad es 87.3 por ciento de origen extranjero. Esto porque la producción está dominada por productos como caña de azúcar, café, banano, maní, palma africana y otros no nativos”, detalla Khoury.

Esta dependencia, según la indagación, ha crecido constantemente en los últimos cincuenta años y es entre otros factores el resultado “de las cambiantes preferencias alimenticias, el desarrollo económico, la urbanización, la migración, el colonialismo y el comercio”.

Es así que alimentos de origen mediterráneo y de Asia occidental dominan la dieta en Estados Unidos, “por la preponderancia de cultivos como el trigo en el pan y la pasta; y la cebada y la uva en bebidas como la cerveza y el vino”.

MÉXICO ENTRE LOS MENOS DEPENDIENTES

Europa del Este, Argentina, China, regiones de África, India y el sudeste asiático registran un alto consumo de aceite de girasol, cuyo hogar ancestral es Norteamérica.

En tanto, en Australia, Nueva Zelandia y las islas del Océano Índico, casi el ciento por ciento de la dieta y los sistemas agrícolas están fundamentados en cultivos no nativos como el arroz, el maíz, la caña de azúcar, el trigo, la soya, el frijol y el banano.

Pese a estar entre los países menos dependientes de cultivos foráneos en Camboya, Bangladesh y Nigeria, al menos una quinta parte de la dieta está compuesta por cultivos que se originaron en regiones distantes.

México, que se encuentra en “un término medio, debido a la continuada popularidad que tienen en la dieta cultivos como el maíz y el frijol que son nativos de la región”, también sustenta su dieta en la caña de azúcar que es originaria del sudeste y el sur asiático, y el trigo, originario del sur y este del Mediterráneo.

En cambio la dieta típica de Malaui (sureste de África), como la de muchos otros países, depende de cultivos de Centroamérica y México (maíz, yuca y frijol), del sur y sudeste asiático (caña de azúcar, arroz, banano y plátano), el sur y este del Mediterráneo (trigo).

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DEPENDENCIA PELIGROSA

Finalmente la economía y producción agrícola de Estados Unidos es altamente dependiente de la soya procedente de Asia y del maíz y otros productos básicos originarios de México y Centroamérica.

Para Khoury es “fascinante ver hasta qué punto muchas plantas se transformaron en sinónimo de dietas tradicionales en países que están a miles de kilómetros de distancia del lugar en el que esas plantas aparecieron por primera vez”. Lugares en los que, hace miles de años, los primeros agricultores, domesticaron “un rango distintivo de plantas comestibles, que se transformaron en los cultivos alimentarios que hoy conocemos y amamos”.

No obstante, esta migración de los cultivos refleja la gran dependencia de las economías de productos no nativos. Esto se vuelve un riesgo, debido principalmente a que para enfrentar las consecuencias del cambio climático y garantizar la adaptación de los cultivos, el agro está obligado a desarrollar cultivos más resistentes a plagas y enfermedades y a temperaturas más altas.

Para estos, según los investigadores, “se requiere una amplia gama de plantas tradicionales de las regiones primarias como fuente de rasgos útiles para el mejoramiento de los cultivos. Pero, a menudo, estos hábitats están bajo amenaza o no se consiguen fácilmente colecciones de plantas conservadas”.

Además del grave daño que implica la pérdida de la diversidad genética para un país, que su producción agrícola y la dieta dependan de terceros se vuelve un riesgo, “porque las leyes están cambiando” y cada vez es más común que los productores solo puedan sembrar variedades registradas que no pueden compartir con sus vecinos y solo pueden obtenerse de las originales, por lo que los países están obligados a recolectar y custodiar estas especies en su hábitat natural para garantizar la resiliencia del sistema alimentario”, advierte Khoury.

Refleja globalización

El estudio Cultivos foráneos —desde el maíz hasta el mango— domina el consumo nacional de alimentos y las prácticas agrícolas mundialmente; brinda “un punto de vista novedoso sobre la diáspora mundial de los cultivos y una comprensión más profunda de cómo la globalización continúa afectando lo que comemos”, dice Luigi Guarino, del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y coautor de la investigación y añade que “los hallazgos también son relevantes para los esfuerzos por hacer que el suministro alimentario global sea más resiliente ante desafíos como el cambio climático”.

La producción agrícola en Nicaragua en términos de cantidad es 87.3 por ciento de origen extranjero. Esto porque la producción está dominada por productos como caña de azúcar, café, banano, maní, palma africana y otros no nativos”.
Colin Khoury, coautor del estudio.

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