Cualquier guión de película de terror le queda corto a la violencia y crueldad con las que el nicaragüense Michael Adrián Salmerón Silva, de 23 años, le quitó la vida a cinco miembros de una familia, entre estos dos niñas de 12 y 6 años y un niño de 8 años de edad, según acusación del Ministerio Público. Así como causar lesiones graves a una niña de 4 años que sobrevivió al brutal ataque del acusado, el pasado 14 de febrero del 2016 en Matapalo, Costa Rica.
Según la fiscal Sardes Pérez, el procesado entró a la vida de la familia víctima, compuesta por el norteamericano Dirk Bouchamp y la tica Yeimy Durán Guerra, de 39 años, en el 2014, durante una separación de la pareja por problemas económicos y sentimentales.
El acusado inició la relación sentimental con Durán y aunque la víctima salió embarazada de él, regresó con su esposo e hijos a Matapalos y convenció a su marido para que le alquilara una pieza al acusado.
El trío tomaba licor y luego empezaban las peleas por celos del procesado.
El 13 de febrero, el acusado encontró al matrimonio sosteniendo relaciones sexuales y se enfureció y golpeó a ambos, pero fue hasta el 14 de febrero, después de pasar horas tomando licor en el bar Charli, que llegó nuevamente a la vivienda de las víctimas.
A la primera que mató fue a Durán, asestándole dos puñaladas en el pecho, la segunda víctima fue la niña de 6 años, quien se tiró sobre el cadáver de su mamá y ahí mismo el acusado le dio cinco puñaladas en la espalda. El tercero en morir fue el estadounidense, a quien le propinó 19 cuchilladas. Al niño de 8 años lo persiguió por toda la casa, le propinó cuatro cuchilladas en la espalda y lo acorraló en el baño, donde le dio siete cuchilladas más, según la acusación.
VIOLACIÓN Y ABANDONO
La quinta víctima fue la niña de 12 años, a quien Adrián Salmerón antes de matarla la violó, luego la bañó y volvió a ponerle la ropa interior. Toda esta saña con que el procesado mataba a sus víctimas fue vista por la niña de 4 años, quien en medio de su inocencia corrió a esconderse detrás de la puerta de su cuarto, colocando sus manos, como protección, en su carita.
El acusado se acordó de la presencia de la niña y la fue a sacar mediante tirones de pelo, la arrastró y la golpeó contra la pared, luego le dio una cuchillada en la cabeza y le lesionó las axilas y la dejó tirada, pensando que ya estaba muerta. Se fue de la casa cerrando las puertas y dejando abandonada a su hija de 6 meses de nacida y huyó hacia Nicaragua, donde fue capturado. Los cadáveres fueron encontrados dos días después de los hechos.