Ha llegado de un entrenamiento intenso. Ana Cate Aguilar se baja del autobús y camina hacia el hotel. Su rostro refleja cansancio, pero nunca pierde su sonrisa y amabilidad. Cuando habla parece mecanizada como aquellos traductores en línea. “Quiero practicar mi español”, dice la joven de 24 años.
Ella tiene más rasgos de extranjera que de nacional, pero en su memoria atesora los juegos en la playa a la par de su abuelo y sus primos, sus placenteras estancias cuando visita a la familia de su mamá en León, las anécdotas de infante y las aventuras de ser una inmigrante en busca de reconocimiento en el futbol femenino a nivel internacional.
En el campo Cate rima con un factor cabal e inflexible, está proclamada a ser la protagonista del espectáculo con la Selección Nacional Femenina y darle el brillo junto con sus compañeras, que tanto necesita la pantalla del futbol femenino nicaragüense.
En la mente de Cate está la palabra triunfo, aprende islandés aunque arruga la cara con un gesto de ser un idioma difícil, aunque por lo menos sabe escribir el nombre de su exequipo Fimleikafélag Hafnarfjörður (FH). Sin embargo, actualmente juega en el Stjarnan Gardabaer, un equipo de primer nivel en Islandia, a tal punto de estar en la Liga de Campeones femeninas y quedar en el puesto número 2 en la Liga de ese país.
Pero Ana decidió sacrificar dinero por una oportunidad y el futbol le apasiona tanto que dejó a un lado su proyección profesional académica al terminar su máster en Durham University, Inglaterra, por hacer lo que ella siente, ama y sueña: el futbol a sol y sombra.
“Ella es una líder sin pedirlo. Las demás jugadoras la respetan mucho. Cate tiene un nivel superior”, dice su entrenadora Elna Dixon.
“En Islandia el futbol femenino no se compara con el masculino”, indica Ana, quien sobrevive en un país donde la prioridad es el futbol masculino y el balonmano.
Cuando por primera vez hace cuatro años estuvo con la Selección Nacional, ella estaba asustada. No tenían las condiciones mínima, ahí demostró su amor por representar a Nicaragua. “Ahora tenemos más condiciones y eso aportará a mejores resultados”, agrega.
Cate está cansada, irá a su cuarto a dormir la siesta. Sube el ascensor y se envuelve en un mar de sueños.
“Yo considero que Nicaragua como país ha mejorado mucho futbolísticamente. Tenemos un grupo muy unido y todas somos muy inteligentes y sé que podremos clasificar a la siguiente etapa”. Ana Cate Aguilar, FUTBOLISTA.