Se quebró el destino. El futbol amaneció al revés. Jalapa derrotó al Real Estelí 1-0 y Diriangén venció al Walter Ferretti 2-0.
Los Caciques tuvieron que hurgar muy profundo en el cofre para vencer. Sufrieron muchas embestidas, estuvieron al límite, arrinconados en su parte de la cancha sin espacios para donde moverse, callaron en medio de los pasos y hegemonía que sembraban los capitalinos en el primer tiempo, pero sobre todo, despertaron a la caza en la segunda parte, se vieron al espejo y lo rompieron en mil pedazos, había nacido la bestia de equipo dirigida por Roberto Chanampe.
Una transformación milagrosa “El Santo Cacique” los oyó, y al minuto 58 un proyectil salió de una zurda prodigiosa: su amo, Juan Carlos Narváez y 15 minutos posteriores (73), tras un centro del mediocampista Juan Carlos Urbina, apareció en el área rodeada de defensores, el colombiano José Luis Rodríguez para meter la cabeza y gritar el gol en medio del bullicio de unas 3,000 personas en Diriamba.
Cómo duele para el Ferretti una derrota donde parecían tener la victoria desde el minuto 4, cuando Bernardo Laureiro falló frente a la portería de Carlos Mendieta, luego de los disparos constantes en busca del gol, hacía que los capitalinos llegaran a la desesperación, y se alteró al minuto 45, en el momento que el brasileño Maycon Santana disparó lo que sería el primer gol, el portero estaba vencido, el poste dijo que no: el éxtasis del futbol no llegó para el Walter Ferretti.
En Jalapa, un Luis Manuel Galeano inspirado detuvo el tiempo en el norte, conocido como Romario por su capacidad de hacer goles oportunos y mágicos, apareció el aura de su vida y en un tiro libre perfecto dejó petrificado a Justo Lorente, arquero esteliano.
El final del día produjo dos sorpresas: una casi consagrada y otra todavía pendiente.
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