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Retrato de El Crucero

Iba, caminaba y miraba. La atraía el lugar. Había cierto misterio en él. Un día se fijó, por ejemplo, en la carretera solitaria de bordes carcomidos que la neblina cubría lentamente, como si quisiera borrarle algo, pero en cuyo fondo emergía un haz de luz recortada por la silueta de una persona a caballo. Otro día fue y reparó en el monte verde oscuro que se fundía con la bóveda celeste, en medio de aquella soledad de colores que parecía infinita apareció la figura de un hombre, un muchacho quizás, flanqueado por dos perros.

Amalia Morales

Iba, caminaba y miraba. La atraía el lugar. Había cierto misterio en él. Un día se fijó, por ejemplo, en la carretera solitaria de bordes carcomidos que la neblina cubría lentamente, como si quisiera borrarle algo, pero en cuyo fondo emergía un haz de luz recortada por la silueta de una persona a caballo. Otro día fue y reparó en el monte verde oscuro que se fundía con la bóveda celeste, en medio de aquella soledad de colores que parecía infinita apareció la figura de un hombre, un muchacho quizás, flanqueado por dos perros.

La fotógrafa Mayerling García que iba, caminaba y miraba cualquier día y a cualquier hora a El Crucero, aprovechó y congeló esos momentos y muchos otros: las bolas rojas que remataban una tumba, las siluetas de los muchachos apostados en los muros del cementerio, el niño que mira con extrañeza al perro que está chineado.

[doap_box title=”Documento fotográfico” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

“Hago fotografía comercial pero no quiero que se me reconozca por eso”, afirma Mayerling García, quien define su trabajo como alguien que está explorando en la fotografía. Algunos de sus trabajos son conceptuales, otros son más documentales, no se acaba de inscribir en una corriente fotográfica. Cree que en el país hay un grupo de chavalos que están como ella, explorando. Sobre el ramillete de fotografías de El Crucero, considera que tienen más un hilo documental porque muestra a la gente tal y como están en el lugar, no los puso a posar. “No profundizo en sus ideales o en su forma de vida, sino en lo que veo a simple vista”, dice esta fotógrafa de 33 años.

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“Empecé a meterme a las casas de las personas, a hacer amistades, al llegar los días de neblina porque los días de neblina me parecen entre mágicos pero además tenebrosos, incluso he dormido allí en El Capri (hotel y restaurante) solo para ver cómo es la noche. Es fascinante. Es como un pueblo perdido, pero luego tiene unos estados de ánimo que se disparan de repente, porque de repente está la neblina espesa y empieza a salir el sol y aquel cielo azul se abre a un cielo precioso. Es el lugar más fascinante que tiene Managua y la gente también”, dice García, quien comenzó sacando fotos de su familia en Estelí, el pueblo donde creció.

EL MÁS ALTO

El Crucero, ubicado en el kilómetro 22 de la Carretera Sur, a 945 metros sobre el nivel del mar y con unas temperaturas que oscilan entre los 20 y 28 grados, lo convierten en el municipio más fresco del departamento. Con más de 20,000 habitantes, es un poblado de paso hacia los pueblos de Carazo, en el que se celebra a la Virgen de las Victorias en octubre y a San José en marzo.

En este poblado de casas dispersas, que a veces aparecen y desaparecen bajo la niebla, donde vive un expresidente y falta el agua seis días de la semana, sobresale también un bosque de antenas de las principales empresas de telecomunicaciones del país.

Parece muy tranquilo. De vez en cuando pasa algo: se inaugura una escuela, la Alcaldía anuncia algo como que potenciará el turismo y aprovechará la frescura; también se dice que tiene un gran potencial eólico. Pero hasta allí. Nadie invierte.

FOTOGRAFÍA DOCUMENTAL

Cuando empezó a visitar con frecuencia El Crucero, García acababa de dejar el Diario LA PRENSA, donde trabajó como fotoperiodista hasta 2008.

Dice que le gustó la experiencia, que aprendió mucho de los maestros que estaban en ese equipo, pero que descubrió que no era lo suyo. Quería algo más. Había que emprender por otros caminos de la fotografía. Así, andando, subió a este municipio y comenzó esta historia.

“No llego a preguntar por cosas de índole social. Creo que la gente no quiere verse como el pobre, ya Nicaragua ha sido prostituida: pobreza, niños con mocos y siento que Nicaragua es más que eso. Hay que encontrar y ver a las personas más allá de eso. La gente no quiere que la saquen en su peor momento y la dignidad existe en la pobreza”, dice García, quien ha encontrado esa dignidad en cotidianidad de la gente en El Crucero.

También en la hospitalidad de las “buenas, pase adelante” de esas familias desconocidas que dejaron entrar a sus casas sin reservas y se dejaron retratar.

Paralelo a sus viajes fotográficos por El Crucero, cuyo trabajo ha sido mostrado dentro y fuera del país (Managua, Granada, España, entre otros), ha desarrollado un trabajo documental del viejo cine Karawala. García ha seguido la historia de la sala a través del hombre que proyecta las películas, un señor, que según dice, lleva muchos años en el oficio. Ese también es un trabajo nostálgico.

A García, quien entró a la universidad sin saber que quería ser fotógrafa, le gustan estos temas: el recuerdo, la nostalgia, por eso clavó su mirada en El Crucero.

Reportajes El Crucero Fotografía archivo

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COMENTARIOS

  1. FELIX VELASQUEZ
    Hace 10 años

    vivo en Costa Rica y mi familia vive en el crucero, clima buenisimo, claro que falta inversion, Bendiciones

  2. Mario
    Hace 10 años

    Lindas tomas, por eso también me gusta El Crucero…

  3. onofre gutierrez
    Hace 10 años

    Crecí en Palmira hacienda cafetalera de mis abuelos. Conocí a mucha gente,pues eran cortadores de café que atendían sin medida a los patrones que viven en Managua. El Crucero tiene por lo menos 150 años. Entonces estaba cruzado de camunis, origen del nombre. Muchos eran caleros que venían de San Rafael. Hoy tiene imoderna iglesia y un santuario. ¿Qué falta? Ser descubierto. Alli debería ser la capital. Dos peregrinaciones al santuario ayudarían mucho.

  4. jose alfredo jimenez garcia
    Hace 10 años

    Este pueblo esta en el olvido tengo 35 años de vivir en Costa Rica soy Nicaraguense y siempre veo imagenes de este lindo lugar y no veo que el gogierno se preocupe x estos habitantes que tambien son seres humanos x favor hagan algo por Amor a Dios y sus semejantes.

  5. J. Hernández
    Hace 10 años

    Me encanta Mayerling sus fotografias son lago esplendido!!
    Ya decia que yo que a ella le gustaba El Crucero!

  6. Florecita
    Hace 10 años

    En otra ora fue el Crucero y Casa COLORADA,EL SITIO DONDE LA GENTE POPOF DE MANAGUA PASABA LOS FINES DE SEMANA,SEMANA SANTA Y HASTA ERA FAMOSO PARA LOS RECIÉN CASADOS,A IGUAL QUE STA MARÍA DE OSTUMA,DESPUÉS DEL TERREMOTO DE 1972!La gente que tenía sus costosas propiedades fueron abandonadas,una de las mejores eran la casael ex-presidente Luis A Somoza Debayle.

  7. Crucero 2014 (AC)
    Hace 10 años

    En la espezura de un bosque blanco
    montado en su potro un jinete calla
    posando en el Crucero una foto halla
    el punto exacto que maravilla franco.

  8. Pueblo fantasma
    Hace 10 años

    Pase por ahi, viniendo de CR y me llamó la atención ver un pueblo con casas con piedras sosteniendo el zinc, se mira un pueblo muy pobre y da la impresion como de un lugar fantasmal.Ahi hace falta inversión social.

  9. 100%Nica
    Hace 10 años

    Que fotos mas espectaculares, parecieran pinturas, totalmente profesionales, para los que saben.

    Es bien difícil captar esos momentos, sobre todo la foto donde esta el caballo con su jinete en medio de la calle.

    Yo he pasado por allí, cuando hay niebla es un lugar especial en las afueras de Managua.

  10. Danilo de la Rocha
    Hace 10 años

    Muy buen documental deberían de crear más espacio aquí en este tipo de publicación o en el mismo diario así para irnos culturizando más y no decir demás felicidades

  11. Recuerdos de mi niñez en Nicaragua
    Hace 10 años

    Para mí la neblina siempre ha representado algo poético, misterioso, y hasta romántico. Aquí donde vivo en EE.UU. la bruma es bastante común durante ciertas épocas del año, y en las montañas de los alrededores de la ciudad. Pero, habiendo crecido en Managua, estas condiciones atmosféricas eran raras cuando era niño. Cada vez que tenemos niebla me recuerda cuando en esos años pasábamos por El Crucero cuando viajábamos desde la capital a Carazo: mi memoria está llena de imágenes me

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