Rodolfo Javier Neyra confiesa que está dedicado a escribir su primer largometraje, Quisiera ser un pescadito, basado en un cuento de Mirna Raquel Yescas.
Marta Clarissa Hernández, cineasta.
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Rossana Lacayo, cineasta.
[/doap_box][doap_box title=”En el Grupo Drugos” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
“El teatro me llegó tarde, hubiese deseado que llegara de niño”, expresa Rodolfo Javier Neyra, al recordar sus inicios en la actuación, a los 16 años.
Ha sido parte del grupo El Céfiro, dirigido por Sorayda González, quien al ver la vocación de Neyra, le instó a matricularse en la Escuela Nacional de Teatro Pilar Aguirre.
“Mi gran personaje, y por lo cual se me reconoce, es por el Ángel serpiente en la obra Hágase la mujer”, manifiesta orgulloso Neyra, quien junto a Reynaldo Bismarck Martínez, Mayo Cuadra, Delmark Martínez y la bailarina Cristina Sandino forman el grupo Drugos.
Abandona su carrera de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de Managua. “Estando en la escuela me dije: esto es lo mío, y me sentí mal haberlo descubierto tan tarde, pero le seguí, le seguí y finalicé mis estudios de teatro, no continué la Economía”.
Rodolfo nace en Managua, el 20 de julio de 1988, vive en el barrio Acahualinca, y realizó sus estudios de secundaria en el Colegio Ramírez Goyena.
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La historia es de una hora y 20 minutos, y cuenta con versiones preliminares. Será diferente a su anterior trabajo audiovisual, vinculado emotivamente a su historia personal.
El éxito por su dedicación como realizador audivisual le llegó cuando su corto experimental, Estaba sufriendo, ganó el Mejor Cortometraje Experimental del XVI Ícaro 2013, (Festival Internacional de Cine en Centroamérica).
FICCIÓN Y REALIDAD
El filme ganador cuenta la historia de Timmy, un niño pequeño que va de paseo con su perro al bosque, cae en un barranco y se lesiona, el perro al verlo sufrir lo mata.
Este guión, basado en un microcuento de Lula Mayorga, le impactó y relacionó a su propia realidad, pero a la inversa explica: “En ese momento mi perra Gabana, una pitbull, agonizaba por parásitos en la sangre, transportados por garrapatas”.
En aquellos días, Neyra estaba en Bluefields en un laboratorio de creación audiovisual, se regresa de urgencia a Managua y lleva a su mascota al veterinario. Este le sugiere “dormirla”, pero Neyra se niega que la maten por cobardía.
“Entonces sufrí igual que ella el proceso de agonía hasta que murió”, dice con tristeza. “Entonces me dije: esta historia tengo que contarla en un cortometraje”. Y así fue.
“La historia se retrata en 13 fotos por segundo y su duración es de minuto y medio”, detalla el proceso de edición.
TALENTO NO ES ANÓNIMO
Neyra es integrante de una nueva camada de jóvenes del cine experimental nicaragüense, se hacen llamar Kino Managua, y se reúnen en la Alianza Francesa, en esta misma ciudad, donde realizan sus laboratorios y talleres con el fin de crear productos para cine y televisión.
Precisamente en estos laboratorios de Kino Managua surgió su cortometraje ganador. Ahora siente que no es más un desconocido y que su nombre ha comenzado a sonar en la región, gracias al jurado internacional que valoró su trabajo de equipo e historia con drama actual, desde la animación, minimalismo de recursos, impacto de historia y tiempo.
A ESTUDIAR CINE EN CUBA
2013 para Neyra fue un año de talleres y laboratorios. A final de ese mismo año fue a Guatemala y participó en un proyecto de guiones para elaborar largometrajes, ofrecido por cineastas de España y Latinoamérica, entre ellos Yolanda Barraza.
Recientemente aplicó a un diplomado de guiones en la Escuela Internacional de Cine y TV (EICTV) en San Antonio de los Baños en Cuba, y lo aceptaron.
“Ando tocando puertas para costear los gastos de 1,400 euros”, dice con preocupación por la falta de recursos. Las clases inician en junio de 2014.
ACAHUALINCA AL CINE
Su otro reto es llevar al cine experimental la historia de Acahualinca. Dice que escribirá un guión que recogerá los “dos éxodos” de sus pobladores.
El “primer éxodo” se refiere a las huellas dejadas por indígenas cuando huían de la erupción del volcán Santiago, y el “segundo éxodo”, sucedido en los años ochenta, de pobladores del “repliegue a Xiloá” por la guerra insurreccional de 1979.
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