Irene López
Tradición y folclor
El rebozo. Durante el siglo XVIII se difundió en América el uso de la mantilla, originalmente una prenda popular española. Esta prenda de encaje, usada sobre grandes peinetas por las damas para asistir a las ceremonias religiosas, fue cambiada por lujosos mantones o rebozos bordados con flores de variados y vistosos colores, de seda y algodón, y su uso se extendió a mujeres de toda condición social.
El rebozo (convertido en necesidad) servía para taparse la cabeza en la Iglesia, para abrigarse o para protegerse del sol, para cubrir y cargar a los niños, como rollete o yagual para cargar algo en la cabeza, para adornar la cintura y para bailar.
Todos estos usos se fueron perdiendo y actualmente el rebozo es utilizado solo para la danza. Quizás nos encontremos con alguna que otra campesina de edad avanzada, que aún lo usa.
Pío Bolaños en su libro, Obras de Pio Bolaños , dice sobre el rebozo o tapado de las mujeres de Granada. “Llevando la mantilla española o mantones bordados de vistosos colores, las mujeres del pueblo llevaban rebozos tejidos en telares de la ciudad. Los rebozos se fabricaban de seda y algodón siendo estos más baratos”.
El uso del rebozo se popularizó para adornar las danzas de marimba. Aunque ahora los grupos de danza folclórica los usan de diversos colores, el negro quedó para completar el atavío de la Indita de Monimbó, y el rojo para realzar la elegancia del traje blanco.
El uso de la toalla. Elemento de uso cotidiano, pasó a formar parte importante en la representación danzaria del varón en determinados momentos e indumentaria.
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