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Cuba contra el reguetón

Cuba está sumergida en un intenso debate, donde el principal protagonista es el ritmo que en la actualidad tiene más popularidad en la isla: el reguetón.

Por Anett Ríos/ EFE

Cuba está sumergida en un intenso debate, donde el principal protagonista es el ritmo que en la actualidad tiene más popularidad en la isla: el reguetón.

Funcionarios del Ministerio de Cultura, miembros de la Unión de Escritores y Artistas, periodistas, activistas y diputados han criticado en los últimos tiempos la promoción de obras “pseudoartísticas” y la proliferación de “expresiones vulgares, banales y mediocres” en la música cubana.

El viceministro de Cultura, Fernando Rojas, considera que el país vive un “empobrecimiento” del gusto en “algunas zonas” de su población, un fenómeno que, según dijo, llega a tener “tintes dramáticos” en ciertos casos.

El reguetón es considerado el género donde la vulgaridad alcanza las expresiones más “notorias”, no solo en las letras de los temas sino también en los videoclips realizados para promocionarlos.

El Instituto Cubano de la Música (ICM) ha advertido de que se trata de obras ajenas a la política cultural y a la ética de la sociedad en Cuba, donde el problema se está adjudicando, principalmente, a malas prácticas de promoción y difusión cultural.

Por su parte, el Instituto Nacional de la Radio y la Televisión (ICRT) ha salido al paso ante las críticas y ha aseverado, en un informe presentado a la Asamblea Nacional, que no volverá a transmitir ningún tema banal u ofensivo.

MÚSICA CON ÉTICA

Los contenidos sexuales explícitos, las expresiones groseras o las referencias claras al uso de drogas y a la violencia sexual o física contra las mujeres, son algunos de los temas que Cuba lucha por borrar de su repertorio musical.

En muchos casos se trata de obras que no se transmiten por los medios de difusión de la isla, todos estatales, aunque sí pasan de mano en mano en grabaciones piratas y se pueden escuchar en taxis, autobuses, cafeterías o entidades públicas.

El hecho de que exista un público ávido de consumir esos temas ha disparado las alertas del Ministerio de Cultura, que habla de un deterioro “obvio” del gusto entre consumidores de audiovisuales y música, en particular de reguetón.

“Existe lamentablemente un sector del público que estimula esas expresiones, que van más allá de la música y tienen que ver con actitudes marginales visibles en ciertas zonas de nuestra realidad y, peor aún, con intermediarios, falsos promotores y funcionarios administrativos que no solo conviven, sino que se lucran con tales manifestaciones”, según el presidente del ICM, Orlando Vistel.

En una entrevista al diario oficial Granma, portavoz del gobernante Partido Comunista, Vistel consideró que las “expresiones vulgares, banales y mediocres se registran en otras prácticas musicales” y no son exclusivas del reguetón, aunque en ese género el problema “es mucho más notorio”.

Pero el Instituto Cubano de la Música cree que “ni la vulgaridad, ni la mediocridad podrán mellar la riqueza de la música cubana” y ha llamado a las instituciones estatales a combatir esas expresiones, con el respaldo de los objetivos de trabajo del Partido Comunista (PCC, único).

En la primera Conferencia del PCC, celebrada en enero de este año, se aprobó un plan de trabajo que incluye fomentar “valores éticos y estéticos” y erradicar “manifestaciones de chabacanería y mal gusto que atenten contra la dignidad de las personas y la sensibilidad de la población”.

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REGULAR SIN PROHIBIR

El viceministro de Cultura, Fernando Rojas, se ha sumado a este debate público con la premisa de que el problema es complejo y hay que regular los contenidos, pero al mismo tiempo defender la libertad de creación en el país.

Rojas indicó que el ministerio trabaja desde hace meses en crear una norma jurídica para preservar “la promoción del buen gusto”, a cargo de un equipo de especialistas y musicólogos, que deberá ser acatada por las instituciones estatales.

“Es una norma, no puede ser un decálogo de prohibiciones, ese es el reto”, dice Rojas, quien subraya que “el derecho a la libertad de creación está consagrado por la política cultural de la revolución” cubana y “hay que seguirlo defendiendo”.

El viceministro cree “contradictoria” la tendencia al empobrecimiento del gusto cultural, en tanto Cuba mantiene una política de organizar eventos de “vanguardia” en esferas como la danza, las artes visuales, el cine y la música.

En su opinión, el asunto tendría que ser resuelto en el ámbito de la promoción, apelando a la responsabilidad institucional y desarrollando “herramientas” de crítica y educación.

NUNCA MÁS

En términos de difusión, el Instituto Nacional de la Radio y la Televisión se lleva la mayor responsabilidad, y su presidente, Danilo Sirio López, ha asegurado que ese tipo de contenido no volverá a emitirse en la programación nacional.

Sirio López rindió cuentas durante la última sesión del año de la Asamblea Nacional de Cuba (Parlamento unicameral), y presentó un informe que en buena medida atizó el mismo debate.

“En los canales nacionales (de radio y televisión) ya se decidió: no se pone más un número grosero, no se pone más un número banal, no se pone un número de letra ofensiva y tampoco videoclips que atenten o denigren la imagen de la mujer, sea cubano o no”, afirmó Sirio López entre aplausos de los diputados.

Fuera del sector artístico, otras voces, como la de la directora de la revista Mujeres , Isabel Moya, se han pronunciado por potenciar los discursos feministas y eliminar los productos que muestren a la mujer cubana como objeto sexual.

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LA CANCIÓN DE LA DISCORDIA

El Instituto Nacional de la Radio y la Televisión carga la responsabilidad de haber transmitido hace un año el videoclip de un popular reguetón cubano que terminó siendo nominado a los premios anuales de ese tipo de audiovisual, y avivó la polémica tras recibir fuertes críticas por su contenido vejatorio para las mujeres.

La canción de la discordia se titulaba El chupi chupi , del reguetonero Osmani García, y fue difundida repetidamente en radio y televisión hasta que arreciaron críticas de destacados funcionarios y la polémica llegó a los medios de comunicación.

El estribillo del tema decía: “Dame un chupi chupi, que yo lo disfruti/ abre la bocuti, tragátelo tuti”, entre otras expresiones de contenido sexual.

La Prensa Domingo Cuba reguetón archivo

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