Ramón H. Potosme
En el 2011, pese al fraude de las elecciones nacionales, los votantes dieron al Partido Liberal Independiente (PLI) el rol de la oposición formal en el país. Hoy lamentándose por la competencia desigual va a unas elecciones en un mismo escenario por el temor a perder los espacios de base liberal en el interior del país y por no perder su personería jurídica.
La diferencia entre los líderes del PLI de hoy y los que enfrentaron la dictadura somocista no solo es abismal por los 68 años que pasaron desde su fundación, pues la calidad ética y la capacidad de enfrentar los temores es casi como la otra cara de la moneda. Así lo considera el jurista liberal Sergio García Quintero y el mismo presidente del PLI, el diputado Indalecio Rodríguez.
El PLI estuvo más de 40 años sin personalidad jurídica por su posición contra el autoritarismo y por su bandera ética. Esto es un motivo de orgullo que Rodríguez ha resaltado en reiteradas ocasiones. Pero ahora el partido, segunda fuerza en el país, tras la fusión con el Movimiento Vamos con Eduardo hace un planteamiento muy distinto.
Con claridad indica que con el control que ejerce el orteguismo en el Consejo Supremo Electoral (CSE) no hay condiciones para participar en elecciones, pero su consejo político decidió ser parte de los comicios. El líder actual de ese partido, Eduardo Montealegre, señaló el pasado lunes que no podían dejar de participar porque perderían plazas donde el FSLN nunca ha ganado. Esto, según él, sería ceder espacios.
Huérfanos de ideales
Para García Quintero, el PLI actual pregona su decisión de velar por los intereses del pueblo, pero están totalmente huérfanos de ideales políticos honestos. Él considera que los líderes de ese partido solo buscan actuar dentro del escenario político y gozar de las pocas ventajas que le otorgue el FSLN.
“En 1947 el PLI llega a constituirse como la fuerza moral de nuestro país. Su existencia, hacía que cada ciudadano nicaragüense por muy desventurado que viera su entorno, pensara que no se había perdido todo y que aún habían esperanzas de redención”, señaló García Quintero.
“Llegan advenedizos”
Rodríguez señala que la ética y la honestidad no tiene nada que ver con quienes han llegado recientemente al partido. Él los llama “advenedizos” de cuya altura moral no tiene certeza. Aquellos eran tiempos mejores, según Rodríguez, quien asegura defender el respeto de la ley interna del partido ante la fuerza de otros líderes que ahora pretenden imponer posiciones.
Gana elecciones de 1947 con Enoc Aguado como candidato y en alianza con el Partido Conservador. En esa época estaba proscrito, puesto que por ley se estableció el bipartidismo, estando legales únicamente el Partido Liberal Nacionalista de los Somoza y los conservadores.
21 de septiembre de 1956, Rigoberto López Pérez, militante del PLI, mata a Anastasio Somoza García, cuando pretendía reelegirse.
En 1966 forma parte de la Unión Nacional Opositora, al igual que en 1990.
Desde el 2009 está desarticulado en tres facciones.
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El PLI fue fundado en 1944 por ocho personas: Arturo Velásquez Alemán, Enrique Espinoza Sotomayor, Salvador Buitrago, Macario Estrada, Luis Ortega Sánchez, Raúl Mayorga, Eduardo Narváez López y Alejandro Zúñiga Castillo. Adicionalmente estaba Enoc Aguado, el candidato que ganó las elecciones de 1947 y Virgilio Godoy Reyes, exvicepresidente de Nicaragua y líder histórico del PLI.
Este último —para García Quintero— era hasta hace pocos años el único representante del liberalismo que jugó en Nicaragua un papel importante desde el siglo XIX.
“Actualmente el PLI, fragmentado, no solo en su militancia sino en la ética política, no representa forma alguna de la esencia que caracterizaba a los liberales independientes que lo fundaron”, señaló García Quintero.
Rodríguez, por su parte, considera que no se puede hacer siquiera una comparación porque las diferencias son demasiado grandes. Lamentó que ello se debe a la falta de filtro para escoger quiénes entran o salen del partido.
Valía palabra de caballero
“Había antes una fortaleza ética y donde valía la palabra de caballero, no es algo que hoy ocurre”, dijo Rodríguez.
Pero Rodríguez y su facción es la que se alió a Montealegre y otras dos facciones quedaron fuera sostenidas por la presencia del líder histórico Virgilio Godoy. La facción que preside Pedro Reyes ha señalado en reiteradas ocasiones que no fue correcto el proceso de inclusión de militantes de MVE. Aunque a ellos también se les critica su unión con la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) en las pasadas elecciones, partido señalado de ser instrumento del orteguismo para obtener el control de las Juntas Receptoras de Votos en los fraudes del 2008 y 2011.
Para García Quintero, el liberalismo ha desaparecido en Nicaragua y todos los que ostentan tal calificativo son falsarios de esa ideología. Para él, igual que el Partido Conservador, los liberales independientes solo se disputan las migajas que el inconstitucional presidente Daniel Ortega desee darles.
Rodríguez propugna porque se respete el orden a lo interno de su partido y sus estatutos y la vuelta a la ética política. Mientras García Quintero ve solo la unidad en la acción en contra del actual régimen totalitario.
“Solo queda encendida la llama en la antorcha que porta la juventud que ha asumido un heroico y patriótico sacrificio, olvidándose de las denominaciones políticas y religiosas”, dijo García, para quien el sector empresarial representado en el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) con su tradición de “encender una vela a Dios y otra al diablo, no merece confianza ni respeto”.
GODOY MIRÓ CON LUPA A MONTEALEGRE
El líder histórico del PLI, Virgilio Godoy, está alejado de la actividad política por su estado delicado de salud. Para el 2009, previo a la fusión del Movimiento Vamos con Eduardo y el Partido Liberal Independiente (PLI) en una entrevista dijo que debían examinar a Eduardo Montealegre y con recelos llamaba a respetar el proceso de inclusión de nuevos miembros de acuerdo con los estatutos de esa fuerza política.
“(Montealegre) es un fenómeno nuevo que hay que examinarlo con detenimiento para ver la línea por donde va. Él ha tenido vaivenes y tiene mucha inexperiencia política. Nosotros estamos dispuestos a ayudarle si es que él desea que le ayude, si no, no”, dijo Godoy desde la casa de campaña del PLI en Ciudad Jardín, una tarde de junio del 2009.
En ese entonces, Godoy señaló que el proceso de inclusión de nuevos simpatizantes debía ser ordenado porque, según él, era más seguro para todos. “Es una militancia que anda suelta (VCE) y no están identificados con la forma de hacer política del PLI”.
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