David Pogue/New York Times
Nokia ha sido golpeada por malas noticias. Las ventas de sus teléfonos se han secado en todo el mundo. Se ha visto forzada a despedir miles de empleados, el valor de sus acciones ha disminuido marcadamente y la popularidad de sus teléfonos ha caído entre los estadounidenses, desde “muy baja’’ a “¿Nokia?”
También Microsoft. Su esfuerzo por competir con el programa del iPhone y Android se llama Windows Phone 7. Es un programa hermoso, rápido y bueno. Pero llegó tarde a la fiesta de aplicaciones telefónicas —tan tarde que el grupo musical ya se estaba yendo —. Actualmente, en una pila de 100 teléfonos puede contar con un dedo los que operen con Windows Phone 7.
Y así fue como estos dos gigantes en problemas decidieron unir fuerzas. Fusionarían su experiencia. Compartirían tecnología. Desesperadamente se lanzarían por última vez sobre el mercado de Estados Unidos, gastando cientos de millones de dólares —la campaña de marketing más grande de la historia de Nokia —.
Hace unos días finalmente llega el teléfono “vivir o morir” de Nokia.
Es el Lumia 900. Es hermoso, rápido y potente, y solo cuesta 100 dólares (con un contrato a dos años con AT&T). Es la mitad de lo que vale el iPhone o un teléfono Android comparable —pero estará comprando una máquina de primera—.
El diseño es impactante e inusual. La parte de atrás y los costados están moldeados con una misma pieza de plástico dura y “agarrable”, en negro, blanco o azul (Nokia espera que cuando lea “plástico” no piense en algo “crudo y barato” —más bien en algo “fuerte” y con “excelente señal de antena—). Los contornos están cómodamente redondeados y carecen por completo de interrupciones de juntas, tapas o tornillos.
DETALLES
La pantalla es brillante, vívida y deslumbra poco, aunque frecuentemente acumula grasa de dedos. La pantalla es más grande que la del iPhone: 4.3 pulgadas en diagonal. El Lumia 900 se siente gigantesco si está acostumbrado a un iPhone, pero este tamaño de pantalla es útil para leer mapas, libros electrónicos y páginas de Internet.
Por otra parte, el Lumia de hecho muestra un área más grande, pero con menos detalles. Su resolución es de 800 por 480. El iPhone de 3.5 pulgadas tiene 960 por 640 píxeles, por lo que la pantalla de Apple es mucho más nítida.
El resto de las especificaciones del Lumia es lo que se esperaría de un teléfono de altura para aplicaciones: cámara de 8 megapíxeles (con flash) en la parte posterior y cámara frontal de 1 megapíxel; GPS, Wi-Fi y Bluetooth; “roaming” en el extranjero; memoria disponible de 14 gigabytes. También tiene algunas de las desventajas del iPhone: batería no extraíble, sin tarjeta de memoria, incapacidad para reproducir videoflash de internet.
Pero el iPhone todavía no usa 4G LTE, y el Lumia sí. Eso significa conexiones a internet enérgicas en ciudades 4G (de las que AT&T tiene muchas), y velocidades increíblemente rápidas en ciudades LTE (de las que AT&T hasta el momento solo tiene 31). Las aplicaciones se descargan rápido, las páginas de internet se cargan con velocidad, los vídeos no hacen pausa para cargarse.
Como siempre, el precio que se paga es la vida de la batería: este teléfono tal vez no dure todo el día si se conecta mucho tiempo en una ciudad 4G. El costado derecho tiene sus cuatro botones físicos: volumen (subir y bajar), dormir/despertar, cámara. El cable de los auriculares es la antena para la radio FM integrada. La calidad de audio de las llamadas es excelente.
El programa (Windows Phone 7.5, la última versión y más pulida) es espectacular. Es invento propio de Microsoft, un lienzo virtual de información que se despliega claramente.
Ver en la versión impresa las páginas: 7 B