Daniel Galilea EFE
Los estímulos positivos o negativos que recibimos de los demás son determinantes en nuestra evolución como personas.
Los trabajos de numerosos psicólogos han demostrado que la falta de caricias puede provocar en el bebé un retraso en su desarrollo psicológico y una degeneración física que le lleve a la muerte a pesar de tener el alimento y la higiene necesarios para sobrevivir.
Cuando una persona no recibe la cantidad mínima de caricias adecuada, entra en un proceso de enfermedad y muere, y esto puede ser válido a cualquier edad, según los psicólogos.
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