Aldo Rodríguez V./ EFE
- Clodovaldo Hernández, analista y columnista, quien echa en falta una mayor actividad opositora, destacó el hecho de que Chávez renunciara a “todo lo que signifique muerte y vejez”.
“Vislumbraron que Chávez ya no iba a estar en la ecuación” y se comenzó a actuar en consecuencia, pero con su vuelta y el que ya no tenga la “apariencia deteriorada”, las aguas volvieron a su lugar, añadió.
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Desde el pasado 30 de junio, cuando Hugo Chávez, presidente de Venezuela, anunció que padecía cáncer, en un mensaje a la nación, las versiones de que está al borde de la muerte o de que todo es un invento “se potencian porque no hay un parte médico oficial que diga dónde está el cáncer y ello despierta mucha incertidumbre y se disparan muchas alarmas”, indicó el economista y analista José Guerra, de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
“La incertidumbre afecta por igual a sus seguidores y opositores, pero lo que pasa es que los que están con él, sus herederos, están callados esperando su momento (…) y deben estar evaluando si el presidente está en capacidad de seguir”, y si no lo está surgirá “un sucesor que debe estar dispuesto a perder”, vaticinó Guerra.
“¿Repercusión económica, política, social de la enfermedad?… Absolutamente ninguna”, dijo el economista. “Lo que cambiaría el panorama es que (por el cáncer) dejara la Presidencia o no fuera candidato” en los comicios que el próximo año definirán el período 2013-2019, agregó.
LAS MISMAS POSICIONES
El profesor de Ciencias Políticas de la UCV, Carlos Romero, coincide en que “lo único completamente nuevo es el mal en sí, que está siendo utilizado políticamente en un afán de Chávez por demostrar que está bien de salud”, de cara a las elecciones.
“Las posiciones generales son las mismas de hace un mes; el presidente sigue siendo el jefe del Estado y ha reiterado que, a pesar de su enfermedad, es el candidato del oficialismo”, sostuvo.
En cuanto a la oposición, Romero dijo que sigue con “la determinación de ir con un candidato único” a las urnas con la meta de poner fin a una gestión centrada en “la expansión de la propiedad pública y del control del Estado sobre la economía”.
“La enfermedad en sí no ha repercutido en el clima de confianza o desconfianza de los agentes económicos, y desde el punto de vista social no ha habido ninguna manifestación en contra o a favor del presidente que pudiera ser considerada extraordinaria”, evaluó.