El temor colectivo más grande en Managua probablemente sean los terremotos. Sin embargo, hay un dato que se debe tener en cuenta: entre 1999 y 2007 ocurrieron 33 deslaves en plena ciudad. No hubo víctimas, pero puede pasar algo peor, una o varias avalanchas con capacidad de borrar una ciudad de 1.3 millones de habitantes.
Se trata del peor escenario, pero de una posibilidad tan real que las instituciones del Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred) no descartan que un deslave en El Crucero sepulte el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino.
Esto se explica en la ubicación de Managua. Es una ciudad asentada entre la montaña de El Crucero, cuya altura es de casi mil metros sobre el nivel del mar, y el lago Xolotlán, con apenas 32 metros sobre el nivel del mar.
La distancia entre ambos puntos es de apenas 22 kilómetros. La pendiente es más inclinada de lo que parece. Por eso los deslaves no son nuevos. Los más famosos son los de 1876, conocidos como “los aluviones”.
PRONÓSTICO DESALENTADOR
Un estudio del Sistema de Información Geológica (SIG-Georriesgos), titulado “Amenaza por inestabilidad de laderas del área de Managua y sus alrededores”, advierte de casi 20 puntos con probabilidades de aludes en la capital.
Uno de los que más resalta es precisamente El Crucero, esa montaña que sobresale en el horizonte cuando uno observa hacia el sur de la capital.
Hasta ahora El Crucero ha presentado avalanchas de diferentes tipos: deslizamiento, desprendimiento de rocas y flujos de lodo.
Ninguno produjo víctimas, pero existe la probabilidad de que la deforestación, la agricultura y las urbanizaciones terminen provocando un deslave de proporciones bíblicas, si se toma en cuenta la cantidad de gente que habita Managua.
Además de amenazar el suroeste de Managua, El Crucero puede provocar desastres en el noreste, ya que tiene cauces naturales que conducen sus corrientes hasta el lago, atravesando el aeropuerto internacional.
Otro punto igualmente inquietante es el cerro Motastepe. Después de quedar despalado, la mole de 13 millones de metros cúbicos amenaza con desmoronarse sobre Las Piedrecitas, Nejapa, la Brigada de Infantería Mecánica del Ejército de Nicaragua, barrios y comunidades cercanas de Ciudad Sandino, gracias a la sobreexplotación de arena y material selecto.
El volcán Masaya es la tercera gran amenaza, ya que tiene el antecedente que dejó las huellas de Acahualinca junto al Xolotlán.
Un deslizamiento desde ese volcán atravesaría casi toda la ciudad, siempre que sus flujos alcanzaran el noreste de Managua, como hace más de seis mil años.
Una amenaza menor, pero quizá más probable, es la que ofrece la cuesta El Plomo, ubicada al noreste, cerca de la Refinería.
Se trata de uno de los sitios que más derrumbes presenta y probablemente los más visibles. Generalmente sus rocas se desprenden sobre la carretera.
A pocos metros se encuentra el cerro Los Martínez, que amenaza las poblaciones de Valle Dorado y el asentamiento Los Martínez.
Las casas de El Dorado están al pie de una ladera inclinada en más de 45 grados. En el asentamiento hay una iglesia eternamente al borde del colapso.
Cuando el siervo Carlos Orozco dice que la iglesia no se ha caído “por misericordia de Dios” no lo hace en tono de queja, sino como un reconocimiento al Creador.
Para los seguidores de la iglesia Fuente de Vida se trata de un verdadero milagro. Y aseguran que aunque las autoridades han intentado reubicar la iglesia, nunca lo han hecho, “y sin ella no existiría este barrio”, insiste Orozco.
Pero no hace falta vivir en esos lugares para ver el riesgo en que se encuentra Managua.
Según el estudio, esa arena que a veces se observa después de un fuerte aguacero en la Avenida Bolívar, San Sebastián, Campo Bruce, el Riguero, llega desde Las Sierras de Managua.
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